Hidrógeno verde para el desarrollo sostenible

Chile tiene enormes ventajas para el desarrollo del H2 verde porque poseemos la mejor radiación solar del mundo en el norte y un excelente potencial eólico en la costa desde el Golfo de Arauco hasta el Estrecho de Magallanes.



* Por Carlos Álvarez, Universidad de Chile; Eduardo Bitrán, Universidad Adolfo Ibáñez y Luis Felipe Céspedes, Universidad de Chile

El lanzamiento la semana pasada de la estrategia del “Hidrógeno Verde” por parte del gobierno es una muy buena noticia. Es una iniciativa que busca articular esfuerzos para el establecimiento de una industria de hidrógeno (H2) en nuestro país. Es lanzada, además, en un momento en que necesitamos acciones urgentes para combatir el cambio climático, para generar nuevos motores de crecimiento y nuevas fuentes de empleos de calidad.

A nivel global el H2 verde ha emergido en los últimos cuatro años como la principal opción de sustitución de combustible fósiles y, por lo tanto, como la alternativa más promisoria para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en nuestro planeta.

¿De qué se trata? A diferencia del H2 tradicional, que se produce principalmente a partir de combustibles fósiles, el H2 verde se produce a través de la separación de la molécula de agua mediante electrólisis, utilizando energía eléctrica de fuentes renovables. Así, el H2 verde reemplaza fuentes contaminantes y en su producción no se emiten contaminantes, solo vapor de agua. ¿Por qué ahora? La drástica caída en los costos de las energías renovables (eólica y solar), junto con la rápida reducción del costo de capital de los electrizadores, permiten proyectar que la producción de H2 verde será competitiva con los combustibles fósiles antes de finales de la década.

Así, el H2 verde surge como la opción para descarbonizar industrias intensivas en el uso de combustible fósiles tales como la acerera, la minería metálica y el transporte de carga, terrestre y marítimo.

Y con la misma fórmula que sustituyó al salitre, a partir de H2 verde se pueden producir fertilizantes verdes para abatir las emisiones de gases de efecto invernadero en la agricultura. Adicionalmente, el H2 tiene la ventaja de que puede ser incorporado en procesos existentes sustituyendo parcialmente a los combustibles fósiles, por ejemplo, combinado con gas natural o con diésel. De esta forma se evita descartar tecnologías en las que se ha invertido enormes cantidades de recursos, facilitando la transición energética.

Chile tiene enormes ventajas para el desarrollo del H2 verde porque poseemos la mejor radiación solar del mundo en el norte y un excelente potencial eólico en la costa desde el Golfo de Arauco hasta el Estrecho de Magallanes.

El desarrollo de esta industria permitiría descarbonizar prácticamente todas nuestras industrias de exportación, generando un sello diferenciador para éstas y una matriz productiva medioambientalmente sostenible.

La agenda anunciada por el gobierno sigue la lógica de los programas de especialización inteligente comenzados en la segunda administración de la Presidenta Bachelet en áreas tales como la minería, la energía solar, el turismo y los alimentos. La estrategia anunciada reconoce el temprano aporte del Programa Estratégico Solar a través de consorcios tecnológicos para la incorporación de H2 verde como sustituto al diésel que emplean los camiones mineros y la adaptación de la tecnología fotovoltaica a las condiciones especiales del Desierto de Atacama.

Pero tenemos una oportunidad no solo para potenciar las exportaciones de H2, podemos desarrollar una industria de servicios y productos asociados a la industria del H2 verde sobre la base de I+D. La experiencia de Noruega y Australia son ilustrativas.

Noruega, a partir del descubrimiento de petróleo en la década del 70, y en base a políticas públicas activas, construyó un liderazgo mundial en la provisión de servicios para la producción de petróleo y gas, que genera una amplia gama de empleos de calidad.

Australia, sobre la base de un fuerte esfuerzo público-privado en materia de I+D, ha logrado desarrollar un sector exportador de equipamiento minero, tecnología y servicios de clase mundial, responsable de 1 de cada 10 empleos en dicha economía.

Los recortes de recursos para las áreas de ciencia, tecnología e innovación en el Presupuesto de la Nación son ciertamente contradictorios con una estrategia de este tipo.

El lanzamiento de la estrategia de hidrógeno verde es una buena noticia también porque se construye bajo la lógica de que el Estado tiene mucho que hacer para materializar oportunidades de crecimiento, y de que la política pública puede y debe potenciar sectores estratégicos para la economía, donde tenemos ventajas comparativas reveladas. Es decir, desestima la crítica de que este tipo de estrategias es contraproducente porque corresponde a una estrategia de “selección de ganadores” por parte del Estado.

Finalmente, este cambio de enfoque permite generar un espacio de encuentro para la construcción de una agenda de desarrollo productivo país, que trascienda a los gobiernos de turno y que nos permita aumentar el crecimiento, la generación de empleos de calidad y la sostenibilidad medioambiental.

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