Día Mundial del Agua “sin agua”

/FOTO:HERNANCONTRERAS-12-12-13 - HERNAN CONTRERAS BOLVARAN

Por Daniela Rivera, Guillermo Donoso y María Molinos, del Centro de Derecho y Gestión de Aguas UC

Consejo Académico Medioambiente Foro Constitucional UC

Anualmente, el 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua, para recordar la importancia de este elemento esencial. Ciertamente, no hay ocasión ni actividad en que el agua deje de ser vital, pero a menudo parecemos olvidar nuestra absoluta dependencia de este preciado recurso, y, por tanto, la exigencia de su regulación, uso y gestión sostenible.

En esta oportunidad, en Chile vivimos esta conmemoración enfrentando una severa y prolongada sequía, y en medio de advertencias que constatan que el racionamiento del suministro de agua potable a las personas es una posibilidad real en varias comunas de la Región Metropolitana. En otras zonas y regiones, especialmente en la ruralidad, esa limitación o carencia de agua es ya una realidad hace bastante tiempo, y no necesariamente debido a la sequía, de modo que estos anuncios no deben ser tomados como la primera señal de las brechas y desafíos que tenemos en este ámbito.

Paralelamente, estamos inmersos en un frenesí normativo sin precedentes. Por una parte, hay cambios ya aprobados al Código de Aguas, los cuales debieran ser promulgados y publicados como ley prontamente, por lo que la atención deberá centrarse en su aplicación y los retos que ello conlleva. Por otro lado, en el proceso constitucional en desarrollo, los recursos hídricos han tenido un rol protagónico, anunciándose variadas e intensas disposiciones y modificaciones para la propuesta de nueva Constitución y para el ordenamiento jurídico de las aguas en su conjunto, no coincidentes en varios aspectos con el resultado de la mencionada reforma al Código de Aguas, que comenzó a tramitarse en 2011. En un escenario como éste, la implementación de nuevas reglas implicará años de definiciones, conflictos y, ojalá, acuerdos; y nada garantiza que llegaremos a un puerto que se traduzca, efectivamente, en un adecuado y mejor uso y conservación del agua, sus fuentes y ecosistemas asociados.

Mientras tanto, Chile sigue secándose… Ni la más bella o técnicamente apropiada Constitución o ley traerán el agua que tanto necesitamos. Más que nunca, deben ejecutarse acciones y medidas concretas, ahora; algunas requieren ajustes normativos, y esos habrá que agilizarlos, pero también muchas pueden llevarse a cabo sin esperar cambios constitucionales o legales. Sí deben concurrir, transversalmente, voluntades, generosidades y decisiones firmes, ingredientes que, como el agua, tanto han escaseado en los últimos años.

Ojalá que la sensibilidad que genera la sequía logre convencernos de que no podemos seguir en la inercia o actuando sólo reactivamente y sin planificación. El agua es relevante siempre, todos los días, en cualquier circunstancia, no sólo cuando falta, y así debe ser valorada. Cuando estemos en esa sintonía, probablemente ya no necesitaremos el llamado de atención o la concientización de cada 22 de marzo…

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