Columna de Roberto Camhi: A capear el temporal

"En los próximos meses, y probablemente años, veremos a miles de startups recortando presupuestos y generando caja para enfrentar la mayor cautela de los inversionistas a la hora de invertir en compañías tecnológicas."



En febrero de este año advertí en un medio escrito sobre el valor excesivo que se le estaba otorgando a las startups llamadas “unicornios”, es decir, aquellas empresas que alcanzaban valorizaciones sobre mil millones de dólares en menos de cinco años desde su creación. Sin ningún lugar a dudas, un hito extraordinario y algo para celebrar, pues cualquiera estaría orgulloso de lograrlo. Aplaudo a todas ellas.

En esa oportunidad señalé que las valorizaciones estaban siendo desproporcionadas y que me preocupaba “una desinflada fuerte”. Menos de seis meses después --y debido a múltiples factores, entre ellos las altas tasas de interés y la inflación mundial—hay una importante desaceleración de flujos de capital hacia este tipo de empresas, que crecen aceleradamente con la inyección de capital de privados. Aunque las causas fueron absolutamente diferentes, no pude evitar recordar la explosión de la burbuja punto com ese fatídico 10 de marzo del año 2000, con el Nasdaq perdiendo más de un trillón de dólares en sólo un mes. Se requirieron quince años para su recuperación.

En los meses posteriores al reventón fueron centenares las empresas que quebraron. Una de ellas, Webvan, que prometía la entrega de alimentos frescos en 30 minutos en diez ciudades de Estados Unidos, había logrado levantar 800 millones de dólares en sólo tres años, pero sus ventas, a 18 meses de su salida a bolsa, no alcanzaban los 400 mil dólares. En sólo dos años quemó 1.200 millones y quebró.

Hace algunas semanas circuló por Whatsapp el mensaje que el CEO de Uber envío a sus empleados alrededor del mundo, en donde indicaba que se estaban viviendo momentos difíciles, en los cuales los inversionistas buscan mayor seguridad, lo que implicaría apretarse el cinturón para capear la tormenta. Hace unos días, el CEO de Meta (holding al que pertenece Facebook), Mark Zuckerberg hizo algo similar con una carta a sus colaboradores, donde habla incluso de “tiempos serios” y que “los vientos en contra son feroces”.

Pero no son sólo las aplicaciones de delivery las que se enfrentarán a esta crisis y deberán hacer frente a miles de despidos, al desplome accionario y a una guerra por la supervivencia. Todas las empresas acostumbradas a crecer con inyecciones de capital ajeno, sin mostrar rentabilidad, deberán cambiar aproximación y demostrar que son capaces de funcionar sin recibir periódicas inyecciones de capital barato.

¿Fuimos muy optimistas? Pareciera ser que sí, aunque lo que hoy sucede no tiene nada que ver con lo sucedido 22 años atrás, ya que tenemos una economía digital más racional y con empresas maduras. Pero fue el mismísimo Jeff Bezos quien reconoció recientemente que Amazon tiene demasiado espacio de almacenaje disponible, tras duplicar su capacidad logística para hacer frente al fuerte crecimiento de la industria en los últimos años, potenciado fuertemente por la pandemia. Un optimismo que hoy comienza a mostrar debilitamiento.

En los próximos meses, y probablemente años, veremos a miles de startups recortando presupuestos y generando caja para enfrentar la mayor cautela de los inversionistas a la hora de invertir en compañías tecnológicas, lo que traerá consigo también mayor oferta de capital humano calificado, que hasta ahora escaseaba y había elevado los costos de contratación de manera insostenible.

Con el capital cada vez más caro, los inversionistas pagarán menos por el crecimiento, priorizando aquellas empresas que muestren rentabilidad y mayor seguridad en el corto plazo. Algunos le han llamado a este fenómeno inversión consciente. Si hasta ahora, según Endeavor, sólo el 37% de las startups llegaban a conseguir financiamiento en Serie A, éste número debería disminuir de manera importante en los próximos años.

Pero no tengo dudas que esto es sólo una tormenta, que traerá coletazos, pero que después de ella, nuevamente saldrá el sol y con aún más fuerza. La recuperación, para aquellas empresas que sobrevivan, será mucho más acelerada y auspiciosa de lo que pudimos haber presenciado en la mencionada crisis del pasado.

* Fundador de Mapcity, advisor/director de empresas y autor de “Piensa al reves”.

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