Mamás influencers: ¿apoyo o agobio para la maternidad?




Durante su embarazo, Catalina (35) vio en las redes sociales una suerte de compañía que se extendió también en la etapa posterior, en la de los primeros meses con su hija recién nacida. Sobre todo de noche, desvelada entre las hormonas y la lactancia, Instagram se convirtió en una herramienta recurrente para esos momentos de soledad. Y rápidamente en su feed comenzaron a florecer cientos de cuentas de madres y temas relacionadas con la crianza. Algunas le son muy útiles, asegura, pero la experiencia también puede resultar ‘impactante’.

“Hay mucha información. Mamás que dicen que está bien no ser perfectas, pero que se muestran perfectísimas. Mamás que mencionan comportamientos, a veces normales y comunes, y cómo solucionarlos; mamás que lloran, mamás que ríen, mamás agobiantes. Y ni siquiera voy a mencionar las publicaciones con la lactancia y la presión social que hay ahí, parece conspiración”, dice.

Es muy difícil huir del algoritmo de las redes sociales –programados para mostrarte cosas relacionadas con lo que buscas, ves, averiguas– y para las madres primerizas, estas cuentas aparecen incluso aunque no se les siga.

Algunas dan consejos sobre lactancia, otras prometen entregar secretos para perder peso después del parto y también están las que buscan orientar a las madres a resolver los problemas de sueño de sus hijos. Hay tantas cuentas como temas puede haber durante este etapa.

Pero para algunas madres, que ya cargan con el peso de la crianza, algunas de estas cuentas pueden resultar abrumantes. Sobre todo en las que no existen las fotos del caos, de los enojos, las frustraciones, las botellas de fórmula o las imágenes de la depresión post parto, que en Chile afecta a una de cada cinco madres según los estudios.

“Las cuentas que muestran una vida perfecta no me gustan. Todas sabemos que nada es perfecto, que a veces la casa es un desastre. Todas sabemos que a veces no es amor veinticuatro horas los siete días de la semana con los hijos. Que todo sea maravilloso es falso, porque así no es la maternidad”, dice María Angélica (34).

“A veces se determina que algo es bueno y que algo es malo, como la lactancia. Sabemos que hace bien, pero a veces no todas pueden, algunas sufren. Al final todo se traduce en que cuando la mamá sea feliz la guagua es feliz y eso no se transmite”, agrega.

La escritora estadounidense Sara Petersen, columnista de Harpers Bazar y The New York Times, examina a diario este y otros fenómenos de la maternidad moderna. Para ella “relacionar una maternidad estética (mamá bonita, casa bonita, ropa bonita, todo bonito) con la forma que vemos el trabajo real en los cuidados es perjudicial. Una imagen bonita no se corresponde con la realidad de la maternidad, que se compone de un trabajo activo: limpiar, cocinar, besar rodillas raspadas, escuchar, abrazar”, dice.

Explica que esta oleada de mamás influencers pueden generar frustración ya que es difícil encontrar matices en estas cuentas. “Creo que es importante hablar de las dificultades de la maternidad, pero sobre todo en las redes sociales tendemos a ver contrastes. O es una mamá princesa en un campo de flores silvestres o es una mamá gritando sobre sus senos que gotean”, explica.

También hay una gran desconfianza hacia quienes promocionan productos o están auspiciadas por marcas. “Me abruma. A veces ofrecen productos que no son lo que detallan y no sabemos si lo hacen por conseguir más seguidores o realmente lo dicen con convicción”, opina Victoria (34).

También pueden ser útiles

Desde la pandemia, Florencia (33) sigue tres cuentas relacionadas con la maternidad que le han resultado muy útiles para tener ideas de actividades para hacer con los niños. “Me han ayudado a sacar ideas entretenidas para fomentar la creatividad, datos de alimentación saludables y actividades que te motivan a crear instancia de juego y manualidades”, dice. Los datos que le han resultado más exitosos luego los comparte entre sus amigas y de a poco han formado una comunidad de ayuda entretenida.

Para muchas de estas madres, las redes sociales han sido un apoyo crucial en su maternidad, especialmente si el consejo viene de expertos o cuentas especializadas. La clave, según ellas, está en discernir entre lo que les aporta y lo que no.

“Uno debe saber elegir lo que sirve y lo que no. También que en algunos casos es mejor acudir a un profesional”, opina Andrea (36).

La madre perfecta

Va a depender del contexto cultural, pero para Petersen, las mujeres siguen teniendo mucha presión externa a la hora de vivir su maternidad. “Se les exige un nivel poco realista e inalcanzable. Si le añadimos las redes sociales a una lista de expectativas ya desbordante, puede resultar desconcertante, agotador y agobiante”, dice.

Para Paz Bravo, psicóloga del Centro Ser Mujer y especialista en temáticas de mujer, familia e infancia, esta especie de “tribu virtual” puede ser muy importante para criar. “Especialmente en este periodo de aislamiento se ha visto la necesidad de un encuentro con otras mujeres que comportan, apoyan y sostengan”, dice, pero puntualiza que la experiencia puede ser abrumadora porque el modelo de la madre perfecta sigue muy presente en la sociedad. “Sabemos que en las redes hay mucho filtro desde lo que se publica y generalmente estas publicaciones están asociadas a algo más positivo, desde el logro. Se comparte poco la frustración, lo que no resulta, la angustia, la irritabilidad. Está muy determinado por el deber ser, por lo que se espera”, explica.

Para ella, una solución es mostrar también ese lado, el más cercano a la realidad de la mayoría de las mujeres. “Es lo que sucedía antes. Los consejos de la hermana, de la tía, de la abuela, esta red más natural. Es eso probablemente lo que se busca en la experiencia de una otra”, dice.

Y para los expertos que están presentes en las redes, aconseja publicar con responsabilidad. “Creo que si estoy diciendo una opinión profesional en un medio así es importante decir desde qué posición se da esa opinión, cuál es mi paradigma, mi formación y mi punto de vista en relación a lo que estoy diciendo”, asegura.

También sugiere un “detox” de las redes sociales con el objetivo de poder desconectar con las opiniones externas y “poder conectar con el mundo interior que se está gestando”. Dejar de seguir algunas cuentas o incluso borrar la aplicación en el celular podría ser un buen punto de partida.

Josefa (34) cree que más que “influenciables”, las personas tienen ideas o intuiciones, y buscan a otros para confirmar, ratificar o fortalecer sus creencias. “Pero una vez que estás en el universo de las influencers que te hacen sentido, igual te cansas. Porque quieres un pequeño break de lo que es correcto, porque sabes que es correcto”, dice.

“Me encanta ver el contenido que me enseña por qué la televisión y la exposición temprana a la pantalla es malo. Pero estás con los niños de vacaciones y tú estás trabajando, no puedes salir ni a la esquina. Te agobia que te recuerden eso que ya sabes pero que estás permitiéndote por sobrevivencia”, cuenta.

Petersen aconseja comprobar los sentimientos que pueden generar estas cuentas. “¿Te sientes con energía?, ¿te sientes tranquila?, ¿apoyada?, ¿O te sientes aislada, agotada, sola y confundida? Comprobar estos sentimientos individuales pueden ayudar a las madres a evitar perder el contacto su su propia identidad maternal”.

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