El barrio donde creciste te marcó
Faltando poco para concluir el mandato, el balance en ciudad de esta administración incluirá el paupérrimo avance en la reconstrucción post incendio, el enorme déficit financiero (aún sin aclarar) que el Minvu dejará, el escándalo de las fundaciones (aún sin despejar), los terrenos comprados sin factibilidad técnica, la crisis de credibilidad, y varios etcéteras.
¿Fue un problema de gestión? Seguramente, pero mucho antes que eso, fue una promesa incumplida: en agosto de 2022, en el Día de la Niñez, el Presidente declaraba su compromiso con los niñas, niños y adolescentes. “Ustedes son protagonistas”, afirmó. No fue así: el escaso avance en las ciudades hipotecó el futuro de los que crecieron en los barrios vulnerables de Chile, que esperaban una mejora. Veamos.
¿El impacto del barrio en los ingresos futuros de esos niños? El Opportunity Atlas de la Universidad de Harvard reveló que “crecer en un buen barrio puede incrementar las ganancias de por vida en unos US$200.000”. Un informe de Claremont McKenna sostiene que “el código postal donde creces predice tu destino económico mejor que cualquier otro indicador”. Un artículo de la BBC concluye: “la evidencia indica que el sitio específico en la ciudad donde una persona pasó los primeros 16 años de su vida es determinante para los ingresos que recibirá varias décadas más tarde, aunque cambie de lugar de residencia muchas veces después”. ¿Y el impacto del barrio en la salud? Harvard Health lo sintetiza con crudeza: “tu codigo postal es mejor predictor de la salud futura que tu código genético”. Para el caso holandés, se asevera que “el 60% de tu salud está determinado por tu código postal… más que tus conductas personales o cuidados médicos”. ¿Y el nivel educativo que un niño alcanzará? Un estudio holandés indica que los “niños expuestos a barrios con pobreza tendrán los más bajos rendimientos educacionales”. Un gran estudio en diversos países concluye así: “los resultados educativos individuales están significativamente asociados con las características del vecindario: pobreza, un clima educativo deficiente… y la desorganización social”. El New York Times lo resume de esta manera: “niños de sexto grado de barrios acomodados están cuatro años por delante que los niños de los distritos más pobres”.
Es que el barrio donde se nace y crece es uno de los mejores predictores de la vida, los ingresos, la salud y el nivel educacional que un niño tendrá en el futuro, en Chile y en cualquier parte. Si el barrio lo condiciona todo (o casi), entonces mejorar esos barrios debió haber sido la prioridad de un gobierno que prometió a los niños “ser protagonistas”. Y el no hacerlo, o haberlo hecho tan poco, recuerda la famosa estrofa de Los Prisioneros, que el Presidente Boric admira: “…esos juegos, al final, terminaron para otros con laureles y futuros y dejaron a mis amigos pateando piedras”.
Así es que sí, fue un problema de gestión, pero fue también mucho más que eso. Había que hacerlo bien, había que honrar esa promesa.
Por Ricardo Abuauad, decano Campus Creativo UNAB y profesor UC
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