Educación: liderazgo horizontal, clave para el regreso a la presencialidad



Por Andrea Osorio, directora Aprendizaje para el Futuro Fundación Chile.

Hace unas semanas se dio a conocer un oficio del Ministerio de Educación que resolvió que el próximo año escolar, que iniciará el miércoles 2 de marzo, se desarrollará con presencialidad obligatoria desde 1° básico hasta 4° medio, por tanto, la asistencia física al establecimiento educativo ya no dependerá de la voluntariedad de las y los sostenedores, apoderados y estudiantes.

Desde que comenzó la pandemia hemos sabido, por medio de encuestas y medios de comunicación, que un porcentaje de las comunidades educativas siente temor ante un retorno total, frente al eventual contagio del Covid-19, lo que es comprensible si se dimensiona que gran parte de la población ha tenido que lidiar con las secuelas de esta enfermedad y/o ha vivido el fallecimiento de un ser querido (desde que comenzó la crisis sanitaria el 3 de marzo de 2020 y hasta el 20 de diciembre de 2021, el total de personas fallecidas como casos confirmados por coronavirus era de 38.840).

Ante esta situación, surge un desafío para las y los profesionales que son parte de equipos directivos en escuelas y liceos: influir, motivar y comprometer a apoderados, docentes y estudiantes con la modalidad presencial que volverá a ser obligatoria. En otras palabras, vencer la resistencia al retorno al aula física. Esto implica tener un rol de liderazgo que promueva el desarrollo de acciones para informar, comunicar y también para reflexionar en conjunto con los actores de la comunidad escolar la importancia de la presencialidad en los procesos de aprendizaje de niños, niñas y jóvenes, siempre considerando el bienestar emocional y la salud de toda la comunidad. Más allá de los aprendizajes académicos, sin duda importantes, se hace necesario visibilizar a la escuela como un espacio de aprendizaje integral, donde docentes y estudiantes socializan con pares y desarrollan habilidades para convivir con otros.

Michael Fullan, director de Liderazgo Global, Nuevas Pedagogías para el Aprendizaje Profundo, señala que es significativo para un líder directivo evitar la presión académica prematura: “en realidad, lo que tenemos que hacer antes de pedir desempeño académico, es aproximarnos a las personas con las que trabajamos para saber ‘cómo están´, ‘cómo se sienten´, ‘cómo están las cosas para ellos´, ‘cuáles son los problemas que están enfrentando´, ‘qué está funcionando, qué no´ y hacer esto no solo con los maestros, sino que también con los estudiantes”.

Es necesario y urgente entender que en este contexto de regreso a la presencialidad el liderazgo debe ser horizontal, y no basarse en la posición jerárquica, instalando la colaboración y la comunicación efectiva como ejes centrales. Una lógica de imposición, bajo este escenario, no será fructífera. Sin duda, un liderazgo con estas características se aprende, no es espontáneo, por lo que la elaboración e implementación de programas innovadores de formación que proporcionen a los líderes educativos competencias y herramientas que les permitan generar condiciones para el logro de los aprendizajes integrales en medio de un entorno complejo, es fundamental para concretar el compromiso de las comunidades educativas con la presencialidad.

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