Opinión

Positivo balance de los Juegos Panamericanos

Más allá de las cuentas alegres que se pueden sacar sobre el desarrollo de la cita deportiva y el desempeño del Team Chile es de esperar que lo vivido sirva para darle un impulso al desarrollo de nuevas políticas públicas que aumenten el apoyo del deporte.

CRISTIAN SOTO/SANTIAGO 2023 via PHOTOSPORT

Ha concluido la XIX versión de los Juegos Panamericanos, que se desarrollaron a partir del 20 de octubre y extendieron sus actividades en las regiones Metropolitana, Valparaíso, O´Higgins y el Biobío. El resultado da cuenta de un muy buen final para un proyecto de largo aliento que se inició durante el segundo gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, hace seis años, y que comprometió los esfuerzos de las siguientes dos administraciones, que permitieron llevar adelante la organización e implementación de un evento que por la relevancia y desafío que significó en su época solo tenía como antecedente el Campeonato Mundial de Futbol de 1962.

Los retos eran importantes por la necesidad de adecuar, renovar y construir una infraestructura que pudiera acoger 39 disciplinas, tres de las cuales eran nuevas -breaking, skateboard y escalada deportiva-, recibir aproximadamente 7.000 atletas que representaban a 41 países con todos los servicios que ello demanda, incluyendo la construcción de la Villa Panamericana para su hospedaje, y dar cuenta de una inversión de un monto relevante para el país. Esta, que se estimó inicialmente en US$ 170 millones, se vio incrementada para llegar a superar los US$ 750 millones, una cifra que en todo caso será inferior a lo que significó para Perú la organización de los Juegos Panamericanos de 2019 o para Canadá los de 2015.

Sin perjuicio de algunos problemas como los ocurridos en la medición del circuito de la marcha femenina que impidió validar las marcas para récords o clasificación a Juegos Olímpicos -no así para la entrega de las medallas-, el impasse a propósito de la conformación de la selección femenina de fútbol, que quedó sin sus arqueras para el partido final, o que la lluvia pudo impedir mejores marcas en el atletismo, los Juegos constituyeron un gran espectáculo deportivo y dejan un importante legado. Y este no solo es la destacada cosecha de medallas lograda por nuestros deportistas: 12 de oro, 31 de plata y 36 bronce, que dan cuenta del nivel alcanzado en cada disciplina y permiten al país superar la cantidad de preseas obtenidas en Lima hace cuatro años -uno de los objetivos que se perseguía-, sino también darles espacio, reconocimiento y visibilidad a muchas y nuevas disciplinas y a quienes las practican con mucho esfuerzo y en forma destacada, como asimismo despertar el entusiasmo por parte de la ciudadanía que los siguió a través de sus transmisiones, al asistir a los recintos deportivos o al salir a las calles a presenciarlos.

Por lo tanto, es importante que lo vivido sirva de impulso para desarrollar mejores políticas públicas aumentando el apoyo al deporte, ya sea en la respuesta que se da a las necesidades de los deportistas de alto rendimiento como también al replantearse la forma cómo se atrae a los niños y jóvenes a la práctica deportiva, cómo se aborda en el currículum escolar y cómo se avanza en recuperar los espacios públicos para ese objeto, entendiendo la relevancia que tiene especialmente en una sociedad que muestra altos niveles de sedentarismo y malos hábitos de alimentación.

Por otra parte, es necesario tener presente que el 17 de noviembre se inician los Juegos Parapanamericanos, que demandan la misma atención, compromiso y organización, y que es importante que los deportistas recojan el mismo entusiasmo y apoyo ciudadano, que se ha vivido estos días.

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