Opinión

El “dilema” de los bancos

Andres Perez

Por Lucas Palacios, ministro de Economía, Fomento y Turismo

La pandemia del coronavirus está generando daños severos en la economía mundial y en nuestro país. Instituciones internacionales coinciden en que las medidas de confinamiento implementadas por diversos países para contener el ritmo de contagios han generado paralización o ralentización de sectores productivos y una contracción de la actividad económica, la que estará lamentable e inevitablemente acompañada por un significativo aumento del desempleo.

El Estado de Chile ha respondido con medidas oportunas y de una magnitud muy significativa, incluyendo una sustantiva y urgente inyección de liquidez para activar la cadena de pago. El ritmo y eficacia con que se implementen estas acciones permitirá que nuestro país se recupere con mayor velocidad y fuerza.

En esta línea, se requiere de un rol activo y decidido de los bancos. El Banco Central llevó la tasa de interés a un mínimo técnico de 0,5% y ha puesto a disposición del mercado financiero abundante liquidez; la Comisión para el Mercado Financiero flexibilizó exigencias para el otorgamiento y reestructuración de créditos; y el gobierno capitalizó un potente fondo de garantías por US$ 3.000 millones, para que los dineros lleguen efectivamente a las empresas y personas que lo necesitan. Estas medidas permitirán a la banca generar créditos garantizados por US$ 24 mil millones, es decir, casi 10% del PIB anual de nuestra economía.

Gobierno y reguladores han hecho su trabajo, y ahora la pelota la tienen los bancos, quienes pueden jugar un rol decisivo en este camino hacia la reactivación. El país necesita y espera de tales instituciones una respuesta oportuna y masiva, compatible con la magnitud de la crisis que enfrentamos. Algunos ya lo están haciendo.

El mayor riesgo en esta coyuntura es que ciertos bancos caigan en el llamado “dilema del prisionero”, en el que cada cual, mirando desde su propia situación, no sea capaz de dar un paso firme y rápido hacia una acción colaborativa que permita activar la cadena de pago en una economía que está completamente interrelacionada, incluyendo empresas pequeñas, medianas y grandes. En un escenario como ese, que esperamos no ocurra, tales bancos no habrían dimensionado el altísimo riesgo de esperar o de simplemente dejar que los demás actúen. La activación de la cadena de pago exige una acción decidida, rápida y eficaz de todos, en beneficio de todos, incluido el sector financiero.

Es posible que el esfuerzo requerido de los bancos les signifique dejar algo sobre la mesa, pero ese algo no es significativo comparado con los enormes costos de no actuar o hacerlo en forma tardía. Este momento histórico requiere grandeza y sentido de oportunidad. La historia y el país juzgarán el comportamiento y respuesta de los distintos sectores involucrados en este difícil proceso, el que incluye la protección de la salud de las personas, defensa de los empleos, atención de los más vulnerables y recuperación de la actividad económica.

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