Barreras que previenen suicidios

Solo este año se han suicidado tres personas en el Costanera Center, sumando así 24 fallecimientos por esta causa desde su apertura en 2012. ¿Cuál es la importancia de las barreras físicas de las que tanto se han hablado en los medios? ¿Son suficientes?




Fue el mismo 18 de octubre, en el día que se conmemoraban los tres años del estallido social en Chile, cuando en el Costanera Center una persona falleció a causa de un suicidio, dejando a otra grave a causa del accidente. Al recinto comercial asistió la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones (PDI), activando los protocolos para realizar los peritajes; mientras que en redes sociales aparecían voces que cuestionaban el actuar del mall frente a estos hechos. Y es que solo en 2022 han fallecido tres personas en el Costanera Center por esta causa, sumando así 24 casos de suicidio en sus 10 años de funcionamiento.

Es por esto que la Seremi de Salud de la Región Metropolitana, tras una fiscalización de las dependencias, inició un sumario sanitario en contra del recinto. En dicho documento, no solo se calificaron de insuficientes las medidas de prevención adoptadas por la empresa hasta el momento, sino que también se exigieron una serie de disposiciones para evitar conductas suicidas, como la instalación de una barrera física provisoria para bloquear el libre acceso a las barandas de los pisos más altos del mall (entre otras). “Es relevante que todos y todas contribuyamos en la prevención del suicidio, tarea que debe ser vista como una responsabilidad, tanto de las autoridades, como del sector privado, medios de comunicación y de la ciudadanía en general”, sostuvo el seremi Gonzalo Soto en el oficio.

Con el objetivo de responder ante lo exigido por la autoridad, el mall -en primera instancia- puso una serie de rejas de 1.70 metros de altura, que -de acuerdo con información oficial- serán reemplazadas por nuevas barreras de 2.50 metros, instaladas de manera total en diciembre.

Para el psiquiatra, académico de la Universidad Autónoma y director ejecutivo de la Fundación ProCultura, Alberto Larraín, una medida de estas características podría funcionar, sobre todo si se considera que una de las características del suicidio tiene que ver con la ambivalencia: las personas que lo piensan siempre están en la duda sobre si hacerlo o no. De ahí, entonces, la oportunidad de tomar acción para intervenir y así evitarlo. Sin embargo, afirma que la manera en cómo lo han hecho ha sido insuficiente. “No han logrado hacerse cargo de la situación. Tal como están ahora, es poco lo que pueden hacer las barreras. Cuando hay tan bajo entendimiento respecto a la conducta suicida, más que generar esperanza, estas acciones lo que hacen es transformarse en gatillantes”, explica y continúa: “Una de las condiciones obvias es que las rejas que se pongan, ya sean transitorias o permanentes, no pueden ser escalables, y las que están ahora no cumplen con eso, independientemente que sean tres días. Es decir, no logran entender lo que hay detrás de la solicitud, y eso hace que se terminen generando intervenciones poco afortunadas”.

Antes de la instalación de las rejas -y previo al caso ocurrido en octubre-, desde Costanera Center afirmaron que habían implementado diversas acciones para poder abordar este problema, como la adaptación de infraestructura y mobiliario (como barreras en las escaleras mecánicas), capacitación de personal especializado para detectar conductas de riesgo (más de 30 guardias, más 80 colaboradores parte de un programa en Psicología de la Emergencia) y campañas gráficas con contenidos asociados. Según Álvaro Alcayaga, center manager de Costanera Center se han instalado nueve tótems SOS que comunican a los potenciales afectados directamente con especialistas para dar guía y apoyo preventivo inmediato. “La magnitud de la crisis de salud mental que enfrentamos es grave y debe ser abordada en forma conjunta. La autoridad de salud tiene la primera palabra, pero esta es una tarea en la que todos tenemos que aportar: la sociedad civil, las familias, institutos, fundaciones, expertos y también los medios de comunicación. Nosotros queremos ser parte de la solución y tratar esta realidad tan triste, de forma urgente, sin morbo y con una mirada de fondo que nos permita responder con la rapidez que se necesita”, sostiene.

