Viviendo en un mundo de Códigos QR y Tótems

Ilustración: Gaspar Álvarez.

Con la reapertura del país por la pandemia, los restaurantes y cafés mantendrán sus cartas que deben vistas por un código QR que hay que escanear. En edificios públicos y clínicas, hoy dominan los tótems para pedir horas, pagar y otros trámites. Así, se han agilizado distintos procesos, mientras se limitan las posibilidades de contagio de Covid-19.


La contingencia sanitaria obligó a las diversas industrias a actuar rápidamente. Centros de salud, por ejemplo, incrementaron el uso de tótems de atención y registro por código QR, para así limitar el contacto humano. Y los locales gastronómicos buscaron agilizar la atención eliminando la carta de menú física, llevándola a los dispositivos móviles de sus comensales en una tendencia que va al alza.

Previo a la pandemia, por ejemplo, en Clínica Indisa contaban con 20 tótems de atención circulando en sus tres edificios en Providencia. Todos al servicio de los usuarios y que servían para hacer check-in y pago en las áreas de consultas ambulatorias. Motivados por la contingencia, desarrollaron dos proyectos más. El primero, explica Claudio García, gerente comercial de Indisa, fue implementar el uso de códigos QR para las listas de espera de los pacientes y filas virtuales, lo que significó que lo usuarios podían ingresar al sitio web, sacar su número y el sistema calculaba a qué hora debía estar en la clínica para controlar los aforos.

“Eso nos ha generado muchos beneficios, porque la gente se ordenó en un escenario muy complicado y en que los servicios de vacunatorio y laboratorio se volvieron muy masivos”, dice el especialista. Luego, lo expandieron a servicios internos de hospitalización, donde la gente colocaba su QR y se contactaba con una mesa de ayuda para así colaborar con los usuarios. En forma paralela, levantaron el desarrollo de tótems integrales, que a la posibilidad de realizar el pago añadieron la chance de sacar número, agendar una hora y anular una reserva. La idea, afirma, es que para octubre esté funcionando al 100% en toda la clínica.

Entendiendo que las consultas pueden aumentar, comprarán otros 15 equipos. En estos incluirán, además, el pago y reserva de procedimientos. Como ventaja, cuenta García, los mismos tótems antiguos pueden continuar funcionando a la par con los últimos adquiridos, porque solo debe actualizarse el software y no el aparato en sí.

Clínica Indisa está en proceso de expandir los servicios disponibles en sus tótems y pretenden, de aquí a diciembre, disponer de unos 45 equipos.

Cada uno de sus dispositivos, que gestionan con la empresa Belltech, les significa una inversión de US$8 mil, que incluye el equipo, sistema y soporte. En un inicio, los usuarios comenzaron “tímidamente” con el uso de los tótems. Primero un 2%, luego subió a 5% y un 10%, y actualmente están con el 30% de las 65 mil atenciones que tienen mensualmente siendo gestionadas a través de uno de sus aparatos.

Las nuevas implementaciones no son algo solo del momento, sino que permanecerán en el transcurso del tiempo. Como ejemplo, dice que para la nueva Clínica Indisa, que abriría sus puertas en junio de 2022 en Maipú, comenzarán de lleno con tecnología. Códigos QR, tótems en todo el edificio, señalética e información tecnológica. Y, lo más probable, es que sea también un establecimiento que incluya tecnología 5G y se puedan automatizar procesos.

El gerente comercial de Clínica Indisa plantea que si ya todo es más rápido con estas tecnologías, ahora se podrá rendir más. “A final de cuentas, hoy el paciente que ingresa a la clínica va a una consulta médica y en el proceso de recepción se demora cerca de dos minutos o más. En este proceso de poder registrar tu ingreso y pagar con los tótems, tienes un ahorro de tiempo de un 30%”, afirma.

Pero el de Belltech e Indisa son solo un ejemplo. Existen otras compañías como Remote Media, con tótems y kioscos de auto atención; Totem-Chile, con pantallas táctiles; Digital Sign, con tótems digitales y paneles touch; Vigatec, y que ha trabajado con el Ministerio de Relaciones Exteriores y durante la pandemia con el Registro Civil; Total Pack; ZeroQ, con soluciones orientadas al agendamiento de horas, tickets virtuales, filas inteligentes, entre otras. E incluso los tótems se han llevado al mundo de la entretención, para así eliminar los tiempos de espera al adquirir entradas.

Desde Claro Chile, que cuentan con diversas soluciones tecnológicas para las empresas, destacan que el sector de los hoteles, restaurantes y cafés (HORECA) fue uno de los que tuvo que buscar nuevas soluciones dada la contingencia sanitaria y quedaron expuestas, en ese sentido, las necesidades de los usuarios y compañías que tuvieron que adaptarse al nuevo escenario.

