¿Dónde radica la fórmula “secreta” de esas ciudades donde uno se siente cómodo, seguro, bienvenido, esa clave para lograr un bienestar así? David Mangin, Grand Prix de Urbanismo de Francia 2008, que estará este martes en el GAM para dictar una conferencia y lanzar una exposición, plantea que lo central es el “Nivel de la ciudad”: esa mirada que prioriza, por sobre otros asuntos, el tránsito entre el espacio público (las calles, plazas), la planta baja de los edificios, públicos y privados, y todas las zonas de transición que generan. Pensar ese nivel, esa experiencia, en su conjunto, sería fundamental. David Mangin lo plantea así:

“La ciudad es, ante todo, una experiencia humana y un caminar a ras de suelo, ya sea público o privado. Es ahí que podemos practicar la sociabilidad, los intercambios logísticos y comerciales. Si no consideramos eso que llamamos ‘el nivel de la ciudad’ en la gran dimensión de los espacios abiertos y cerrados, públicos y privados, construidos o verdes, nunca mejoraremos significativamente la vida urbana. Esta nueva mirada sobre la ciudad, esta nueva prioridad, necesita descartar o relativizar algunas ideas preconcebidas. Si damos prioridad al nivel de la ciudad, las cuestiones de la altura de los edificios y de las densidades se vuelven todas relativas (¿quién se preocupa si un edificio de Nueva York tiene 2,50 o 100 pisos? ), ya que la intensidad de la ciudad es ocupada por los usos y la vida urbana al nivel de los usuarios. De manera más espacial, hay que pensar la ciudad de otra manera, representarla y presentárnosla de otra forma, trabajar en las profundidades de las manzanas más o menos accesibles, pensar en términos de itinerarios, distinguir las vías residenciales de las vías activas y adaptar los dispositivos de movilidad para permitirlo.

En Santiago, como en muchas otras ciudades, la presión de la ciudad por y para el automóvil existe y domina el paisaje urbano. El automóvil no es solamente esta tonelada de metal que transporta personas, sino todo lo que eso incluye: rutas, estacionamientos, energía, señalética. Reconsiderar la jerarquía y los itinerarios de los peatones y la bicicleta en relación con ‘el nivel de la ciudad’ se vuelve entonces una necesidad. Esta noción del ‘nivel de la ciudad’ permite sin duda una mayor eficiencia de los servicios urbanos, que muy frecuentemente están fragmentados (vialidad, jardines, seguridad). Reunirlos en torno al concepto de ‘nivel de ciudad’ significa trabajar por un bien común.”

“¿Cómo crear las condiciones favorables para la existencia de un ‘nivel de la ciudad’ que no sea solamente la suma a posteriori de las plantas bajas de los edificios?”. Así comienza la edición de la Revista Urbanisme dedicada al asunto. Es otra manera de entender la urbe, centrándose en este nivel, porque ahí se juega una ciudad su éxito. Y aunque estamos lejos aún en Chile de esto, es bueno saber que se comienza a hablar, al menos metafóricamente, del “derecho al nivel de la ciudad”.

Por Ricardo Abuauad, decano Campus Creativo UNAB y profesor UC, y David Mangin, Gran Premio del Urbanismo de Francia 2008