Gastos hormiga: Esas compras innecesarias que impiden ahorrar




Al momento de gastar dinero, solemos dudar sobre esos productos más caros, sin pensar ni un segundo en las compras más pequeñas, que parecen insignificantes pero que a la larga pueden crear un verdadero hoyo en la cuenta personal. Se les conoce como gastos hormiga, y se caracterizan por ser consumos de apariencia poco importante, pero que cuando se suman llegan a altos montos que, fácilmente, se pudieron haber convertido en ahorro.

Según explica la asesora financiera Ximena Cofre, los gastos hormiga no son realmente necesarios, se suelen hacer de manera reiterada y casi inconsciente, ya que no tenemos en cuenta su efecto en nuestro presupuesto, pues se podría pensar que mil o dos mil pesos no harán mayor daño. “Consisten en placeres cotidianos o en cosas que no utilizamos. Por tratarse de bajas sumas de dinero, generalmente no les prestamos ninguna atención y pasan prácticamente desapercibidos para nosotros. No obstante, pueden tener un efecto muy perjudicial en nuestro presupuesto, destruyen nuestra capacidad de ahorro e incluso pueden llevarnos al endeudamiento innecesario”, explica. Algunos ejemplos de gastos hormigas más comunes pueden ser los chicles, cigarrillos, constantes almuerzos en restaurants y snacks.

Para quienes buscan ahorrar, tener consciencia de este tipo de gastos es fundamental. De acuerdo a Gianni Nardocci, asesora y educadora de finanzas, como primer paso es clave conocer el presupuesto, para tener una idea de la distribución que se le dará al dinero. “Porque a lo mejor, para ciertas personas ese café en la esquina no es un gasto hormiga, o moverse en taxi u otras plataformas tampoco, porque quizás no tienen auto, por ende, no hay que pagar patentes, partes, revisiones. Conceptualmente, dentro de las finanzas personales, ese gasto se denominará bueno o malo dependiendo netamente del presupuesto, de cómo cada quien administra su dinero y con cuánto se quedan para poder hacer esa compra. Hay mil reglas o formulas maravillosas para ordenar el presupuesto” comenta.

Como segunda estrategia, Gianni aconseja hacerse dos preguntas que lograrán controlar las compras compulsivas o más bien emocionales: ¿Realmente lo necesito? y ¿realmente lo necesito ahora? Al realizar este tipo de cuestionamientos, automáticamente se va ahorrando dinero.

Otra de las tácticas que se pueden instaurar, y que es un gran aliado para el presupuesto y para el ahorro es- una vez realizadas las preguntas y decidido no realizar ese gasto hormiga- conservar ese dinero y dirigirlo, ya sea a una cuenta o a una alcancía, simulando el gasto. “Te haces la pregunta de si verdaderamente necesitas ese producto ¿No? Entonces los guardas en un lugar concreto, como si se hubiera hecho la compra. De esta forma, al final de mes se van sumando todos esos montos que no se tenían en el radar y así, uno se da cuenta del significado de esos gastos”, comenta. Otra de las alternativas es registrar los gastos en una nota: “Hoy me hubiera movilizado en taxi, tomado tal café, comprado ese chocolate. Son decisiones de compras más viscerales que siempre se deberían analizar. La recomendación es tratar de ser conscientes de no gastar más de lo que se tiene, y asignarle un motivo a cada peso que se gana. Finalmente es un tema de equilibrio en cómo se pueden distribuir los tiempos, gustos y dinero”.

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