Política evangélica

Te Deum


La no transmisión del tedeum evangélico puede tener un trasfondo más complejo que la simple lectura de la crisis de la televisión y la fe en Chile. Finalmente, La Moneda, que es quien paga las cadenas nacionales, simplemente podría haber devuelto el favor a quienes la vez pasada hicieron pasar un mal rato a la Presidenta Bachelet. Pero dentro de la iglesia evangélica las cosas no son tan sencillas ahora para la familia Durán, principales instigadores del desaire presidencial.

En Chile, los evangélicos son un 17% de la población, según el último censo, y no han tenido un mayor crecimiento, aunque les ha afectado menos la secularización que ha tenido la sociedad chilena. Aunque ha habido políticos evangélicos en todos los partidos, no han formado, a diferencia de otros países latinoamericanos, una fuerza por sí misma. Suelen tener posturas conservadoras en temas valóricos, pero eso no necesariamente implica que voten por la derecha. En muchos templos prefieren aplicar la máxima cristiana respecto a que a Dios lo que es de Dios y a César lo que es del César.

Las comunas con alta presencia evangélica se han comportado como bisagras electorales. En las campañas electorales, muchos miembros de dicha comunidad transmiten a los candidatos la evidente discriminación que implica ver a autoridades demasiado preocupados de las relaciones con la jerarquía católica. Los últimos escándalos que han afectado a dicha Iglesia y la crisis de confianza que se ha manifestado después de la visita del Papa Francisco han hecho que algunos políticos conservadores busquen en dichas iglesias cristianas el adalid moral para convertirlo en tema de agenda. Pero como bien hizo notar el diputado del Frente Amplio Pablo Vidal, la fe de dichas comunidades cristianas no es utilizable como herramienta política. Dentro de ese mundo hay opiniones de todos los colores, como bien recuerdan los integrantes de los comandos de Bachelet, a la que solían darle una favorable acogida por su decisión de dar espacios a todas las confesiones en el espacio público.

Por esa misma ligazón de Bachelet con este mundo, fue impactante la operación política del tedeum evangélico del año pasado, con un predicador sermoneando a la Presidenta de la República, sin declarar el evidente conflicto de interés al ser candidato a diputado por la coalición de ChileVamos, y varios de los agitadores de entonces convertidos en funcionarios públicos del gobierno actual. La reacción de las máximas autoridades del Senado y la Cámara de Diputados al decidir no asistir al tedeum de este año daña a la comunidad evangélica, que no suele ser tan politizada como alguno de sus pastores. Ninguna autoridad querrá verse sometida nuevamente a las humillaciones de entonces.

Para las iglesias de dicha fe, quedar fuera del espacio de los medios es retroceder décadas en lo que habían logrado. Su trayectoria fue de terreno, donde buscaron estar en hospitales, cárceles y otras instituciones donde se les cerraba la puerta, mientras que sacerdotes y monjas eran recibidos con los brazos abiertos y los ojos cerrados ante los abusos. Las iglesias cristianas habían logrado resultados haciendo que instituciones uniformadas y la propia Moneda contaran con capellán evangélico al mismo nivel que el clero vaticano. Por ello, la molestia con la familia Durán -padre pastor cristiano de amplios recursos económicos, e hijo convertido en diputado piñerista- recorre muchos templos.

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