Terminemos con la farra

SEÑOR DIRECTOR:
Tras la entrega del texto que propone una nueva Constitución, los cruces verbales, públicos- mediáticos o en redes sociales, no se hicieron esperar por parte de quienes adhieren a alguna de las opciones del plebiscito de salida.
Este contexto, que solo favorece la polarización, el populismo, la radicalización y las descalificaciones, claramente está lejos de los llamados a la unidad y al reencuentro. Éstos, qué duda cabe, extraviados desde octubre de 2019.
El problema que presentan estos escenarios, más aún en el actual contexto histórico del país, es que se valida y reconoce la violencia como algo “normal”. Saquear, vandalizar, insultar a la autoridad de turno y el nulo respeto al orden público parecieran no solo estar permitidos, sino que también que da lo mismo el buen vivir y la dignidad de las personas. Donde pareciera que las diferencias no pueden resolverse mediante el diálogo. Donde hemos perdido la capacidad de escucharnos y solo importa imponer la visión del hablante de turno. Donde tratamos a quien piensa distinto como “enemigo” y no como un legítimo “adversario”; pero donde, más allá de nuestras diferencias, nos une el bien común del país.
Si consideramos que serán dos meses de campaña, el llamado no puede ser otro sino a que el desenfreno, el ímpetu y la irracionalidad no sigan siendo superiores a los acuerdos y consensos. Donde podamos convivir y contrastar nuestras legítimas diferencias en un marco de respeto y tolerancia, valorando los avances y progresos, recuperando la esperanza en el futuro y trabajando con vocación por construir un mejor Chile -con justicia, libertad y equidad- para todas y todos.
Terminemos, de una buena vez, con la farra. Cuidemos y valoremos nuestra nación.
Rodrigo Durán Guzmán
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