Columna de Gabriela Clivio: Las ventajas de operar en modo “Turistel”



Es cierto que ahora existe Waze y uno puede llegar a su destino final sin saber realmente cómo. Pero antes, lo que hacíamos los conductores era mirar o estudiar con anterioridad las calles por donde íbamos a transitar si nuestro destino se encontraba dentro de la ciudad o alternativamente “andar con la Turistel en el auto” si íbamos a hacer ruta. Eso que parece tan simple y que parece solo implicar el acto automático de agarrar el “librito” es solo la punta de un iceberg. Dejar la guía de viaje en el auto, implicaba haberla estudiado un par de veces antes buscando responder al menos las siguientes preguntas: ¿adónde nos gustaría ir de vacaciones?, ¿cuánto presupuesto tenemos?, ¿cuál es la mejor forma de aprovechar los días? Con tiempo, y usando el sentido común, hacíamos o íbamos dibujando el trayecto en el mapa mientras compañeros de oficina nos aportaban datos de sus propias experiencias.

El proceso anterior es algo tan simple que ni siquiera necesita más detalle. Pero no por ser simple debiera dejar de ser la forma de operar en diferentes ámbitos. Este mismo proceso debiera darse en materia de reformas públicas: ¿Qué queremos conseguir?, ¿cuál es la mejor forma de hacerlo o la manera más eficiente?, ¿qué nos dice la experiencia internacional? En el caso concreto de la reforma de pensiones, el gobierno sigue insistiendo, y esta vez difundiéndolo a través de un spot publicitario con un costo de $430 millones, con un proyecto de reforma que se reconoce no mejorará las pensiones futuras. El propio informe de la Superintendencia de Pensiones muestra que con la reforma propuesta las tasas de reemplazo de los pensionados en los años 2040 y 2070 serán menores que las tasas de reemplazo de los actuales pensionados. Dado esto, queda claro que esta no es una reforma de pensiones que permitirá su mejora. Nada más lindo que los datos para matar los relatos. Esta reforma no es “la mejor ruta”.

Pero hay varios temas más que son igualmente importantes. Por un lado, en noviembre del año 2002, la Contraloría manifestó que “no resulta procedente que los ministerios, las intendencias, las gobernaciones y los órganos y servicios públicos incurran en gastos de publicidad y difusión de proyectos que la autoridad administrativa pretende desarrollar, pero que aún no han sido formalmente implementados”. Dado lo anterior pudiera que el spot publicitario fuera ilegal. En los hechos, la publicidad es un instrumento de promoción que por un lado, trata de informar sobre las características de un producto mientras que por otro lado, trata de persuadir al consumidor para que varíe su conducta de compra. En este caso el spot de la reforma de pensiones trata de convencer al “consumidor” de las ventajas del sistema de reparto. Pero la evidencia histórica muestra lo contrario y no hay que confundirse. En el mundo los sistemas de reparto han debido introducir gradualmente un componente de capitalización individual dado que la mayoría son deficitarios. Además, los sistemas de pensiones de reparto son ineficientes y por ser deficitarios implican desequilibrios en las finanzas públicas.

Por Gabriela Clivio, economista y académica

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