Las lecciones de la emergencia sanitaria en Brasil

El caso brasileño evidencia los riesgos globales que implica que un país no controle adecuadamente la pandemia y que sus autoridades minimicen sus riesgos.



La crisis sanitaria sigue empeorando en Brasil y ha acrecentado el temor sobre sus efectos a nivel mundial, justo en momentos en que las vacunas entregan esperanzas de una salida de la mayor pandemia en más de un siglo. Este fin de semana, la nación sudamericana volvió a registrar un récord de muertes y nuevos casos. Cerca de 2.000 personas fallecieron en un solo día: la mayor cifra desde el inicio de la pandemia. Récords trágicos que el país viene registrando desde inicios de marzo. A fines de la semana pasada, además, superó a India en el segundo lugar en número de casos totales, con más de 11.400.000 contagios.

El escenario es aún más grave considerando la posición asumida por el gobierno del Presidente Jair Bolsonaro desde el inicio de la pandemia. No solo minimizó la situación en un primer momento, calificando el Covid-19 como una “simple gripe”, sino que además no ha promovido ninguna estrategia nacional efectiva para enfrentar la crisis, dejando finalmente la emergencia en manos de los gobernadores estatales. Pero, a su vez, las restricciones impuestas por algunos alcaldes y gobernadores se han enfrentado al rechazo de una parte de la población, que alentada por la postura del Mandatario, ha salido a protestar contra las medidas, como se vio este fin de semana.

El surgimiento de la llamada variante brasilera del virus -la P1- acrecentó además las alarmas y llevó a varios países -incluido Chile- a tomar medidas. De acuerdo con los estudios, ésta tiene 17 mutaciones del virus original -el mayor número de todas las variaciones detectadas hasta ahora- y es entre 1,4 y 2,2 veces más contagiosa y eventualmente más mortal. Pero más preocupante aún es que la variante habría surgido de la zona amazónica de Manaos donde en octubre pasado se detectó que el 76% de la población había sido infectada, superior al porcentaje necesario para lograr una inmunidad de rebaño. Pese a ello, en enero la zona volvió a ser golpeada y en los primeros dos meses del año registró más muertes que en todo 2020.

Lo anterior llevó a advertir a la OMS sobre la potencial amenaza que representa la situación sanitaria de Brasil no solo para su población sino para el mundo entero, especialmente América Latina. La falta de medidas concretas que han llevado al país al borde del colapso sanitario, como señaló el gobernador de Sao Paulo, han convertido a Brasil en un potencial laboratorio de nuevas cepas -ayer se anunció la aparición de una nueva variante. Y evidencian los riesgos que implica no abordar con seriedad la emergencia. Como dijo la vicepresidenta de la Sociedad Brasileña de Inmunología, la situación actual “no es una sorpresa, se debe a no habernos preparados”.

La pandemia es una amenaza global, por ello para combatirla efectivamente se requiere del compromiso de toda la comunidad internacional. El caso brasileño muestra cómo la falta de una respuesta responsable y seria de un país puede poner en riesgo no solo a sus vecinos, sino a todo el planeta, en especial si la aparición de nuevas variantes termina eventualmente comprometiendo la eficacia de la principal arma contra el virus: las vacunas.

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