Columna de Magdalena Merbilháa: Nos dejaron en el barro para ellos intentar toca las estrellas
El relato del “estallido” era por lograr mejores pensiones, salud y educación. Hoy frente a la evidencia parece un “mal chiste”, ya que el deterioro en estas materias ha sido total en el actual “gobierno progresista”. De progreso, nada.
A dos años del plebiscito del 4 de septiembre, en el que se rechazó un texto refundacional, la percepción de la realidad ha cambiado en Chile. Hay conciencia de cuan cerca estuvimos de perder el país. Esa constitución de la “borrachera” nos conducía por un camino conocido y poco deseable, en el continente. Nos libramos por poco de la caída abrupta, pero la curva descendente continua. Hoy el proceso se comprende mejor y, sin duda nadie está mejor, todo Chile está peor. El relato del “estallido” era por lograr mejores pensiones, salud y educación. Hoy frente a la evidencia parece un “mal chiste”, ya que el deterioro en estas materias ha sido total en el actual “gobierno progresista”. De progreso, nada. Sólo retroceso y al menos de 10 años. Sin duda, no ha habido mejora alguna e incluso como país, estamos peor. Todos estamos peor, excepto algunos, los que, usando el “río revuelto”, se hicieron de “la ganancia de pescadores”, del poder. Ellos, ciertamente, están mejor hoy, que entonces. Ganan sueldos que no ganarían en el mercado por sus méritos y terminaron con el desempleo de los amigos, aumentando los puestos del estado. Usaron los recursos “públicos” para el beneficio personal e incluso crearon “fundaciones truchas” para “lucrar” con la plata destinada precisamente a los más pobres.
Su discurso de “justicia social” se limitó a ellos. Hoy la educación es de peor calidad, la reforma de Michelle Bachelet la empeoró. El discurso contra los privados y la eliminación del lucro en los colegios subvencionados fueron contra las familias. Se eliminó la selección y el mérito con lo que se impidió la justicia real, darles más a quienes se esfuerzan más. A quienes merecen más. La Justicia es “darle a cada uno lo que es de propio suyo”. No hay nada más injusto que la igualdad en esta materia. La excesiva ideologización destruyó los liceos emblemáticos que habían sido hasta entonces, bastiones de la República.
En Salud, mientras el discurso era atacar a los privados, “sobándose las manos” por la judicialización contra las Isapres, las listas de espera continuaron creciendo de modo escandaloso. Es entonces cuando decidieron bajarlas voluntariosamente, eliminando arbitrariamente a quienes estaban en ella. Si se borran las listas, entonces no hay. Visión muy propia de quien cree que una nueva constitución cambia la vida de las personas. Si lo escribo, es.
En materia de pensiones, ni hablar, siguen entrampados en la idea de hacerse de los recursos de las personas. Parece ser que el gobierno no entiende qué se votó el 4 de septiembre, entre otras cosas triunfó la idea “con mi plata, no”. Insisten en el reparto, disfrazado de préstamo, y lo cierto es que los retiros que buscaban colapsar el modelo dieron certeza que las platas estaban y habían crecido. Quieren “comprar votos” de los no cotizantes pagando con la plata de los trabajadores. Actores antes millonarios lloran públicamente su “irresponsabilidad individual” acusando al sistema de lo que es su propia culpa. Sin duda, quienes hoy son gobierno parecen olvidar qué es lo que se rechazó hace dos años e insisten en volver a tomar ese camino. La Reforma de pensiones y el “pacto social” son dos porfías sin sustento que están empeñados en sacar adelante, más allá de la democracia.
Hoy con el crimen desatado y la inseguridad a la orden del día, el Estado pierde todo el piso, ya que no da el ancho ni de lo mínimo requerido, el orden público. Hoy, por lo mismo, hay un consenso establecido en condenar la violencia como un modo de hacer política. Incluso aquellos que nunca la han condenado y que comúnmente la han usado y la legitiman, hoy callan. El “perro mata pacos” o " negro mata pacos” fue abandonado y hoy todos dicen que el “octubrismo”, esa cara rabiosa e indeseable de la supuesta “revuelta social” es condenado transversalmente. Sin embargo, los indultados, siguen libres y no pagarán por sus crímenes y quienes reciben pensiones de gracia por destruir la vida de otros, siguen lucrando de la violencia. No se puede creer en un cambio de actitud con ese nivel de hipocresía.
Algunos han intentado minimizar la violencia y los ataques contra la propiedad pública y privada, intentando replantear que las demandas originales siguen vigentes. Buscan su Reforma de Pensiones y Pacto Social. Es la nueva minuta de la izquierda que en estas semanas han recitado cual “catecismo”. Cantan cual “sirenas” una canción para adormecer, mientras ellos viven la vida jamás soñada. Sus carreras de activistas universitarios, con bajo aprendizaje y alta connotación, les rindió frutos. Estuvieron dispuestos a quemar el país para hacerse del poder. La minuta no tiene mucho sentido. Han intentado atacar el “modelo” que tanto detestan y del que viven, a costa de empeorarle la vida a las personas. Los retiros que clamaron dispararon la inflación y ahogó el sueño de la casa propia para una generación completa. Por “30 pesos” condenaron a miles de familias a la no posibilidad de progresar y les aseguraron peores 30 años futuros. Esperemos que los cantos de sirena no nos embauquen ahora, usted ya sabe que no sólo no cumplieron, sino que nos dejaron en “el barro” para ellos intentar tocar “las estrellas”.
Por Magdalena Merbilháa, periodista e historiadora.