“Así hemos visto como el sector Horeca, por ejemplo, que ha trabajado intensamente para remontar económicamente y facilitar la atención al cliente reduciendo el nivel de contacto. En este sentido, los tótems son una solución que permite agilizar los procesos de atención haciéndolos más rápidos, seguros y eficientes”, plantea Francisco Guzmán, director de Claro empresas.

passline
En los últimos años los tótems han llegado a distintos sectores y surgido diversas iniciativas como Passline, una startup local de venta online de tickets.

La reinvención sin carta física

El sector gastronómico fue uno de los más afectados con la pandemia, pero que encontró a un aliado en la tecnología. Con sus puertas cerradas y algunos orientados solamente al delivery, al momento de las reaperturas comenzaron los resguardos. Una cosa es el distanciamiento físico, que puede limitarse según la disposición de las mesas, pero existen también otros vehículos de contagio.

Los menú en formato físico, y que eran parte tradicional de la espera en los locales gastronómicos, se han visto reducidos al mínimo. No porque desaparezca la necesidad, sino porque estos mismos pueden servir como transmisor de Covid-19 a través de su superficie y, al ser un elemento que se pasa de mano en mano de los comensales, la idea es reducir toda posibilidad de riesgo de contagio.

Así se masificaron los habladores de mesa de acrílico, donde se deja ver un código QR que los usuarios pueden escanear con sus celulares y donde se despliega una misma versión del menú, pero esta vez digital. Puede ser en formato PDF o incluso el mismo sitio web del local en cuestión. La idea, a fin de cuentas, es resumir la tarea de los clientes de buscar la oferta, platos y sus valores y así también agilizar la atención.

Máximo Picallo, presidente de la Asociación Chilena de Gastronomía (Achiga), dice justamente que la pandemia los obligó a acercarse a las tecnologías y de una forma muy rápida. De la misma forma, así como muchos restoranes no tenían siquiera delivery, se vieron forzados a subirse a las entregas a domicilio. En el caso de los menú y que se recomendó no utilizarlos, especifica, la idea de los códigos QR surgió como un salvavidas.

Según comenta el líder gremial, hubo algunas empresas locales como AB-InBev y CCU que implementaron este tipo de tecnologías gratuitamente para que los restoranes pudiesen usarlas en su día a día. Y surgieron también ventajas con los códigos QR. “La carta se volvió mucho más flexible, porque cuando tienes impresas y mandas a hacer un volumen determinado y para cambiar un precio es toda una complicación”, dice Picallo.

En el restaurante Elkika Ilmenau, en Providencia, se optó por incluir códigos QR adheridos a la mesa, para así tomar resguardo con el traspaso de mano en mano de los menú.

En ese sentido, el código QR les permite tener esa flexibilidad para poner los precios, sobre todo ahora que “estamos metidos en un periodo un poquito inflacionario en el precio de los alimentos y muchos locales han tenido que ir modificando sus valores y esta tecnología es una facilitación para eso”.

La Achiga cuenta con más de 40 años en el área y son alrededor de 200 los RUT de socios registrados. Eso sí, advierte que un solo registro puede ser una compañía como McDonald’s, por lo que los locales suscritos pueden llegar hasta los tres mil. “Efectivamente hay negocios que cerraron, pero dado que Achiga tomó más importancia para el sector, tenemos nuevos socios y hay hartos que se han ido incorporando porque ven lo importante que se ha vuelto tener un gremio”, señala el también dueño del restaurante Elkika Ilmenau, de Providencia.

En el caso del local Elkika, el código QR lleva a un menú en formato PDF, pero que les da la facilidad de poder modificarlo cuantas veces quieran y es solamente “cosa de ir cambiando el documento”. A pesar de implementar nuevas tecnologías, Máximo Picallo dice que el trato humano nunca será reemplazado y el uso de códigos QR, por ejemplo, no representa la sustitución de un equipo de garzones. “Todos nos hemos tenido que adecuar a leer este tipo de códigos. Y no solo en la carta, puesto que para poder atender en interior de local es necesario también revisar los pases de movilidad y que también son QR: subirse al carro de la tecnología es una obligación”, señala.

Existen distintas alternativas para poder añadir estos servicios. Algunas pagas son CartaEnQR, QRmenu, MenúsOnLine, HorecaQR o Kaitivo. También hay liberadas. E incluso Google, por ejemplo, incluyó desde mediados de 2020 una herramienta en su Google Chrome para transformar todo sitio web en un código QR y se facilita así su utilización y difusión. Al momento de cliquear sobre la dirección URL, en el extremo derecho aparecerá un cuadrado con la opción “Crear código QR para esta página” y bastará solamente con descargarlo.

