Columna de Max Colodro: Definiciones

FOTO: SEBASTIAN BELTRAN GAETE/AGENCIAUNO


El “programa” del actual gobierno, el eje de lo que debían ser las transformaciones ofrecidas por el PC y el FA, era la propuesta constitucional emanada de la Convención; una instancia donde dichos sectores lograron construir hegemonía e imponer sus términos. Pero el modelo de sociedad consagrado en el texto obtuvo un rechazo apabullante en las urnas y, por tanto, a seis meses de iniciada la actual administración, lo que debía ser la principal hoja de ruta, el sello de su proyecto histórico, dejó de existir.

En lo formal, ni el Presidente Boric ni su equipo se hacen cargo de la significación política de este hecho: haber diseñado “otro modelo” para Chile durante una década y que ese modelo haya terminado en el basurero de la historia por decisión ciudadana. No tener hoy día una alternativa de reemplazo; haber quedado sometidos al imperativo de administrar la contingencia, de conseguir en el Congreso los respaldos para una reforma tributaria y laboral de limitados alcances, forman parte de este horizonte de resignación.

Por un lado, entonces, negar el fracaso, culpar a un pueblo “lento” que no estuvo a la altura de su vanguardia. Por otro, tener la obligación de resignarse a los ajustes políticos para seguir su marcha, rehacer nuevos equilibrios que permitan concretar al menos ciertas reformas emblemáticas, no descuidar el proceso constituyente, prepararse para la crisis económica ad portas y los desafíos en seguridad ciudadana.

La primera reacción de Gabriel Boric a este nuevo escenario fue el cambio de gabinete, un ajuste que expuso la profundidad de las concesiones que debió realizar. Solo un ejemplo: en la primaria de Apruebo Dignidad se impidió la participación del PPD, razón por la cual Paula Narváez decidió restarse. Hoy la jefe de gabinete es Carolina Tohá, figura emblemática del PPD. En paralelo, Giorgio Jackson debió abandonar el ministerio de la Presidencia, para cederlo a una socialista cercana a Bachelet. En este cuadro, la tríada formada por ellas y el ministro de Hacienda es el nuevo eje de poder del gobierno; un eje respecto del cual Apruebo Dignidad ha perdido una enorme impronta.

Es un dato de la causa que el gobierno tiene hoy dos coaliciones y dos almas. Que en estos días miden fuerzas en la tramitación del TPP11, pero que hacia adelante tendrán desafíos cada vez más complejos. ¿Podrá el Presidente Boric mantenerse al margen de esta tensión y administrarla sin grandes quiebres por tres años y medio? ¿Será posible mantener equilibrios mínimos en un gobierno sin programa y cruzado por dos coaliciones con intereses divergentes?

Difícil que el Presidente y su gobierno puedan sobrevolar este dilema estructural sin tomar una definición respecto a cuál será el sello de su gobierno, cuáles sus prioridades y quiénes los sectores políticos en que se va a sostener para conducir y llevarlos adelante. Porque la indefinición observada hoy no es viable como modelo de gestión política. Mucho menos hasta marzo de 2026.

Por Max Colodro, filósofo y analista político

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