¿Le importa al Cruch la inclusión?

Mario Téllez / La Tercera

Mañana lunes los jóvenes de cuarto medio rendirán por primera vez la prueba que permite ingresar a la educación superior. Sin duda un hito importante en sus vidas por las implicancias futuras que conlleva. La evidencia disponible nos muestra que la educación superior es uno de los principales motores de movilidad social y un pasaporte para el mercado laboral. Lamentablemente, el acceso a ella es altamente desigual en función de los ingresos de las familias.

En las últimas décadas las universidades del Consejo de Rectores de Chile (Cruch) han manifestado una inquietud aparente por la justicia en el acceso a las universidades. Así, en 2012 se incorporó como instrumento de selección el puntaje ranking para mejorar la inclusión en el acceso. En rigor este instrumento no es un ranking y lo que hace es aumentar la ponderación de las notas de enseñanza media (NEM). Sin embargo, este “ranking” al igual que las NEM contemplan sesgos socioeconómicos que favorecen a alumnos de colegios particulares pagados.

¿Por qué tienen sesgo? Los estudiantes de colegios particulares pagados tienen promedios de notas desproporcionadamente más altos que los estudiantes de colegios particulares subvencionados y municipales. Ello no necesariamente es un sesgo, podría justificarse si los estudiantes de colegios particulares pagados tuvieran efectivamente mejor desempeño académico. Sin embargo, a partir de la evidencia disponible (corrigiendo por puntaje Simce) no es posible justificar la magnitud de la brecha en las NEM entre estos tipos de colegios. Por otra parte, el “ranking” no premia de igual forma a estudiantes de desempeño relativo similar. Estudiantes que se encuentran en el mismo percentil de egreso pueden tener más de 300 puntos de diferencia en su puntaje.

Esta distorsión en los instrumentos perjudica a los estudiantes de colegios con financiamiento del Estado y favorece a los de colegios particulares pagados. Mientras el 28% de los estudiantes de colegios particulares pagados tiene más de 700 puntos de puntaje NEM, solo el 7% de los estudiantes de liceos municipales y particulares tiene este puntaje. La misma brecha se observa en los puntajes ranking.

¿Qué pasaría si cambiáramos estos instrumentos de selección por uno que no tenga sesgo socioeconómico? Un trabajo en desarrollo del Centro de Estudios Públicos explora esta situación. El trabajo reemplaza los actuales instrumentos (NEM y ranking) por uno nuevo, a saber, un ranking de verdad. El nuevo asigna puntajes en función de la posición relativa del estudiante en base a la comparación con la generación y las tres anteriores de su colegio. Así, estudiantes en el mismo percentil de egreso reciben el mismo puntaje, eliminando todo sesgo socioeconómico o por tipo de dependencia.

Si comparamos los puntajes de este nuevo instrumento con los puntajes NEM y ranking antiguos, observamos que, en promedio, los estudiantes de colegios particulares pagados vieron corregidos sus puntajes a la baja, mientras que los de colegios particulares subvencionados y municipales vieron una alza importante en sus puntajes. Ahora bien, si analizamos el efecto de este cambio en la admisión a las universidades adscritas al Sistema Único de Admisión (SUA), advertimos un aumento en la admisión de alumnos de colegios municipales y particulares subvencionados en sus primeras preferencias (cercano al 5%) y una reducción de 18% de estudiantes de colegios particulares pagados. Si analizamos que ocurriría con las carreras más selectivas con puntajes de corte sobre 700 puntos, vemos que los alumnos de colegios municipales aumentan en un 17% y los de particulares pagados disminuyen en un 9%.

Si efectivamente existe la preocupación por mejorar la inclusión en el acceso a la educación superior, entonces ¿por qué el Cruch no perfecciona sus instrumentos? Solo se requiere hacer las cosas bien.

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