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Mujeres que impactan, Paula Barrios: tejiendo redes para mujeres que emprenden

A sus 50 años, Paula Barrios tiene claro su propósito: transformar la vulnerabilidad y la falta de oportunidades en redes de apoyo, formación y colaboración, y así que más mujeres emprendedoras puedan levantar sus propios negocios, reconectar con su identidad y sostener a sus comunidades.

Paula Barrios creció con el campo como escenario y escuela de vida. Hija mayor de cinco hermanos, recuerda con nitidez los viajes en camioneta con su padre, un agrónomo que asesoraba a pequeños agricultores. Aunque muchas veces lo acompañaba a regañadientes, esa rutina terminó marcándola. “Mi papá me subía a la camioneta sin preguntarme y me llevaba a recorrer los campos. Yo veía cómo trataba con personas muy humildes, pero con campos preciosos, y aprendí a moverme en cualquier escenario”, cuenta.

Por el lado de su madre, encontró otro modelo potente. “Mi mamá era increíble, súper emprendedora. Criaba a cinco hijos de distintas edades, trabajaba, estudiaba, montaba un negocio, después otro. Me saco el sombrero porque hacía malabares para que todo funcionara”. Esa mezcla de sensibilidad social y empuje emprendedor quedó tatuada en su historia.

En su juventud, comenzó a estudiar Diseño Industrial, pero la maternidad —y varios giros personales— la llevaron a hacer una pausa. Se enfocó en su familia y más adelante recondujo su carrera desde otro lugar. Inquieta, resiliente, se reinventó: se formó en el ámbito financiero, se certificó, hizo diplomados. Terminó trabajando con emprendedores, desarrollando programas de educación financiera y acompañando a quienes necesitaban herramientas concretas para echar a andar o fortalecer sus proyectos.

La pandemia fue el punto de inflexión. Una funcionaria municipal la contactó para pedirle que enseñara a mujeres a gestionar sus recursos tras el retiro del 10 %. “Fui presencial, con mascarilla, a explicarles sobre ahorro, sobre administración. Me encantó. Ahí vi que había una tremenda oportunidad de formar a mujeres para que pudieran salir adelante con su trabajo”, recuerda.

Esa chispa dio origen a Impulsa Vichuquén, una iniciativa que nació también como respuesta a la devastación provocada por los incendios forestales de 2017. “Vichuquén vive del verano, y con el incendio se perdió todo: las herramientas de trabajo, las oportunidades de turismo, todo. La gente no pedía regalos ni ayuda puntual, pedía formación para sostener a sus familias. Eso me llegó al corazón”, dice, con la voz quebrada.

Junto a un pequeño equipo, comenzaron a generar espacios de capacitación, mentorías, talleres de formalización y redes de apoyo para mujeres jefas de hogar y emprendedores de la zona. “Yo quería que la gente pudiera dignificar su vida, que saliera adelante con lo que sabe hacer”, afirma.

Uno de sus recuerdos más nítidos es la unidad que surgió tras la tragedia: “Fue impresionante. Nadie preguntaba si eras local o turista, todos ayudaban con lo que tenían a mano, con un hacha, un balde, un pañuelo en la cara. Eso me hizo pensar que cuando una comunidad se une, puede con todo”.

Hoy Impulsa Vichuquén no solo ha capacitado a decenas de emprendedoras, sino que también ha empujado proyectos que han mejorado la calidad de vida local. Uno de ellos: la instalación de la primera farmacia en Llico, gracias a una alianza con Fracción, que evita que las familias deban trasladarse dos horas para conseguir medicamentos. Otro: la historia de Cristóbal, un joven que partió guiando tours de avistamiento de aves y que, con apoyo de la iniciativa, consolidó una marca con productos inspirados en la fauna local, que hoy se venden en todo Chile e incluso en el extranjero.

“Esos logros me emocionan porque demuestran que el talento existe, solo falta la oportunidad”, dice Paula, convencida de que la educación y el acompañamiento son claves para cambiar la historia de las comunidades rurales.

Habla de Vichuquén con devoción. “Tiene una identidad maravillosa, historias de brujas, de tradiciones campesinas, paisajes únicos. Hay un potencial tremendo que no ha sido bien visibilizado”, reflexiona. Desde el borde costero con campeonatos de surf, hasta los cerros con cultivos tradicionales, su sueño es que toda esa riqueza sea reconocida y potenciada.

También sabe que las redes entre mujeres lo han hecho posible. Compartir experiencias, sumar herramientas, liderar en conjunto. “En Mujer Impacta encontré un lugar donde me entienden, compartimos los mismos dolores y las mismas ganas de cambiar las cosas. Siento que no camino sola, y eso me da una energía tremenda”, dice.

Impulsar proyectos como este permite visibilizar historias, generar alianzas y promover un desarrollo sostenible con foco en el territorio. El respaldo de Mujer Impacta ha sido clave para amplificar su trabajo, profesionalizar la propuesta y proyectar un impacto mayor.

Paula Barrios sigue soñando en grande: con un Vichuquén sostenible, con un turismo que respete el entorno y potencie la identidad local. Sueña con ver a más mujeres liderando negocios propios, orgullosas de su historia. “No importa si tienes título o no, importa la pasión y la resiliencia. Eso es lo que transforma”, afirma. Y su propia trayectoria es prueba de ello.

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