Cómo los canes conquistan al mundo
Por décadas los científicos pensaron que los perros son medio tontos: era mucho más interesante estudiar la mente de delfines o chimpancés. Hasta que un joven antropólogo demostró que los perros tienen una habilidad extraordinaria, mayor que cualquier otra especie, para entender a los seres humanos. Aquí Brian Hare, el más reconocido experto en cognición canina de Estados Unidos, explica cómo la domesticación hizo inteligentes a los perros y por qué es importante estudiar cómo piensan.
Paula 1131. Sábado 28 de septiembre de 2013.
Al antropólogo Brian Hare (37) le gusta contar la siguiente historia. Cursaba su segundo año de pregrado en la Universidad de Emory, en Atlanta, y había conocido a un profesor que le cambiaría la vida. Mike Tomasello era un famoso sicólogo que estudiaba el desarrollo cognitivo en bebés y lo comparaba con el de chimpancés. Un día Hare estaba ayudando al doctor Tomasello a hacer experimentos de señas con los monos. El profesor le advirtió: solo los seres humanos entendemos la intención comunicativa que hay detrás de un gesto tan simple como apuntar a algo. Ni siquiera los primates más inteligentes pueden hacerlo.
–Yo creo que mi perro sí puede– respondió Hare. Tomasello lo miró con incredulidad.
El perro se llamaba Oreo, un labrador de pelaje negro brillante. Oreo era experto en correr tras las pelotas de béisbol, que Hare lanzaba, y depositarlas, cubiertas de baba, a los pies de su dueño. Es más: Oreo era capaz de traer varias pelotas seguidas obedeciendo las señales de Hare, que le indicaba con un dedo en qué parte del jardín se hallaban.
Brian Hare, entonces, se encerró en el garaje de sus padres con el labrador y empezó a hacer con él los mismos experimentos que los científicos estaban conduciendo en bebés y primates. El más simple: poner dos vasos boca abajo sobre el suelo, uno con comida y el otro vacío, y señalarle al perro con un dedo cuál debe ir a buscar. Aunque jamás había jugado este juego, Oreo siguió perfectamente las señales de su dueño, una y otra vez. Luego Hare empezó a probar experimentos más complejos, como tocar uno de los vasos y ver hacia cuál se dirigía el perro. Oreo siempre elegía el vaso que había sido tocado por su dueño. Luego, Hare probó estos juegos con perros de una guardería canina, que no lo conocían. Todos reaccionaron de la misma forma. A los primates, en cambio, les costaba mucho más entender estos gestos.
Era 1995. Hare tenía apenas 19 años y había cambiado para siempre la forma en que se estudia la inteligencia animal.
Hare publicó el libro The Genius of Dogs (la genialidad de los perros) en el que plantea que los perros son una especie brillante. "Lo que los hace especiales es que pueden leer nuestras intenciones y nos entienden mucho mejor que otros animales", dice Hare. "Y esa es su genialidad".
DE LOBO FEROZ A MASCOTA PREDILECTA
Hoy, Brian Hare es probablemente el más reconocido experto en inteligencia canina de Estados Unidos. Se doctoró en Antropología Biológica en Harvard; viajó por el mundo estudiando la cognición de primates, zorros, lobos y perros. En 2009 fundó el prestigioso Duke Canine Cognition Center, en Carolina del Norte, donde un equipo de científicos se dedica a estudiar la sicología perruna gracias a una red de más de mil personas que llevan a sus perros para hacer experimentos simples mediante juegos. Su última invención se llama dognition.com: un programa online que recoge información sobre la inteligencia de cientos de perros que participan en experimentos caseros.
En febrero de este año Hare publicó el libro The genius of dogs (La genialidad de los perros), que escribió junto a su esposa Vanessa, quien también trabaja en el centro de cognición canina de Duke. Ahí plantea que, a pesar de que pueden pasarse horas persiguiéndose la cola o ladrándole a su propia imagen en el espejo, los perros son una especie brillante. "Lo que los hace especiales es que pueden leer nuestras intenciones y nos entienden mucho mejor que otros animales", dice Hare. "Y esa es _su genialidad".
