Tratar las varices: No solo un tema estético, una mejora en la calidad de vida




Desde muy joven Magdalena (36) sufrió de varices. “El primer síntoma que tuve fue sentir mucho cansancio en las piernas, sobre todo de noche. Se me hinchaban mucho, especialmente en el verano, y era tal la molestia, que durante mucho tiempo tuve que dormir con los pies en alto”, cuenta. Eso la llevó a consultar a un especialista que, en ese momento –a sus 28 años–, le sugirió que para cualquier tratamiento esperara hasta después de embarazarse, debido a que con el aumento de peso y la presión, el cuerpo tiende a generar mas varices. Y es que, como explica el Jefe de la Unidad de Cirugía Vascular y Endovascular de Clínica Santa María, Felipe Corvalán, las varices son dilataciones de las venas, principalmente de las extremidades inferiores, que se hacen muy visibles y producen desde una molestia estética, hasta dolor o pesadez en las piernas, y en algunos casos otras complicaciones más graves.

Según el experto, actividades de la vida diaria que implican estar mucho rato de pie aumentan las molestias, así como el calor, porque las venas tienden a dilatarse más y las piernas se hinchan. “De hecho las pacientes llegan principalmente en esta época y en invierno se olvidan un poco del problema”, cuenta. Por eso es que, especialmente en verano, prueban diferentes opciones espontáneamente para aliviar las molestias. “Existen algunas cremas en el mercado y también algunas pacientes me cuentan que intuitivamente levantan las piernas en la noche para mejorar la circulación, o meten las piernas en agua fría porque el frío produce una venocontricción y eso las alivia”, agrega el especialista.

Pero todo esto apunta a mejorar los síntomas y no el problema. “El tratamiento de las varices tiene varios escalones. La primera etapa es el cambio del estilo de vida (bajar de peso y hacer más ejercicios), porque eso ayuda a combatir los síntomas; también hay fármacos y medias elásticas que mejoran de manera parcial los síntomas. Y luego están las cirugías. Nadie está obligado a operarse de varices, no es una enfermedad de vida o muerte. No es como una arteria tapada en el corazón que si no la operas te puedes morir, lo que ocurre con las varices, es que alteran la calidad de vida y es una enfermedad lentamente progresiva, por tanto el tratamiento apunta a mejorar la calidad de vida”, explica el doctor Corvalán, quien también plantea la pregunta ¿por qué uno querría hacer eso? “Porque hoy estamos viviendo cada vez más”, responde.

Y luego está el tema estético, que es una de las razones que motivó a Magdalena a volver a un especialista para operarse una vez que tuvo a su tercera hija. “Por un lado está la vena gruesa que se sale y también están las que se conocen como arañitas, que son venas moradas y chiquititas. Yo tenía de las dos, y la verdad es que visualmente me molestaban mucho; nunca usé ropa corta porque sobre todo arriba de los tobillos y en el empeine, tenía feo. Además las tengo desde muy joven y siempre tuve la idea de que las varices las tienen las mujeres mayores, entonces para mí siempre fue un tema”, confiesa. Y es que –como aclara Felipe Corvalán– las varices producen un grado de molesta que puede ser leve o severo, pero acompañado a esto, siempre está el tema cosmético. “Tiene un doble componente, médico y cosmético. Por eso en todos los tratamientos, lo que se busca es mejorar la circulación, pero también una mejoría en el aspecto. Así, cuando operamos por ejemplo, tenemos cuidado en eso para que la paciente, no por sacarse las varices, termine llena de cicatrices”, cuenta.

Por último el especialista aclara que la aparición de varices se debe a motivos multifactoriales; en primer lugar está la herencia, que es muy fuerte ya que cuando hay uno de los padres con várices la posibilidad de tenerlas es de un 40 a 50%, y cuando la madre y padre tienen, ese porcentaje sube al 80%. El género también influye, ya que en un estudio publicado en la revista la Revista chilena de cirugía, el 65% de la población presenta várices y de ellos un 75% son mujeres y el 25% de los varones. Pero hay otros factores ambientales como el sobrepeso, el sedentarismo, y el uso de hormonas se ha asociado también a una mayor probabilidad de desarrollar varices. “Hay cosas que se pueden hacer para evitar varices, y eso tiene que ver con el estilo de vida. Una mujer no va a tomar de decisión de embarazarse en función de si tiene varices o no, y el tema genético tampoco es controlable. Pero sí pueden aportar en tener un estilo de vida más saludable; no subir de peso y hacer ejercicios para fortalecer los músculos de las piernas”, concluye.

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