Alumna del japonés Michio Kushi, precursor de la macrobiótica en el mundo occidental, Bárbara Garceau (21), acaba de montar en Olmué una pequeña fábrica de alimentos macrobióticos a partir de recetas orientales. Por ahora hacen, entre otros, tempeh, alimento rico en proteínas que resulta de la fermentación de porotos de soya y hongo rizhopus ($ 3.850, 500 g); o gomashio, un aliño hecho de sal de mar y sésamo molidos, con lecitina que estimula la digestión ($ 2.750, 250 g). Además, dan clases de cocina macrobiótica ($ 60.000, seis clases). Están tramitando su resolución sanitaria. www.macrobioticachile.cl, fono