Columna de Gabriela Clivio: Ayer éramos jaguares

Costanera Center


Extrañamente, el título de esta columna se refiere al pasado y no al presente, y esto porque de acuerdo con el estudio “Economic Freedom of the World”, elaborado por el Fraser Institute de Canadá, Chile sigue bajando posiciones en materia de libertad económica. En dicho ranking, recientemente publicado y que se realiza utilizando datos de dos años anteriores, es decir, de 2021, Chile volvió a retroceder por tercera medición consecutiva y se ubicó en el lugar 30 del ranking. Esta posición es el peor lugar de Chile en la historia desde el año 1990. Ante esta caída, mencionar que el país sigue ocupando la mejor posición en América Latina es casi un premio de consuelo. Entre las causas para explicar la disminución de la libertad económica el estudio cita a la pandemia que generó no solo una mayor intervención del Estado en lo que tiene que con las restricciones de movimientos a las personas, sino además una importante intervención del mismo en la economía y mercados. Más allá de esta intervención que respondió a una pandemia, el gran riesgo que corre el país consiste en que parte de este intervencionismo (que de alguna manera está expresado en el programa de gobierno) se siga manteniendo en el tiempo y derive en un mayor tamaño del Estado. A lo anterior se debe agregar que Chile también perdió puntaje en materias de derechos de propiedad, policía y crimen.

¿Por qué es importante la libertad económica? Muy simple; porque existe una relación positiva entre libertad económica y crecimiento, y en Chile llevamos una década perdida en materia de expansión. Para ir uniendo ideas: hace varios meses se discutía una reforma tributaria que comprometía seriamente la inversión, el ahorro y el crecimiento. Ahora que se habla de un pacto fiscal, el crecimiento comienza a ser un tema mencionado siendo que éste ha sido la principal causa del aumento de la recaudación. Pareciera ser que en este contexto, es importante considerar la relación positiva entre libertad económica y crecimiento y avanzar en la primera como forma adicional de estimular la economía. Mi sensación es que algunas de las propuestas del gobierno van en la dirección contraria.

Por otro lado, las proyecciones del escenario central del IPoM, publicado recientemente por el Banco Central, no son muy optimistas a nivel macro con excepción de la evolución de la inflación que se espera termine el año cerca del 4% anual. En lo que respecta al crecimiento, éste ha sido ajustado a la baja y se espera que se ubique entre -0,5 y 0,0% incluso por debajo de las cifras del IPoM anterior. Para los próximos dos años si bien se proyecta una cifra positiva la realidad es que la misma es bastante modesta: 1,25-2,25% para el año 2024 y 2,0-3,0% para el año 2025.

Con un crecimiento entre 0% y -0,5% para este año, y una débil expansión en los años venideros, no podemos darnos el lujo de retroceder en materia de libertad económica dada la relación positiva que existe entre una y otra variable. Falta mencionar que, el otro extremo de las posiciones del ranking que mencionaba al comienzo, lo ocupa en la actualidad Singapur, un país que en 50 años pasó de ser una isla pobre a uno de los países más ricos del mundo. Lo cierto es que las cifras o los datos hablan. La utilidad de los estudios consiste en emplearlos para implementar políticas públicas; ojalá esta información contribuya a alumbrar el camino por donde tenemos que seguir.

Por Gabriela Clivio, economista y académica

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.