La Tercera PM

Democracia y transparencia derrotarán la pandemia

Es en tiempos de crisis cuando quedan al descubierto las debilidades de los sistemas autoritarios. Los gobiernos que encarcelan u oprimen a aquellos que nos alertan cuando algo va mal constituyen la forma más grosera de negacionismo.

El Presidente Donald Trump informa sobre el avance de los testeos en Estados Unidos. Reuters KEVIN LAMARQUE

* El autor es Subsecretario de Estado para la Democracia, Derechos Humanos y Trabajo de Estados Unidos.

Si acaso alguna vez el mundo necesitó que le recordaran sobre la importancia crucial de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la pandemia del covid-19 claramente lo ha hecho. El coronavirus desconoce fronteras, razas, religión, nacionalidad o posición política. Estamos en riesgo por el mero hecho de ser humanos. Pero venceremos este virus utilizando la fortaleza que nos otorga el respeto de los derechos humanos.

Tomemos el derecho a la libertad de expresión. Como seres humanos nos vemos impotentes ante el virus y por eso empleamos todos los medios de comunicación que están a nuestro alcance para alertarnos unos a otros sobre su presencia. Compartimos información vital sobre la enfermedad y su propagación, y emitimos las alarmas si algo amenaza a nuestras comunidades.

O consideremos la libertad de culto o de pensamiento. Las personas tienen el derecho a ir en busca de dirección espiritual y de amparo ante la pandemia.

Luego está el derecho a la reunión pacífica y a asociarse libremente. Trabajamos con otros -manteniendo el distanciamiento social y respetando las restricciones de salud pública en cuanto a las reuniones públicas- en torno a organizar esfuerzos que vayan en el apoyo y en la protección de nuestro dedicado personal de salud y de quienes realizan labores esenciales, incluso mediante la promoción de causas en línea.

Sin estas libertades, y las responsabilidades que éstas conllevan, es imposible llegar a desarrollar tanto los medicamentos que derrotarán este virus como las estrategias políticas y económicas requeridas para recomponer nuestras economías. Recae en los gobiernos la responsabilidad de protegerlos.

Sin embargo, es en tiempos de crisis cuando quedan al descubierto las debilidades de los sistemas autoritarios. Los gobiernos que encarcelan u oprimen a aquellos que nos alertan cuando algo va mal constituyen la forma más grosera de negacionismo. Los gobiernos que prohíben o limitan la publicación de información vital, o que restringen la colaboración científica, social o política, no solo amenazan la vida de sus propios ciudadanos sino que también la de aquellos de otras naciones. Y los gobiernos que usan esta pandemia para reprimir la expresión religiosa, al considerarla una amenaza a su control, coartan no tan solo los instintos de su pueblo, sino que también una fuente profunda de fortaleza personal y de solidaridad social.

El que se acalle la entrega de información crucial en lo relativo a la salud pública contraviene el concepto mismo de los derechos humanos. La seguridad pública exige libertad y que se rinda cuenta política.

Democracias como las de Chile y Estados Unidos han sido abiertas y honestas en la entrega no solo de estadísticas sino que también en torno a las medidas enérgicas que estamos empleando para combatir el virus. Un poco más lejos, Taiwán y Corea del Sur fueron algunos de los primeros en registrar infecciones fuera de Wuhan y en encargarse rápidamente de impedir que se desarrollaran brotes desmedidos sin recurrir a la opresión ni al temor.

Como estadounidenses nos sentimos orgullosos de que nuestros sectores público y privado, unidos bajo el enfoque “Todo Estados Unidos”, hayan organizado los recursos para contribuir a la lucha contra el covid-19. Desde que se inició la epidemia, el gobierno de los Estados Unidos ha destinado más de 900 millones de dólares en asistencia internacional. Empresas privadas estadounidenses, organizaciones no gubernamentales y religiosas, y personas individuales ya han entregado por lo menos 3 mil millones de dólares en donaciones y ayuda.

En Chile, hemos respondido a través de la colaboración científica, la entrega de donaciones benéficas y de asistencia a comunidades vulnerables. Nos hemos comprometido a continuar trabajando con nuestros socios chilenos de la manera colaborativa, responsable y transparente que se refleja en los valores democráticos que compartimos y que están cimentados sobre nuestra alianza de largos años.

En Estados Unidos, nuestras comunidades están enfrentando los mismos sufrimientos y desafíos que las de ustedes. Superaremos esta crisis reafirmando aquello que nos hace humanos y libres: la comunicación honesta y transparente, la colaboración creativa, y la auténtica rendición de cuentas ante nuestros seres queridos y nuestra gente.

Más sobre:La Tercera PMOpinion

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

Contenido y experiencias todo el año🎁

Promo Día de la MadreDigital + LT Beneficios $3.990/mes por 6 meses SUSCRÍBETE