La propuesta en educación: más de la mitad en una nebulosa

Profesores del Colegio Cumbres


Por Simón Pinto, investigador legislativo de Acción Educar

La semana pasada tuve la oportunidad de visitar dos colegios particulares subvencionados del Valle del Aconcagua en la Región de Valparaíso. Lo primero que noté fue una preocupación por una buena infraestructura, limpia, en buen estado (solo vi un vidrio roto) y la adecuada para recibir a cerca de dos mil alumnos de enseñanza básica y media en cada colegio. Junto con un buen equipamiento para las cinco disciplinas técnico-profesionales, también había espacio para el deporte y recreación.

Conversé un buen rato con una de las profesoras y de inmediato pude percibir su vocación por enseñar y lo importante que era para ella que su colegio hiciera las cosas bien. Rápidamente me transmitió que el 80% de sus estudiantes están en situación de vulnerabilidad y que ellos como institución no pueden fallar, que son y tienen la misión de ser una oportunidad (probablemente la única) de movilidad social para sus alumnos. Vi un proyecto educativo que busca trascender y no tan solo cumplir con el currículum ministerial.

En nuestro país, cerca de dos millones de niños y jóvenes que asisten a la educación formal, lo hacen en un colegio particular subvencionado, representan a un 54% de la matrícula escolar y según datos de la Junaeb (2020) el 85% de sus estudiantes son considerados en situación de vulnerabilidad. El último proceso de admisión escolar evidenció que el 67% de las familias optó como primera preferencia por un colegio particular subvencionado, versus un 33% que priorizó uno estatal. Por muchos alumnos que tengan o por muchas familias que los prefieran, pareciera que, para los constituyentes, estos colegios no fueron importantes.

El artículo 36 de la propuesta crea un Sistema Nacional de Educación, integrado por todos los establecimientos e instituciones educacionales, de todos los niveles, ya sean creados o reconocidos por el Estado. Hasta ahí pareciera que todo anda bien, pero luego se establece que el eje central de este sistema es la educación pública, creándose así un Sistema de Educación Pública. Se señala que “su ampliación y fortalecimiento es un deber primordial del Estado” y que deberá financiarla “de forma permanente, directa, pertinente y suficiente” (me pregunto si habrá quedado algún calificativo fuera). Para rematar, se detalla el mecanismo de financiamiento: aportes basales. Algunos constitucionalistas, como Correa Sutil, son categóricos en que, con esta afirmación se demuestra que decidiremos sobre un programa político, con una ideología detrás y no un texto constitucional.

“¿Cómo cree usted que quedan los colegios particulares subvencionados en la propuesta?”, le pregunté a la profesora; y luego de una pausa me dice: “en una nebulosa, nos sentimos desprotegidos”. Si somos estrictos, no es correcto afirmar que con la propuesta se acaban ese tipo de colegios, pero no es de extrañar que sus comunidades educativas queden en una nebulosa, con más incertidumbres que certezas. Si es que la propuesta se preocupó de detallar con fuerza que el eje central (y estratégico) del sistema educativo sería lo estatal, incluso llegando a señalar el mecanismo de financiamiento, cabe preguntarse, por qué no hizo lo mismo con aquellos colegios que reciben a más de la mitad de los niños y niñas de nuestro país, donde el lucro ya no existe y solo alrededor de un 10% tiene copago. “¿Por qué se decidió no dar garantías a mis alumnos, si al final los perjudicados van a ser ellos?”, me volvió a preguntar.

¿Qué otros elementos de la propuesta contribuyen a esta nebulosa y desprotección? En primer lugar, que el texto no incluya la libertad y autonomía para crear proyectos educativos (pero ojo, a los pueblos originarios sí se les reconoce esta autonomía, curioso) y que tampoco haya quedado asegurado el apoyo financiero a los colegios particulares subvencionados de la misma forma que para los estatales. Ambos elementos son fundamentales para el desarrollo de estos proyectos educativos, los cuales están garantizados en tratados y convenciones internacionales. Hay un estándar en el cual esta propuesta queda corta.

En la misma nebulosa se encuentra un exalumno y hoy profesor del segundo colegio que visité. Me comentó que su principal motivación para volver a enseñar y participar en el mismo colegio en que él se educó, es justamente abrir puertas y dar oportunidades a sus estudiantes, de tal manera que puedan surgir y alcanzar sus sueños. La propuesta deja en una nebulosa un proyecto donde cumplir el marco normativo, curricular y de calidad, es simplemente un mínimo, porque sus aspiraciones como comunidad educativa son mayores. Buscan que los colegios se transformen en un espacio seguro, de protección, crecimiento y que les permita a sus estudiantes y familias, ejercer de la mejor manera posible su derecho a la educación.

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