Primarias y tiempo político



Por Eugenio Rivera, Fundación Chile21

Hay poco tiempo hasta la fecha de inscripción de las primarias. El tiempo político es aún más breve; los partidos y los ciudadanos están ocupados con las elecciones del 15 y 16 de mayo. En tal contexto, ¿cumplen hoy las primarias los objetivos asignados al crearse? Se trata de un instrumento para que la ciudadanía elija el candidato de una coalición, cuyos miembros comparten visiones, proyectos y una trayectoria política conocida. Una primaria de toda la oposición resultaría plausible, pues han compartido la oposición a la política incompetente y mezquina de la actual administración y el rechazo a la actual Constitución. Menos plausible es una primaria de la derecha al convivir partidarios del rechazo y el apruebo, promotores incondicionales del modelo, la derecha social y JAK.

Sin embargo, la primaria de la oposición no parece recomendable; diversas fuerzas la han rechazado. Primarias parciales no son una alternativa razonable, porque no es posible definir en 16 días los lineamientos político-programáticos que constituirían las bases de la convocatoria; más aún, cuando ninguna fuerza política ha dado a conocer su programa. Al mismo tiempo, se multiplican las afirmaciones de diversos actores políticos de que les gustaría una primaria distinta a la que el tiempo político permite. Aparece el peligro de que las distintas fuerzas se vean comprometidas con opciones cuyos contenidos terminen siendo muy distintos de las propias convicciones. Como lo muestra el caso de Yasna Provoste, la fluidez del escenario político hace prever la aparición de figuras que podrían concitar una mayor aprobación, pero que los amarres de las primarias harían imposible su participación.

La pandemia ha dificultado la elaboración programática, las conversaciones tendientes a reestructurar el escenario político luego del cambio radical provocado por la rebelión popular del 18/O, así como reconstruir el diálogo entre los partidos y nuevos agrupamientos con la ciudadanía. Solo logran perfilarse candidatos que llevan años como tales (Lavín y Jadue) o apuestas antipolíticas como la de Jiles. Ésta ha conectado con el repudio que el sistema político ha generado en la ciudadanía. Sin programa, su habilidad mediática le permite apropiarse de iniciativas resultado de la presión ciudadana; como Trump denosta a los adversarios. La conexión autoritaria con sus “nietecitos” y su Pyme familiar prefigura un sistema autoritario, en caso de ser exitosa.

Es deseable desistir de primarias parciales que encorsetan la vida política y apostar a las primarias ciudadanas de la primera vuelta. De aquí al 21 de noviembre las candidaturas podrán desplegarse programática y políticamente, reconstruir los lazos con la ciudadanía y estructurar las reales opciones políticas para implementar la nueva Constitución y el nuevo pacto social.

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