Columna de Lucía López: Bachelet y Lagos en tres actos

Foto:JUAN GONZALEZ/AGENCIAUNO


Primer acto:

Octubre del 2013, la candidata Michelle Bachelet presenta su programa de gobierno que incluye tres ejes principales; uno de ellos, avanzar a una nueva Constitución a través de un proceso “democrático, participativo e institucional”. En abril del 2015, ya como Presidenta, anuncia que en septiembre de ese año se iniciará el proceso constituyente. Pese a que la iniciativa forma parte de la hoja de ruta acordada por la Nueva Mayoría, tiene detractores al interior de la coalición, siendo uno de los más visibles su propio ministro del Interior, Jorge Burgos. En julio de ese año y mientras la Presidenta se encuentra en el extranjero, Burgos invita a La Moneda al expresidente, Ricardo Lagos, para hablar del tema. A la salida y en un inusual punto de prensa desde el propio palacio presidencial, Lagos da su apoyo a Burgos y se posiciona entre quienes piden reformas con gradualidad.

Pese a las tensiones en la coalición gobernante, el proceso sigue su curso. Influido por estudios que dan cuenta del deterioro del tejido social, su diseño incluye educación cívica, cabildos y encuentros autoconvocados para que la ciudadanía converse sobre el país que quiere. Participan doscientas mil personas, inédito a nivel mundial, pero la resistencia de los sectores más conservadores contribuye a que pierda apoyo. Bachelet presenta al Congreso el proyecto de reforma constitucional y las bases para un nuevo texto la última semana de su mandato, tras el convencimiento de algunos asesores técnicos de que es la única manera de darle una oportunidad en el futuro. De hecho, dos años más tarde, tras la convulsión social de octubre 2019, ese mismo proyecto sirve de base para la reforma que habilitará el proceso constituyente. Mientras el país avanza a una asamblea, desde la derecha piden retomar la propuesta de Bachelet.

Segundo acto:

5 de julio del 2022, un día después del término del trabajo de la Convención Constitucional, Ricardo Lagos publica una carta en la que señala que independiente de lo que pase en el plebiscito del 4 de septiembre, el proceso constituyente debe continuar “porque las dos alternativas en juego (la propuesta de la Convención y la Constitución vigente) están lejos de convocar a la gran mayoría ciudadana”. Nunca manifiesta su intención de voto, pero presenta su propia propuesta de reformas para ambos textos. Dos semanas después, en una de sus últimas apariciones públicas como Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Bachelet es consultada por su opinión del texto que se someterá a plebiscito. “No es perfecta, pero se acerca a lo que siempre soñé”, dice citando a Pablo Milanés. El último día de campaña, aparece en la franja llamando a votar Apruebo, desmintiendo algunas de las fake news que más han generado dudas en la ciudadanía (como que se quitarían las casas) y señalando que el texto es un punto de partida para avanzar.

Tras el triunfo del Rechazo, Bachelet pide leer el resultado con cuidado y se compromete a poner todo de su parte “para construir un nuevo itinerario que logre interpretar a una mayoría ciudadana”. Lagos cita a diversos medios a su fundación para decir cómo, en su opinión, debiera seguir el proceso: “Si me pregunta el ideal, le digo, mientras elegimos a los nuevos constituyentes, yo imitaría al ‘León de Tarapacá’ (…) Mientras elegían la asamblea constituyente, nombró a un grupo de 20 o 25 expertos, de sabios, y dijo ‘tengan un borrador preparado cuando llegue la Asamblea Constituyente”. Adicionalmente, se muestra disponible para ser uno de esos expertos.

Tercer acto:

Enero del 2023 y tercer intento en una década de avanzar a una nueva Constitución. La Moneda pide a la centroizquierda ir en lista única a la elección por voto popular del Consejo Constitucional, único órgano representativo de la ciudadanía en el nuevo proceso. Por su parte, la figura más destacada del socialismo democrático hoy, la ministra del Interior, Carolina Tohá, ha levantado alertas ante la posibilidad de que los partidos de gobierno quieran ir separados a la elección: “si por elegir dos listas (…) se provoca una ruptura política, lo vamos a pagar muy caro. Eso hay que evitar”, dice la ministra a La Tercera.

En el marco de las negociaciones entre partidos, Bachelet invoca a la unidad de toda la centroizquierda y confirma su disponibilidad para ir como candidata en ese escenario. Su llamado se alinea con lo que expertos electorales dicen y en la derecha saben bien: el sistema premia la unión y castiga la fragmentación. Como ha señalo en este mismo medio la académica PUC, Julieta Suárez-Cao, ir en listas separadas puede redundar en una “sobrerrepresentación desmedida del conservadurismo”. “Este no es el momento de sacar pequeñas ventajas políticas, es el momento de actuar en unidad”, afirma el diputado UDI, Juan Antonio Coloma (Teletrece Radio), sobre cómo su sector debe afrontar el mismo desafío.

El mismo día en que la dirigencia del Partido Socialista anuncia el llamado y la disposición de la expresidenta, Lagos sale a respaldar públicamente la opción de ir divididos y emplaza al PS a unirse a la cruzada de su partido, el PPD, de las dos listas. El expresidente dice que es “para dar más fuerza al gobierno” del Presidente Boric, aunque la experiencia aquí relatada augure lo contrario.

Dos liderazgos que han promovido una nueva Constitución, pero dos visiones radicalmente opuestas sobre cómo llegar a ella. Mientras Bachelet ha apoyado los dos procesos previos, Lagos se ha sumado a los cuestionamientos; mientras la expresidenta empuja un proceso desde abajo, con amplia participación ciudadana, el expresidente promueve el predominio de los expertos; mientras ella cree que las diferencias en la centroizquierda son menores a lo que les une, él aboga por marcarlas. Estas divergencias han significado diez años de una promesa inconclusa y el retroceso del dominio progresista sobre el proyecto de una nueva Constitución. ¿Será que, en este tercer intento, la centroizquierda logre dejar las divisiones que le han impedido arribar a buen puerto, para no perder la que podría ser su última oportunidad? El final de la obra sigue en suspenso.

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