Panoramas a solas con una misma

Panoramas a solas con una misma

Desde quedarse en casa a leer un libro o ver una película, hasta salir a comer o a tomarse un café. Pasar tiempo con nosotras mismas es beneficioso para nuestra salud mental. “En la medida en que somos más conscientes de nuestros patrones de comportamiento y de nuestras emociones, las podemos nombrar y aceptar, y expresarlas de una manera constructiva que ayude a disminuir la ansiedad, a cuidar nuestro ánimo y tener un mayor bienestar emocional”, explica Paula Errázuriz, académica de Psicología UC.




“Salir sola es una cita perfecta”, asegura sin dudar la periodista Paulina González Martínez (35). Recuerda que su tradición de ir al cine sola empezó en 2008 cuando se estrenó Mamma Mia! Por ese entonces pasaba por un momento familiar delicado y adentrarse en una sala con una pantalla gigante la reconfortó. “Tenía ganas de salir de mi casa, pero sola, sin expectativas que cumplir, sin tener que hablar o escuchar. La experiencia de ir sola al cine me sacó una sonrisa que ninguna otra salida acompañada había logrado en ese momento. Salí livianita, renovada. Fue tanto el efecto que tuvo en mí, que fui a ver la película tres veces en el cine, siempre sola. Luego sumé a mi mamá, a quien persuadí asegurándole que era magia. Grecia, ABBA y Meryl Streep. ¿Qué más se necesita en la vida?”, asegura la periodista.

No es extraño encontrarnos con creadores de contenido en internet, libros, publicidades o incluso consejos que promuevan que pasar tiempo con nosotras mismas es un momento liberador y hasta a veces necesario. Para muchas ese tiempo puede consistir en ver una serie en casa o también realizar actividades a solas que, generalmente, se realizan en compañía.

La publicista Camila Silva (31) considera que su personalidad es introvertida, pero extrovertida, dependiendo de la ocasión. Comenzó a hacer panoramas con ella misma cuando empezó a trabajar: “Ir al mall a vitrinear, tomar un café o pasar por una once rica, son momentos en los que me conecto conmigo misma. En general, paso mucho tiempo conmigo a pesar de vivir con mi pololo. Tenemos esos espacios de estar solos, como leer o escuchar música, como también me gusta salir a comer sola mientras leo un libro”.

Antes de tener a su hijo Simón, de ahora 4 años, María Noguera (39) solía pasar más momentos como esos. “Ahora voy con mi mitad a todos lados, pero me encanta”, dice entre risas, y recuerda que cuando vivía en Viña del Mar “iba a la Avenida San Martín a tomar helado. Me pedía unas copas gigantes y me sentaba sola. Creo que son momentos de autocuidado. Cuando sales con alguien tienes que conversar y a veces quieres estar sola y solo pensar en ti o no pensar. Cuando mi hijo está en el colegio sigo teniendo esos momentos para mí, no tantos como antes, pero no me molesta haber cambiado mi rutina”, asegura.

Paula Errázuriz, académica de Psicología UC, coincide en la relevancia de darse los espacios para estar a solas. “Para todas las personas es importante tener tiempo consigo mismas tiempo sin ruido externo, sin estar conectadas a una pantalla, sino con lo que sentimos, lo que pensamos, con cómo está nuestro cuerpo. Tener esos espacios es muy relevante para la salud mental en la medida que somos más conscientes de nuestros patrones de comportamiento y de nuestras emociones, las podemos nombrar y aceptar, y expresarlas de una manera constructiva que ayude a disminuir la ansiedad, a cuidar nuestro ánimo y tener un mayor bienestar emocional”, explica la también co-fundara de Fundación PsiConecta e investigadora de MIDAP.

¿Dirías que la práctica de ser nuestra propia compañía ayuda, de alguna manera, a nuestra autoestima o a enfrentar ciertos temores? Por ejemplo, ir a lugares a solas que son normalmente para ir en compañía.

