Columna de Juan Ignacio Brito: Más de lo mismo



“Todos saben quién fue”, dice una vecina del pasaje Violeta Parra, acerca del asesino de un menor en la comuna de Padre Hurtado. Los residentes del sector no se confunden: los delincuentes que aterrorizan a la población son conocidos allí desde hace rato. Los únicos que no saben, o se hacen los lesos, son los que deberían garantizar que tipos así no estén libres.

El gobierno se ha apresurado a decir que los responsables serán detenidos. Seguramente será así, porque parece que las policías, fiscales y autoridades solo atienden con premura los casos que causan impacto mediático. Ahora que ha muerto un niño de cinco años y todo Chile lo lamenta, se enciende el piloto automático de una maquinaria adormecida. El libreto ya lo conocemos: algunos días de acción, muchas declaraciones, el arresto (ojalá) de los culpables y, luego, la vuelta al letargo que ha permitido que el crimen campee. Para el menor baleado, como para tantas otras víctimas antes que él, la reacción llega demasiado tarde.

Cansado de la pasividad de La Moneda, el gobernador de Santiago pide desde hace rato que se declare estado de excepción constitucional en la Región Metropolitana. Lo apoyan alcaldes de todos los colores políticos. El edil de La Florida declaró “emergencia comunal” y anunció medidas para controlar a la delincuencia.

El guion incluye también una propuesta de reforma legal: el subsecretario del Interior pidió ayer a las fuerzas políticas que lleguen a un acuerdo para sacar a los carabineros de labores administrativas y ponerlos en las calles a patrullar. Pero ¿no había prometido eso Sebastián Piñera cuando dijo en 2011 que aumentaría la dotación policial y pondría a funcionarios en retiro a cargo de las tareas administrativas? ¿Y no señaló lo mismo Michelle Bachelet en 2016, cuando aseguró que los carabineros que incorporó durante su gestión eran “policías que salen a terreno (y) que no se quedan en labores administrativas”? Por su parte, Gabriel Boric aportó ayer con una frase gastada: “Enfrentar la delincuencia es una tarea de Estado y en donde como sociedad tenemos que estar unidos”. A la nula capacidad para anticiparse, el gobierno que venía a cambiarlo todo suma también una abismante falta de creatividad.

El elefante sigue estando en medio de la habitación: lo que se requiere no son medidas parciales o campañas que duren tres o cuatro días para salir del paso frente a situaciones dramáticas. Se necesita un fuerte respaldo político para que se produzca una acción policial decidida que permita derrotar a las bandas que se han adueñado de las calles.

Es cierto que esa no es la solución definitiva para un problema social muy complejo. Pero es un primer paso ineludible, porque con impunidad y sin orden no existe posibilidad de empezar a recuperar nuestros barrios y ciudades.

Por Juan Ignacio Brito, periodista

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