Columna de Leonardo Hernández: Chile cambió: no es el mismo de hace una década
El reciente informe del Índice de Calidad Institucional de la Red Liberal de América Latina, RELIAL, muestra que Chile cayó a su peor posición histórica. En particular, Chile retrocedió al lugar 34 (de 198 economías) y por primera vez se ubicó por debajo de otros países de la región como son Costa Rica y Uruguay. Esta caída en el ranking respondió, entre otras variaciones, a un deterioro en el Estado de Derecho, así como en la medición sobre libertad económica.
Si bien esta caída aún nos ubica en una relativa buena posición y no muy lejos de los líderes regionales (Uruguay y Costa Rica están en las posiciones 31 y 32, respectivamente), lo concreto es que Chile ha estado cayendo sostenidamente la última década y se ve lejos de la posición (21) que alcanzamos en 2011-2012.
Las instituciones, entendidas de un modo amplio como las reglas que nos damos para funcionar como sociedad, se han deteriorado en general. Este deterioro institucional ha ocurrido en muchos frentes, incluida nuestra capacidad para alcanzar acuerdos políticos que permitan diseñar y adoptar buenas políticas públicas. Prueba de ello son la reforma previsional y la crisis de las Isapres. Por otro lado, las usurpaciones y el aumento de la delincuencia, entre otros fenómenos, dan cuenta del deterioro del Estado de Derecho o imperio de la Ley, esto es, asegurar que en Chile se cumplen las leyes.
Los distintos escándalos de cohecho, malversación de fondos públicos, tráfico de influencias, entre otros, dan cuenta de que Chile es mucho más corrupto de lo que creíamos. El desprestigio de los partidos políticos, la baja confianza del público en el sistema judicial, etc., son todos reflejo de un deterioro importante en nuestras instituciones. Son pocas las instituciones en Chile que funcionan correctamente y no se han desprestigiado. El Banco Central es una de ellas, si no la única.
Y este deterioro no es gratis. Para que los países crezcan y se desarrollen se necesitan reglas claras y estables; no se puede estar cambiando las reglas del juego a cada rato. Estas reglas incluyen el imperio de la Ley o Estado de Derecho, la seguridad y el respecto de la propiedad privada, entre otras condiciones o prerrequisitos básicos. Recién después de alcanzar estas condiciones básicas debemos preocuparnos de la estabilidad fiscal y de precios (tener reglas fiscales y Banco Central autónomo, etc.) y de otros elementos (sistema tributario no distorsionador, reducir la permisología y burocracia, aumentar la eficiencia del aparato público, etc.).
En Chile contamos con un estallido social y dos intentos fallidos de reforma constitucional; cada gobierno que llega intenta una nueva reforma tributaria; llevamos años discutiendo una reforma al sistema de pensiones y las reformas al sistema político llevaron a una fragmentación de la representación parlamentaria. Además, ha avanzado la delincuencia y aumentado la sensación de inseguridad, se ha puesto en duda la continuidad del modelo de desarrollo de los últimos 30 años, entre otros cambios importantes.
Todo lo anterior ha remecido el andamiaje institucional y ha hecho a Chile menos atractivo que hace 20 años como destino de inversiones y lugar para hacer negocios. Es imperioso enmendar rumbo si queremos salir del estancamiento en que estamos.
Por Leonardo Hernández, Escuela de Administración UC y CLAPES UC