Recuperación del mercado laboral
Parte importante de los puestos de trabajo perdidos a raíz de la pandemia se han recuperado, destacando la creación de empleos formales; uno de los mayores desafíos para 2022 será comprobar si los sectores que hoy demandan más intensamente trabajadores podrán mantener este dinamismo.

Una vez desatada la pandemia a comienzos del año pasado, la destrucción de puestos de trabajo fue profunda y a julio de 2020 se habían esfumado unos 2 millones de empleos. Sin embargo, el exitoso proceso de vacunación, la reapertura progresiva y, posteriormente, las inyecciones de liquidez asociadas a los retiros de las AFP y una política fiscal ultra expansiva han ayudado a una paulatina recuperación de los puestos de trabajo perdidos, a lo que se ha sumado la explosiva actividad económica de los últimos meses. El último dato publicado por el INE -correspondiente al trimestre agosto-octubre- refleja que en los últimos 15 meses se han creado 1,4 millones de empleos, aunque todavía falta por recuperar unos 600 mil para volver al nivel prepandemia. De los casi 1,4 millones de empleos recuperados, 721 mil corresponden a asalariados del sector privado y 566 mil a trabajadores por cuenta propia. Con estos resultados, la tasa de desocupación cayó al 8,1%, el nivel más bajo desde febrero de 2020.
Los sectores que más han incidido en la recuperación desde el peor momento de la pandemia son Comercio (+331 mil), Construcción (+282 mil) y Actividades de alojamiento y de servicio de comidas (+159 mil). Otros sectores como la Agricultura no han tenido el mismo dinamismo y los niveles de empleo se mantienen muy lejos de los niveles prepandemia, incluso controlando por factores estacionales.
Pese a todo lo anterior, la recuperación del mercado laboral tiene todavía varios elementos que obligan a mantenerse alerta. Unas 632 mil personas abandonaron la fuerza de trabajo desde iniciada la pandemia que, de retornar en búsqueda de un empleo, pondría una gran presión a las tasas de desocupación. Por otro lado, los sectores que más han aportado a la generación de los puestos de trabajo en los últimos meses tendrán un difícil 2022, donde se podrá apreciar con mayor nitidez una actividad económica sin los estímulos temporales que hoy la apuntalan. Nada asegura, entonces, que los empleos creados en algunos sectores en un contexto altamente expansivo sean permanentes.
Frente a lo anterior, es imprescindible que el diseño de política pública evite incentivos perversos en el mercado laboral. En esta línea, es destacable la decisión del Ejecutivo de concretar el retiro del IFE general y, en contraste, extender la duración del IFE laboral hasta marzo. Esta señal va en la dirección correcta para impedir que el desaliento siga afectando a aquellas personas que dejaron la fuerza de trabajo y, por otro lado, se mantengan los subsidios para que las empresas contraten trabajadores en un contexto de alta incertidumbre.
Quien tenga el mandato de la ciudadanía para dirigir el país a partir de marzo del próximo año deberá enfrentar una serie de desafíos urgentes. Sin duda uno de ellos será el empleo que, pese a la incipiente recuperación de los últimos meses, previsiblemente seguirá mostrando señales preocupantes.
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