Lecciones de un amor no correspondido




En las películas pasa algo muy particular. El universo de personajes y lugares es limitado, y una vez avanzada la trama es difícil que aparezca alguien nuevo, resultando en que los amores no correspondidos terminen siempre con un final tradicionalmente feliz, en el que el objeto de atracción del o la protagonista se da cuenta que en realidad sí siente lo mismo. Pero el mundo real no es así.

Como sabemos, no existe una persona que sea “perfecta” para otra, y el mito de la media naranja fue develado hace rato. Una relación amorosa positiva para ambas partes tiene que incluir una mezcla exitosa de buen timing, química, atracción física, similitudes valóricas y varias cosas más, que son distintas para cada uno. Y también está involucrada la suerte, querámoslo o no. Quisiéramos que la persona que nos atrae siempre se interesara en nosotras, pero muchas veces las cosas no se dan y terminamos cayendo en la categoría de amor no correspondido.

El psicólogo Roy Baumeister escribió, en su libro Breaking hearts: the two sides of unrequited love, que aproximadamente el 98% de la población mundial ha experimentado un amor no correspondido. El doctor en psicología, Robert Bringle, define esta experiencia como cualquier amor que no se devuelve de la misma manera en que se entrega, y que es más frecuente en las personas jóvenes. Asegura, incluso, que en los estudiantes de enseñanza media y universitarios es cuatro veces más común que el amor recíproco.

Algunas personas definen esto como estar en el friend zone, o la zona de la amistad. Por lo general se trata de hombres que creen que por ser amables o buenos amigos con una mujer que les interesa, ella debería interesarse en ellos. Y cuando no sucede, abundan los comentarios machistas ligados a la intelectualidad de la pretendida, o a sus malas decisiones a la hora de emparejarse. Y se enojan y frustran, cuando en realidad deberían estar aprendiendo la primera gran regla del amor no correspondido: No puedes forzar el amor de otra persona.

No importa lo que tengamos para ofrecer ni las ganas que le echemos, si alguien no está interesado en nosotras difícilmente cambiará de opinión por nuestros actos. Y eso no solo está bien, sino que además está atado a la segunda lección: Dejar ir a un amor no correspondido también es amor propio. Porque merecemos estar con alguien que sí siente lo mismo por nosotras, y no estar mendigando afectos esquivos.

Y una tercera lección, fundamental para seguir adelante y dejar atrás un amor no correspondido, es hacerse un autoexamen emocional. El doctor Jeremy Nicholson escribió para el medio Psychology Today, que muchas personas caen en un patrón de amores no correspondidos, siendo esta una historia que se repite considerablemente en su vida. Y la idea es romper el ciclo. ¿Qué pasa con nosotras? ¿Qué buscamos en una pareja o en un interés romántico?

Y es que como dice Bringle, el amor no correspondido requiere de menor intensidad emocional positiva que uno correspondido: “El estudio descubrió que todos los tipos de amor no correspondidos son menos intensos que los mutuos, y cuatro veces más frecuentes a lo largo de un periodo de dos años. Son menos intensos en cuanto a pasión, sacrificio, dependencia, compromiso y practicidad, pero más intensos en confusión. Los resultados sugieren que el amor no correspondido no es un buen estímulo de verdadero amor, pero una aproximación inferior a ese ideal”.

Reconocer patrones y entender que somos capaces de concretar relaciones positivas para nuestras vidas, siempre va a merecer más esfuerzo que el esmero que le pongamos a pensar en alguien que no nos quiere de vuelta. Y cuando salir de ese círculo vicioso parezca imposible, la terapia siempre será la mejor compañera.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.