Hasta fines de los 90, los científicos se habían dedicado a analizar los procesos cognitivos de chimpancés, gorilas, delfines. A nadie se le había ocurrido estudiar perros. "Aunque, de hecho, la mayoría de científicos tenían perros en sus casas", se ríe Hare. "Pero había un fuerte estereotipo sobre la domesticación: se pensaba que te hace menos inteligente, te atonta. La gente pensaba: bueno, los perros no tienen que resolver grandes problemas, tienen comida y protección aseguradas. Hasta que otros colegas y yo demostramos que los perros son capaces de entender gestos humanos por inferencia, en una manera igual de flexible que los niños pequeños, cosa que los primates no pueden hacer. Ahí los científicos despertaron y en los últimos 10 años hemos aprendido más sobre cómo piensan los perros que en el último siglo".
En su libro Hare detalla esta serie de descubrimientos, realizados tanto por él mismo como por una docena de centros de estudio en todo el mundo que empezaron a explorar la inteligencia canina. Los más impresionantes son los experimentos que muestran que algunos perros tienen habilidades extraordinarias para el lenguaje. Está el caso de dos border collies, llamados Rico y Chaser, que fueron entrenados para aprender palabras: Rico aprendió más de 200, y Chaser, más de mil. Lo revolucionario es su mecanismo de aprendizaje: el entrenador introducía un juguete nuevo en una habitación llena de juguetes cuyos nombres los perros ya conocían. Luego les ordenaba que trajeran, por ejemplo, "el robot". Los perros nunca habían escuchado esa palabra y nadie les había señalado el objeto al que denomina. Sin embargo, iban y traían el robot. Lo que hacían era inferir: sabían que la palabra no podía corresponder a los juguetes conocidos. Por lo tanto, el objeto nuevo en la habitación era el que debía corresponder a la palabra nueva.
A pesar de esta genialidad, similar a cómo aprenden los niños, a Hare le interesa estudiar habilidades caninas más comunes: justamente las que damos por sentado al interactuar con nuestros propios perros. Por ejemplo, su capacidad para comunicarse intencionalmente con nosotros por medio de ladridos y lenguaje corporal, como cuando quieren agua y logran indicarlo lamiéndose el hocico y mirando su pocillo vacío. También se ha demostrado científicamente que saben distinguir cuando uno los está observando o no y ajustan su comportamiento a ello. Un perro al que se le prohíbe jugar con un peluche, por ejemplo, probablemente lo hará a escondidas.
Parecen detalles poco notables, pero Hare sostiene que el salto cognitivo necesario para que un animal entienda un gesto humano es enorme. Y no se trata de perros entrenados: los cachorros son capaces de hacerlo instintivamente. Por lo tanto, dice, los perros tienen una inteligencia social única.
"Pero la gran diferencia con otros animales", agrega con entusiasmo el antropólogo, "es que sus habilidades sociales se relacionan con los seres humanos. Más aún: en estudios científicos se demuestra que los perros ¡prefieren interactuar y comunicarse con personas que con su propia especie! Básicamente, su evolución los ha empujado a querer estar con nosotros de una forma que no se ve en ningún otro animal".
Uno de los logros de Hare es haber descifrado esta evolución de los perros que, según él, los ha convertido en la especie animal más exitosa del planeta.
"La historia está llena de evidencia de que no nos gustan los lobos", dice. "Los humanos nunca fuimos cercanos a ellos. Eran temidos y agresivos. Entonces, ¿cómo puede ser que los lobos hayan evolucionado hasta convertirse en perros que son parte de la familia? Es un milagro. El mecanismo que permite que los perros pasen de ser odiados a adorados, es genial".
A partir de sus experimentos con zorros domesticados, lobos y perros, la teoría que plantea es la siguiente: hace miles de años, y a medida que los seres humanos se volvieron poblaciones sedentarias, algunos lobos, los menos miedosos y agresivos, se empezaron a acercar a los asentamientos para escarbar en la basura y obtener comida. La selección natural –Hare es ferviente darwinista– hizo que estos lobos particularmente amigables fueran favorecidos con más comida, sobrevivieran y se reprodujeran. Después de varias generaciones empezaron a cambiar físicamente: las orejas se volvieron menos puntiagudas, la piel se manchó, la cola se hizo menos recta y más enrollada. _La gente ya no veía un lobo amenazante: veía un perro. Como dice Hare, los lobos se "autodomesticaron" y esto hizo que desarrollaran su propio tipo de inteligencia.
Hare ha contribuido a demostrar que los perros son capaces de entender gestos humanos por inferencia, en una manera igual de flexible que los niños pequeños, cosa que los primates no pueden hacer.
