Opinión

El oráculo de Enade en tiempos de campaña

14 Octubre 2025 Enade 2025. Debate Presidencial entre los candidatos Franco Parisi,Harold Mayne-Nicholls, Jose Antonio kast, Johannes Kaiser, Evelyn Matthei, Marco Enríquez-Ominami y Jeannette Jara. Foto: Andres Perez Andres Perez

La Enade de este año tuvo por consigna “Verba et facta” –“palabras y hechos”-, premisa con lo que los grandes empresarios quisieron transmitir urgencia para salir de los diagnósticos y activar las propuestas de políticas públicas que les permitan resolver sus problemas.

La oportunidad viene a pedir de boca, en un año en que se elegirá un nuevo Presidente, cuando todo indica que será uno muy afín a la sensibilidad política del empresariado. Así, siete de los ocho candidatos presidenciales salieron a bailar la música de la Enade, la cual los paseó por todas las áreas críticas afectas a la economía y los negocios, sonsacando compromisos de cambio y moderación, según cada bailarín.

El performance -bajo un concepto de debate- en realidad se convirtió en una exaltación de las prioridades del país en torno a la seguridad, el crecimiento, la inversión y el orden fiscal. No fue exactamente un debate, sino más bien un examen, porque la pauta no estaba para controversias, sino para levantar un consenso empresarial.

De este modo, nadie apretó demasiado a José Antonio Kast por cómo piensa reducir el gasto fiscal en US$6.000 millones sin tocar el gasto social. En realidad, nadie le hizo demasiadas olitas en absoluto. No lo hizo Johannes Kaiser, quien solo puede crecer raspando el electorado del republicano (¿está ya pensando en 2029?) y no lo hizo Evelyn Matthei. Por el contrario, la candidata de la derecha tradicional más bien ensayó una suerte de reconciliación con Kast, dando por superado el episodio de los bots.

Tampoco nadie se molestó en preguntarle a Jeannette Jara por cómo piensa crear un sueldo vital de $750.000, ni nadie le recordó su militancia comunista, al punto en que no parecía estar primera en las encuestas ni ser la antítesis de nada caro a la Enade.

Si ya Jara era el “arroz graneado”, quedaba muy poco para el resto. Marco Enríquez-Ominami, al menos comprendió que la instancia era televisada, por lo que trató de elevar su mensaje más allá del foro, y Franco Parisi hizo algo similar, pero online, buscando construir un buen material para sus reels. Harold Mayne-Nicholls, por su parte, cayó bien a los empresarios, quienes tal vez lo integren en su caja de herramientas por si necesitan un componedor. Eduardo Artés, si pensó que su ausencia haría presencia, probablemente se equivocó, habiendo perdido la oportunidad de ser un pelo en la sopa.

Sin embargo, quien se llevó los laureles de la Enade fue la contralora Dorothy Pérez, quien hizo una presentación muy afín al espíritu del encuentro. En esta mostró mano firme para contener la corrupción e incrementar la eficiencia estatal. El mejor ejemplo fue cómo lo hizo para reducir las licencias médicas.

Con todo, los otros siete grandes actores de esta Enade tienen un escenario más difícil como para lograr los grandes aplausos, pues deben ganar una elección, convenir acuerdos y leyes entre cazurros parlamentarios, movilizar a ofendidos funcionarios, y rendir ante una contralora que avisa mano dura. Un escenario bastante más complejo que invocar hechos detrás de palabras.

Por Cristóbal Osorio, profesor de Derecho Constitucional, Universidad de Chile

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