After Life, siempre es un buen día para estar vivos
After Life es una serie británica que hace poco estrenó su segunda temporada en Netflix. Creada y protagonizada por Ricky Gervais, quien interpreta a Tony, cuenta la historia de un periodista cincuentón que recientemente perdió a su esposa producto de un cáncer.

Tony está enojado con la vida por haberle quitado a su amada, por lo que, aunque en un comienzo lucha contra la idea de suicidarse, decide hacer y decir lo que le de la gana, a modo de venganza. Si algo sale mal, siempre se puede quitar la vida. Ese es su consuelo.
Es humor, sí, pero es humor negro británico y maravilloso. Tony trabaja en un diario local de baja monta que se dedica a cubrir noticias del estilo “Un padre de familia dice que es trans: Se identifica como una niña de ocho años”, y vive rodeado de personas comunes y, a primera vista, planas.
El protagonista está constantemente recordándole a la gente que su esposa murió y la verdad es que eso se vuelve un poco agotador con los capítulos, pero es parte de quién es: un hombre que sufre y que no ve más allá de ese sufrimiento. Su mujer ya no está y este mundo no tiene nada más que ofrecerle.
Algunas personas que hemos vivido cuadros depresivos podemos identificarnos con esa desesperanza, con esa sensación de que ya no hay nada más para nosotros en este mundo, y que un día más es arriesgarnos a seguir sufriendo. Pero aunque pueda parecer que After Life es una serie que induce a caer en el hoyo emocional, finalmente logra todo lo contrario.
Dentro de la cotidianeidad de su existencia y entre la normalidad de quienes lo rodean, Tony encuentra en cada episodio motivos para seguir en este plano. Forma lazos de amistad -si se pueden llamar así- con una trabajadora sexual, un cartero, un drogadicto y una señora de tercera edad cuyo marido está sepultado al lado de su difunta esposa. A esta última le suele resumir las penurias del día, pero en un episodio de la segunda temporada después de contarle todo lo que le ha pasado, le dice: “¡Pensar que si me hubiera suicidado me hubiese perdido de todo esto!”.
La serie viene a mostrarnos que, inevitablemente, la vida sigue, aunque no siga con todos. Los árboles no dejan de crecer ni los pájaros dejan de volar, y de la misma forma las personas tenemos que ser capaces de seguir. Siempre seguir, aunque tengamos todo en contra, aunque pareciera que no vamos hacia ningún lado. Porque siempre hay alguien que puede necesitarnos y siempre hay lecciones esperando ser aprendidas, momentos esperando ser vividos.
Es duro, si lo pensamos, pues muchas veces decimos cosas como “no me imagino el mundo sin tal persona”. Y la verdad es que el mundo va a ser el mismo. Esto puede sonar desolador, pero también nos da esperanza. Incluso cuando pensamos que ya no tenemos por qué luchar o por quién vivir, el universo nos va a demostrar que sí lo hay, y que las nuevas aventuras nos esperan al otro lado de la vereda. Solo tenemos que ser capaces de buscarlas.
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