PERROS SENSIBLES, PERROS OLVIDADIZOS
Para Hare, entonces, la inteligencia tiene que ver con la capacidad de sobrevivir, de adaptarse y de solucionar nuevos problemas. "Si un perro vive en un hogar con dueños que lo adoran, ese perro ya es un genio", insiste. "Porque la alternativa sería seguir siendo un lobo".
Es este el tipo de inteligencia que está obsesionado con estudiar a gran escala a través de su programa online. Miles de personas de varios países se han suscrito a Dognition desde que se lanzó el programa en febrero pasado. El sistema es simple: hay que pagar un monto (40 dólares mínimo) para descargar un manual de experimentos que se realizan con el perro en la casa. Luego se envían los resultados y el equipo liderado por Hare elabora un perfil del tipo de inteligencia de la mascota.
Según tus estudios, ¿cómo hago que mi perro sea más inteligente?
Creo que esa es la pregunta equivocada, aunque mucha gente se la hace. Es como preguntar qué herramienta es mejor: ¿un desatornillador o un martillo? Están hechas para distintas tareas. Es lo mismo cuando miramos distintas especies y distintos perros. En nuestro programa Dognition hemos descubierto que hay diferencias entre razas: las razas puras utilizan más las señas de sus dueños, mientras que las razas mixtas se apoyan más en su memoria.
¿Y por qué son distintos?
Podría ser que los perros de raza han sido especialmente criados por generaciones para ser más comunicativos; por ejemplo, los perros que se usaban para cazar o arrear ganado necesitaban interactuar mucho con sus dueños para realizar sus tareas. Lo interesante es que nadie había predicho que los perros de raza mixta utilizan más su memoria.
"Estudios científicos demuestran que los perros prefieren interactuar y comunicarse con personas que con su propia especie. Básicamente, su evolución los ha empujado a querer estar con nosotros de una forma que no se ve en ningún otro animal".
También estudian los lazos de confianza que un perro establece.
Tenemos una serie de juegos para medir la capacidad del perro para confiar y obedecer. Por ejemplo, el juego de la astucia. Un dueño le ordena a su perro no comerse un plato de comida, y se queda ahí observando. El perro probablemente obedece. Pero luego el dueño le da la espalda o se cubre los ojos. Muchos perros se dan cuenta que no los pueden ver, y entonces se comen la comida. Eso significa que el perro sabe cuándo obedecer y cuándo no, es decir, es muy inteligente, aunque probablemente debas pasar más tiempo entrenándolo para que obedezca.
¿Y esa inteligencia les permite manipularnos? ¿Como cuando un perro actúa arrepentido porque hizo algo malo?
Bueno, sabemos que probablemente no esté arrepentido. Se han hecho estudios doble ciego en que las personas retan a sus perros sin saber si realmente hicieron algo malo, y el perro actúa de la misma forma en ambos casos, porque reacciona al tono de voz del dueño.
¿Entonces, somos nosotros los que les adjudicamos sentimientos humanos?
Claro, y ese es uno de nuestros objetivos: no queremos transformar a los perros en personas. Queremos entender a los perros como especie, y nos vamos a relacionar mejor con ellos si también podemos trabajar con sus debilidades.
La página de Dognition dice que la evaluación cognitiva del perro también permite tener una mejor relación con él.
Se trata de saber si tu perro es bueno para razonar, si es astuto, si es confiable, empático o individualista: se trata de entenderlo como el individuo que realmente es.
Entonces, ¿uno debiera tratar a su perro en forma distinta según esa evaluación?
Claro. Por ejemplo, si tu perro es muy empático, una pelea en la casa lo estresa mucho. Mientras que a un perro más individualista no le importaría. Si sabes eso, tienes más cuidado.
¿Qué es lo que aún no sabemos sobre los perros? ¿Cuál es su mayor misterio?
Tenemos una idea bastante buena de los perros como especie, pero no sabemos casi nada sobre las diferencias entre cada perro en forma individual. ¿Qué hace que un perro sea de la forma que es? Para eso creamos Dognition; nuestros experimentos toman en cuenta la raza del perro, su edad, su país de origen. ¿Los perros de Estados Unidos serán menos comunicativos que los de Chile? Todavía no tenemos idea. Pero ahora, por lo menos, podemos hacer esas preguntas.
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