El pasar tiempo con uno mismo no tiene por qué ser un período extenso, incluso pueden ser 5 o 10 minutos en que estemos en silencio, nos sentemos y conectemos con nuestra respiración. Es importante para la auto observación, como también es importante tener espacios de esparcimientos, actividades que nos ayuden a pasarlo bien y desconectarnos de las exigencias cotidianas. No creo que sea especialmente importante realizar una actividad en solitario si es algo que disfrutas de hacer con más personas. No veo un beneficio especial en eso, salvo que para alguien sea importante y lo haga sentir bien. Sí creo que, en general, hay que cuidar que no siempre estemos en compañía de otra gente, sino que también tengamos espacio de desconexión.

Es fundamental para nuestro autocuidado darnos ese tiempo.

Las mujeres muchas veces tendemos a postergar nuestras propias necesidades de descanso en pos de las necesidades de otros, como nuestras parejas o hijos. Es importante saber que el cuidar de nosotras mismas no solo es necesario para nuestra salud mental, sino que también para cumplir el rol que queremos con el cuidado de otras personas.

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Lo bonito de pasar tiempo a solas

La cuenta de Instagram @unamesaparauno entrega varias opciones de panoramas en solitario, desde lugares para comer, festivales de turno para asistir y películas para ver en el cine o en casa. Janet Lohse, la creadora del blog, lo inició pensando en que era un gusto poco común salir sola, pero sus seguidores fueron aumentando orgánicamente hasta convertirse en una “mini comunidad”, como la bautizó ella, de más de 10 mil seguidores.

Desafortunadamente, su página nació de una mala experiencia. “Para celebrar una ocasión especial, decidí ir a cenar a un restaurant. Hice la reserva para una persona por internet, me la confirmaron. Cuando llegué la anfitriona me dijo que no había mesas para uno. Intenté dialogar y me sentaron en la barra, pero había cajas, el bartender se veía colapsado y no había un espacio para comer, así que decidí retirarme porque sentí que me habían negado el espacio por estar sola. De vuelta a mi casa pensé que hasta hubiera sido más fácil mentir, que no se me da nada bien, decir que iba acompañada y luego que me habían plantado para seguir usando la mesa”, recuerda Janet, también diseñadora de experiencias.

¿Qué te animó a crear la cuenta?

Evitarles el mal rato a las personas y así empezar una travesía de comensal solitario en busca de lugares donde una persona pueda vivir de principio a fin una buena experiencia al salir a solas. No me gustaría que nadie experimente sentirse ajeno a un lugar y que no le permitan ingresar por estar solo.

¿Cómo ha sido la recepción de quienes te siguen?

Lo que más me enamora, hasta el día de hoy, son los mensajes que me llegan. Me mandan fotos en una barra, con su vaso de cerveza y me dicen “¡Tía mesita –ese es el apodo que me tienen–, lo logré!”. O fotos de su primer paseo solos en el parque con un cafecito que se compraron y me cuentan su historia. Se abrió una ventana, muy natural, de confianza. Pero lo que más me ha conectado con las personas son las reflexiones que hay detrás de salir solos. Planteo que hay un lado B, que no es fácil, pero que se puede potenciar ese desarrollo de que nuestra propia compañía, al igual que la del resto, es nuestra mejor compañía.

¿Cuáles fueron tus primeras salidas sola?

Los primeros planes fueron cancelar planes y quedarme en casa, hacer una tablita y descansar, pero los primeros planes afuera, ir al cine, que siempre lo recomiendo cuando me escriben por interno, porque la interacción es menor; e ir a cafeterías, que está más al paso. Mis planes favoritos el día de hoy son ir a sentarme a una barra y reservar una mesa en un restaurant con anticipación, porque me ha obligado a crearme el hábito de no fallarme. Hacer la reserva de lunes a sábado, por ejemplo, y arreglarme, agarrar mi bolso y salir.

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