Opinión

“En vez de”

Resulta cuático. Disculpen el coloquialismo, pero no sé cómo llamar de otro modo a comentaristas en posiciones diametralmente opuestas que concuerdan en lo esencial. Esmerados en querer soslayar el carácter tirado para la punta de la primaria ad-portas y elección presidencial en noviembre, amparándose detrás de “legítimas demandas”. Como si los sesgos detrás de reivindicaciones no importaran, bastara con cualquiera predisposición bien intencionada expuesta por candidatos, creyendo que la política es un inocente juego de pedir y saciar lo reclamado copando insatisfacciones pendientes. ¿Nada que ver con querer hacerse del poder a toda costa sin embargo?

Por un lado Óscar Contardo el fin de semana pasado en este diario argumentando que es oportunista de parte del mundo conservador restarle complejidad al lenguaje “woke” o “políticamente correcto” de los progresistas convirtiéndolo en “matraca” caricaturesca “fácil de proyectar..., asimilando reclamos sinceros y atendibles con conductas radicales, ultronas y absurdas”. Por otro lado, Cristián Valenzuela, en páginas siguientes, mostrándose igual de molesto aunque con el bando opuesto, que insuflado de superioridad moral –el mundo político de estos treinta años, incluido el gobierno actual— deplora el surgimiento de opciones cada vez más “radicales”. Después de todo, según él, esta gente ha sido causante de que “millones de chilenos… ya no creen en nada, ni en nadie”, hartos de que se les predique moderación.

Tanto que los dos sienten como previsible que Chile “estalle”. Valenzuela jugando con la idea de un “estallido” de distinta finalidad que el anterior, pero no por ello menos explosivo. Contardo también afirmando que no se puede negar que problemas de fondo siguen vivos después del 18-O. Ninguno admitiendo que se les pudiera catalogar de populistas, aun cuando, curiosamente, ambos posicionamientos cabría juzgárseles convenientes para dicho fenómeno compartido. Es decir, afines y simétricos aun cuando ofrecidos uno “en vez de” el otro.

Este “pensar en vez de” posee además imprimátur academicista. Me refiero a la reticencia del cientista político más mediático en Chile en este momento, Juan Pablo Luna. Cada vez que se le menciona el populismo, lo descarta y ofrece un largo listado de asuntos puntuales “en vez de”, que si uno lo examina con cuidado da como saldo un no insignificante contenido populista. En reciente entrevista señala: “Estamos demasiado obsesionados con el populismo, los liderazgos estridentes o en creer que el problema está en la institucionalidad y el funcionamiento de la democracia”. Muy de élite, agrega, pero que a la gente “le hace poco sentido porque siguen con los mismos problemas de hace 10 años”. Es decir, el caldo de cultivo mandado hacer para que cunda un populismo transversal que no se reconoce.

Por Alfredo Jocelyn-Holt, historiador

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