El impacto del desarrollo sostenible en la crisis por Covid-19 y viceversa

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Hoy existe una visión común que indica que no será posible alcanzar este tipo de desarrollo si se descuida una de las siguientes dimensiones: crecimiento económico, bienestar social y cuidado medioambiental.



Un desarrollo sostenible es aquel que asegura las necesidades de la sociedad actual sin comprometer las necesidades de las sociedades del futuro. Hoy existe una visión común que indica que no será posible alcanzar este tipo de desarrollo si se descuida una de las siguientes dimensiones: crecimiento económico, bienestar social y cuidado medioambiental.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son el resumen de esta visión, al ser 17 metas con un carácter de indivisibilidad, integralidad y universalidad1. Por tanto, deben cumplirse de manera conjunta y con la colaboración de cada uno de los agentes sociales. Entre ellos hay algunas sinergias evidentes, por ejemplo, una educación de calidad (ODS4) redunda en una disminución de la pobreza (ODS1) y en trabajo decente y crecimiento económico (ODS8). Por otra parte, no debiera buscarse el mero crecimiento económico en desmedro de la pérdida de biodiversidad en la tierra o en los ecosistemas acuáticos (ODS14 y 15).

Respecto a la relación entre la pandemia provocada por el virus Covid-19 y los ODS, es posible reflexionar en varias dimensiones. Cabe preguntarse, por ejemplo, ¿cómo nos hubiera impactado esta crisis si hubiéramos alcanzado los ODS a escala global?

Prácticamente todos los ODS están relacionados de una u otra manera con la eficacia con la que podemos responder a una pandemia en el planeta, por cierto hay algunas relaciones muy claras, como agua limpia y saneamiento (ODS6) o salud y bienestar (ODS3). Pero, ¿qué ocurre con la reducción de las desigualdades (ODS10)?

Es muy probable que de haber estado mejor posicionados en el cumplimiento de este objetivo también hubiéramos podido reducir los impactos de este virus. Sólo como ejemplo de ello, en Chicago, un 70% de los muertos son afroamericanos, aun cuando ellos sólo representan un 30% de la población de la ciudad2. Según estadísticas de The Johns Hopkins University esta tendencia pareciera mantenerse en otras ciudades y estados de EEUU.

Todavía es necesario establecer causalidades para determinar si son las desigualdades sociales las responsables de estas estadísticas, pero hay datos anteriores con la epidemia de Sars del año 2002, que indican que personas que habitaban sectores con peor calidad del aire tenían una probabilidad 2 veces mayor de morir que personas viviendo en zonas con menor contaminación, una relación similar parece existir en el caso del Covid-19.

Así, resulta fundamental la reducción de las desigualdades para enfrentar una catástrofe como esta, primordialmente por los derechos de esas personas más vulnerables, pero también porque como grupos humanos dependemos de la protección que otros nos puedan brindar y en especial con un virus cuyo mecanismo de infección depende del paso de un hospedero a otro. Esto mismo puede escalarse a los países, ya que tal como lo indica un informe de la ONU4, en esta crisis global somos tan fuertes como el sistema de salud más precario que exista en los distintos países.

Si los países en desarrollo no son capaces de contener la infección, el mundo entero fallará en esta misión. De esta manera la colaboración entre los países se torna más relevante que nunca (ODS17).

¿Cómo el cambio global puede acelerar la aparición de estas pandemias?

La población humana ha experimentado un rápido crecimiento y con ello ha aumentado su actividad productiva. A esto se suma que habitamos en un contexto de crisis climática (aumento de la temperatura, cambio en los patrones climáticos, inundaciones, sequías y huracanes, cambio en el uso de la tierra, etc.).

Entre otras cosas, esto ha reducido las áreas de vida silvestre, afectando relaciones entre hospederos y patógenos, y acercando especies que naturalmente no coexisten. Adicionalmente, distintos escenarios ambientales pueden favorecer que un patógeno se mueva de un hospedero a otro, por lo tanto el cambio climático puede influir en la aparición de nuevas enfermedades humanas transmitidas por animales5.