Pero, ¿por qué el Costanera Center se ha transformado en un espacio donde ocurren estos episodios? Alberto Larraín explica que hay ciertos lugares que, con el tiempo y por diversos hechos, comienzan a tener una carga simbólica que promueve el suicidio. Finalmente, se transforman en gatillantes para quienes están en una situación de sufrimiento emocional y están planificando cometer este tipos de actos. “La ideación suicida tiene una progresión. No parte desde cero, entonces cuando se llega a un lugar que tiene una alta carga simbólica, es muy probable que dentro de los pensamientos se empiece a recordar lo que ha pasado con otras personas. Eso también es por cómo autoridades o medios tratan el tema. Con la ambivalencia de hacerlo o no, la situación puede mover a generar la acción”, dice el especialista que, además, lleva 10 años estudiando este fenómeno. “Estos espacios tienen que lograr incorporar todas las medidas que permitan que la carga simbólica desaparezca”.

Es, por ejemplo, lo que ha hecho el puente Golden Gate de San Francisco que cada año tiene aproximadamente 60 episodios de suicidio. Ahí las autoridades instalaron una red de acero para evitar que las personas tuvieran un acceso directo al espacio, además de un número de asistencia con especialistas 24/7. “En la conducta suicida, hay un desespero y una situación de agobio psicológico. Son momentos de mucho sufrimiento, donde las personas no ven salidas esperanzadoras. Entonces, que no exista una disponibilidad de medios para hacerlo es clave como elemento preventivo, porque no facilita el acceso a realizar la conducta. Si a eso se le suman otras medidas comunitarias y de salud pública, mejor aún”, analiza Susana Morales Silva, psicóloga clínica, e investigadora del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Católica y del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (MIDAP).

En Chile, las últimas cifras oficiales sobre suicidio están contenidas en el Informe de Mortalidad por Suicidio, publicado por el Ministerio de Salud, que analiza los decesos por esta causa en la década 2010-2019. De acuerdo a estos datos, 18.691 personas fallecieron en dicho período a causa de un suicidio, registrando una tasa anual de 11,17 por 100 mil habitantes mayores a cinco años. Si bien entre 2011 y 2013 hubo una tendencia a la baja, en general, el período ha sido estable en cuanto a las estadísticas, lejano a lo que ocurrió en la segunda mitad de la década de los 2000 cuando se presentó una curva ascendente de estos hechos.

Sin embargo, estos datos no recogen lo que ha pasado durante el tiempo de estallido social y pandemia; dos momentos claves y que han generado problemas en la salud mental de chilenos y chilenas. Como un primer acercamiento a lo que podrían aparecer en esas cifras -que los especialistas esperan tener ya a fines de este año-, la Posta Central dio cuenta de un aumento de los intentos de suicidio entre 2020 y 2021 (de 195 a 357 casos). “Esta situación, tal como lo que ha ocurrido con el Costanera Center, dan cuenta de una crisis que no solo se desató con la emergencia del COVID-19, sino que venimos arrastrando hace décadas. Hoy, se vive con altos niveles de exigencia, y todas esas variables ambientales son estresantes para cualquier persona. Las políticas públicas están tomando en cuenta la urgencia de este problema y se están haciendo cargo”, afirma Susana Morales.

Una de ellas es el Programa Nacional de Prevención del Suicidio, que comenzó a implementarse en 2015 y que dentro de sus acciones busca identificar a población de riesgo y ofrecer atención de salud mental. “Aún necesita seguir perfeccionándose, porque tenemos que avanzar en prevención. E individualmente, tenemos que estar atentos a nuestro entorno. Recordar una mirada más colectiva, porque necesitamos a otros para estar sanos. Si vemos a alguien en un estado depresivo, podemos ayudar, invitándolo a que consulte con profesionales. Es clave ayudarnos entre nosotros”.

*Este es un reportaje que habla sobre el suicidio. Si estás pasando por un momento de crisis, puedes buscar ayuda profesional, o llamar al teléfono de Salud Responde al 600 360 7777.

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