
Puño en alto

El escritor y periodista mexicano Juan Villoro, poco después del terremoto de septiembre de 2017, escribió en el diario Reforma el poema “Puño en alto”, en momentos en que, tras el desastre, faltaban las palabras de esperanza y de fuerza para seguir avanzando. En él, afirmaba que dos rayos pueden caer en un mismo sitio. En otro contexto -político y no geológico ni telúrico- en Chile estamos siendo testigos como tras un desastroso gobierno de extrema izquierda, existe la posibilidad que el país profundice ese derrotero -aprovechando la división de los sectores más moderados y de oposición-, al punto de viabilizar una camaleónica candidatura presidencial del Partido Comunista.
Para entender cómo llegamos a esto, es imprescindible tomar conciencia que enfrentamos a una generación política que ha hecho de las acciones performativas un rito y del lenguaje un mero artificio. El oportunismo y la inmediatez en su accionar es incluso más liviano que la simple demagogia. La táctica lo es todo y el poder actúa como un magneto inefable.
En esa infinita aspiración a privilegios disfrazados de acciones y programas de gobierno vacíos, no trepidan en erosionar la confianza en la función pública y en la misma democracia. Las licencias médicas sin control, la rápidamente olvidada tasa de interés “presidencial” -por cierto, preferencial- extrañamente ignorada por el Ministerio Público, las contribuciones impagas del removido director del Servicio de Impuestos Internos, y también de inmuebles pertenecientes al Partido Comunista, son todos ejemplos de ello.
En este último caso debiera llamar además la atención la severidad y celeridad en la remoción de Javier Etcheberry, que contrasta con situaciones como la permanencia de la directora de Presupuestos, o del equipo legal que visó la inconstitucional compra de la casa de Salvador Allende, y la largamente postergada salida de Miguel Crispi en el contexto del caso Convenios. ¿No habrá acaso en la exoneración del director del Servicio de Impuestos Internos, más allá de su grave falta, el aprovechamiento táctico de una oportunidad para reemplazarlo por un funcionario servil a los intereses del Partido Comunista, en caso de un eventual futuro gobierno de extrema izquierda?
Cuando un proyecto político carece de principios claros y bien establecidos, el fascismo de izquierda encuentra el caldo de cultivo para dar rienda suelta a los impulsos más deleznables. Peor aún, en el estado de anomia de Chile, donde la hipocresía es el estándar y el respeto a las normas, la excepción. Por ello, el verso de Villoro resuena: “Eres del lugar donde recoges la basura/Donde dos rayos caen en el mismo sitio/ Porque viste el primero, esperas el segundo. /Y aquí sigues. /Donde la tierra se abre y la gente se junta”. ¿Podremos evitar en Chile la caída de un segundo rayo que comprometa nuestra democracia liberal?
Por Gabriel Zaliasnik, profesor de Derecho Penal, Fac. de Derecho, U. de Chile
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