Esto es especialmente importante cuando se estima que el 75% de las enfermedades emergentes (Ej. Zika, SARS, MERS, Ébola) provienen de animales6. En el caso del Ébola se ha descrito que hay una mayor probabilidad de tener un brote en zonas recientemente deforestadas7. Así, distintos grupos de investigación ya están trabajando en modelos que incorporan la variable de cambio climático a modelos epidemiológicos. Por tanto, esta es una más de las razones por las que el cambio global debiera ser un tema prioritario en las agendas de los países.

La pandemia por covid-19 ha significado una disminución de la contaminación atmosférica. ¿Podría asemejarse esto a las metas que debemos cumplir para frenar el cambio global?

La crisis sanitaria ha obligado a una disminución en las actividades industriales de los países, en la producción de bienes y servicios, del uso de energía y del transporte. Esto ha provocado una baja no intencionada en la cantidad de distintos contaminantes ambientales y gases de efecto invernadero. Además de ser la principal causa del calentamiento global, la contaminación del aire es responsable de alrededor de 7 millones de muertes anualmente en el mundo, por lo que si estas reducciones fueran permanentes tendríamos grandes beneficios como humanidad.

Sin embargo, distintas fuentes señalan que tal como ocurrió con la crisis económica del 2008, es muy probable que las emisiones aumenten rápidamente al reactivarse las economías. Sin embargo, lo más importante es que estas reducciones no fueron conseguidas de una manera sostenible, sino a costa del bienestar social, económico e incluso mental de las personas. Así, es prioritario encontrar maneras sostenibles de descontaminar nuestro planeta, para esto, además de la voluntad política, la ciencia será fundamental en el desarrollo de tecnologías eficientes y asequibles (ODS9).

¿Por qué el ODS5 (equidad de género) se asocia a la pandemia covid-19?

Probablemente la respuesta que primero se nos viene a la cabeza es cómo la violencia de género ha aumentado durante esta pandemia o cómo las brechas laborales de género podrán incluso aumentar luego de esta crisis, lo que tristemente nos indica lo lejos que estamos de cumplir ese objetivo. Pero es relevante también reflexionar acerca del liderazgo que han tomado muchas mujeres durante esta crisis, no sólo desde la vereda política al mando de distintos países, sino en el desarrollo de soluciones científicas, búsqueda de vacunas.

Así también cabe destacar la mayoritaria participación femenina en el sector de la salud y la relevancia que tienen tantas mujeres al cuidar a otros. Resolver crisis como estas demanda de soluciones creativas y de los mejores talentos en el mundo, está demostrado que equipos diversos son más innovadores. Si descartamos lo que el 50% de la población tiene para entregarnos estaremos limitando enormemente nuestras opciones de actuar efectivamente.

¿Podemos tomar alguna lección de esta crisis?

Esta no es una crisis meramente sanitaria, sino que es una crisis humanitaria. La pandemia por covid-19 no afecta únicamente nuestra salud y la de nuestros seres queridos, sino que nuestras economías y nuestro bienestar. Es un problema global afectando a todos los países, desarrollados y en desarrollo. Tristemente el cambio global comparte todas estas características, y aunque de manera más lenta y silenciosa, afectará a todos los países, (desarrollados y no desarrollados), no sólo impactando la salud y bienestar de sus ciudadanos, sino también sus economías.

La pregunta que cabe hacerse es ¿seguiremos esperando a reaccionar al cambio global, como lo estamos haciendo con el covid-19, o aprenderemos de esta crisis y esta vez nos prepararemos y seremos proactivos? Esta crisis por covid-19 nos da una oportunidad única para aprender y prepararnos, para detener la crisis ambiental con ciencia, tecnología, con talentos diversos que ayuden a innovar y crear y principalmente a través de la cooperación entre países.

Esto de la mano de un desarrollo sostenible, que permita a todos los países y sus ciudadanos las mejores oportunidades; con un crecimiento equitativo y una sociedad global que se haga fuerte desde las fortalezas de cada país y que no deje atrás el crecimiento económico, el bienestar social o el cuidado de nuestro ambiente.

* Doctora en Ciencias Biológicas con mención Genética Molecular y Microbiología Universidad Católica. Académica UAI

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