
Democracia y DD.HH. contra los espejismos electorales

Las campañas electorales son tal vez el espacio más propicio para poner a prueba la salud de la democracia y los derechos humanos en una sociedad.
En Chile, algunas noticias no son muy alentadoras.
Después de 35 años de democracia y varias comisiones de la verdad, resulta inaceptable que actores políticos afirmen estar dispuestos a apoyar un nuevo golpe de Estado o que justifiquen o relativicen las graves violaciones a los derechos humanos cometidas en dictadura. A otro nivel, pero igualmente preocupante, resulta la proliferación de discursos xenófobos, promovidos con fines electorales
Preocupa, porque crecientes sectores de la sociedad pueden sentirse representados: si la democracia y los derechos humanos parecen obstáculos para superar problemas públicos, el sentido común indicaría descartarlos. Pero se trata de un espejismo.
Por eso es que el Tercer Reich, pese a las promesas electorales que llevaron al poder a los nazis, en 1933, no mejoró la vida en Alemania, sino que la sumió en un desastre. Por eso es que las cifras del “milagro económico” -ahora públicas- de la dictadura chilena palidecen ante el desempeño económico en democracia. Por eso es que el régimen de Ortega en Nicaragua –que partió ganando una elección en 2007- jamás permitió acceso a datos fidedignos sobre su “excelente” manejo de la pandemia por Covid19. Por eso es que el régimen de Bukele, que triunfó por primera vez en la elección presidencial de 2019, no permite acceder a datos independientes sobre sus “avances” en seguridad pública o penitenciaria.
Renunciar a la democracia y los derechos humanos es el antecedente entonces, no de sociedades más prósperas, justas y seguras, sino que de las más grandes tragedias de la humanidad.
Pero también hay buenas noticias.
Chile, fiel a un bien ganado prestigio internacional, promueve una política exterior fundada, entre otros, en la democracia y los derechos humanos. En ese marco, el Presidente Boric, junto a los presidentes de Uruguay, Brasil, Colombia y España, suscribieron en estos días la carta “Democracia Siempre”, que condena las derivas autoritarias, promueve la defensa de la democracia y los avances en igualdad, multilateralismo, desarrollo sostenible, derechos humanos y justicia social.
Por su parte, en el debate electoral, la sociedad chilena exige pronunciamientos de competidoras y competidores presidenciales sobre crisis humanitarias, regímenes o derivas autoritarias internacionales; y también expresa preocupación por la realidad nacional en estas materias: la impunidad pendiente, la calidad de la democracia y los riesgos de regresiones en derechos, entre otros asuntos.
El reciente llamado del INDH a que se releven, por todos los candidatos y candidatas, los principios y valores democráticos, no es entonces una exhortación más: la democracia y los derechos humanos deben ser protegidos; especialmente frente a los espejismos que, como nos muestra la historia y el contexto internacional, florecen al fragor de las elecciones.
Por Antonia Urrejola, ex ministra de Relaciones Exteriores
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
2.
3.
4.
Contenidos exclusivos y descuentos especiales
Digital + LT Beneficios$1990/mes por 5 meses SUSCRÍBETE