A mediados de 2020, Google Chrome añadió la herramienta QR, con la cual pueden compartirse sitios web a través de un código generado por el programa. Así, por ejemplo, un local gastronómico podría compartir su menú a través del sistema.

La banca y su avance en el mundo digital

BancoEstado lanzó en 2016 su aplicación PagoRut, en la que se incluía la posibilidad de realizar transferencias a través de códigos QR, en un momento en que la tecnología no era masivamente conocida en el país. Desde la institución indican que descubrieron que, mientras las soluciones sean más simples y fáciles de usar, más rápido los usuarios se subirán a ellas.

En ese entonces, PagoRut permitió realizar pagos entre personas y, a diferencia de las transferencias, no debían siquiera ingresar los respectivos datos de la cuenta de destino, porque todo estaba ya cifrado a través de los códigos QR personales. Se podía leer el código presencialmente, pero también enviarlo a la contraparte si era una transacción a distancia.

A partir de este año, al pago entre personas que permite la aplicación, sumaron la posibilidad de pagar a través de código QR a comercios. Desde esos primeros pasos, aseguran, las transacciones financieras desde la app aumentaron en un 300% y un 90% de sus clientes las realizan por ese sistema.

Uno de los pasos más relevantes, y considerando la contingencia sanitaria, lo dieron a fines de 2020 cuando lanzaron su proyecto Compraquí QR. Con esta, los distintos comercios suscritos pueden obtener el código en línea de los compradores desde la misma aplicación del banco, para que este pueda así pagar.

Solo durante este año han tenido 1,2 millones de usuarios que han hecho un pago, ya sea entre personas o a comercios a través de QR. Y un 92% ha sido entre personas, así que, afirman, seguirán trabajando para profundizar las soluciones de pago digital orientadas a los emprendedores.

“Dada la pandemia, se hacía necesario potenciar nuevas formas de pago, que incentivaran la disminución del uso de efectivo y con ello evitar posibilidades de contagio”, explicita Ignacio Rodríguez, gerente de pagos y adquirencia de Banco Estado. Y su red de adquirencia Compraquí, que lanzaron oficialmente este año, está compuesta por cincuenta mil comercios asociados y más de 32 mil tienen tienen el sistema de pago Compraquí QR, mientras un 21% de estos ha recibido al menos un pago a través de ese sistema en este año.

“Lo que más han valorado los vendedores es que hay muchas personas que tienen la app del banco y que la operación se hace de manera fácil y rápida. Además, los comercios pueden revisar cantidad de pagos recibidos durante el mes”, añade Rodríguez sobre la tecnología.

A esta reciente alternativa, pretenden sumar Compraquí Web, por la que los usuarios podrán pagar en los sitios de los comercios a través de QR o tarjetas para así añadir más posibilidades.

Compraquí QR es una de las más recientes soluciones de BancoEstado, con la cual buscaron en el contexto de pandemia ayudar a facilitar las transacciones y reducir los riesgos de contagio a través del dinero en efectivo.

Brecha etaria

Al momento de hablar de tecnología y las nuevas implementaciones, una importante cuota de la población adulta se ha tenido adaptar a las necesidades digitales instaladas por la contingencia. Claudio García, de Clínica Indisa, señala que “uno tiene que ponerse en todas las situaciones, porque aún existe un tema con la tercera edad y que no es nativa digital”.

Los códigos QR se han vuelto un requerimiento en ciertas zonas, donde los distintos locales e instituciones los utilizan para tener control en los accesos.

“Hay que considerar que la salud es un área distinta a muchas otras y prima lo que es el contacto humano y de relación con los pacientes”, dice el ejecutivo, y luego apunta a que como existen diversos procesos que son cara a cara y que hacen la diferencia en el mundo clínico, “eso en salud no se puede perder” a pesar de la tecnología.

Algo similar argumenta Máximo Picallo, de la Asociación Chilena de Gastronomía y dueño de Elkika. “Uno quiere vivir la experiencia de ir a un lugar y estar ahí con la gente, por eso el uso de estas tecnologías favorece a eso. Y si es por comprar un sandwich, hay locales que no funcionan con delivery, ¿Cómo llevas la experiencia de cenar en el Giratorio en una caja a domicilio? No se puede”, afirma.

De todas maneras, para quienes aún no se acostumbren a la tecnología, gran parte de los locales tienen sus precios publicados o a la vista, y la gran reducción se dio solo en las cartas públicas.

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