Los logros del primer Centro Nacional de Inteligencia Artificial en Chile
Su director, Álvaro Soto, habla del trabajo realizado por el organismo en su primer año de vida y de lo que viene: dar a conocer el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial, con el que buscan hacer una fotografía sobre el desarrollo de esta herramienta en la región. También trabajan en un sistema de cámaras para tener mayor seguridad en la ciudad, partiendo por dos comunas: Quilicura y La Pintana.
Hoy la inteligencia artificial (IA) está en todos lados. Tanto así, que gran parte de los usuarios tienen ya asimiladas las nuevas tecnologías, al punto de pasar casi desapercibidas en procesos como una recomendación de una plataforma de streaming. Pero para que haya desarrollo alguien tiene que investigar y trabajar en ello.
Hace poco más de un año, con eso en mente, la Pontificia Universidad Católica junto a la Universidad de Chile, Federico Santa María y Adolfo Ibáñez dieron inicio al Centro Nacional de Inteligencia Artificial (CENIA), un organismo basal ANID que comenzó para impulsar el sector a nivel nacional.
En un año lograron más de cien publicaciones en respetados medios del sector. “Pero el nombre hay que ganárselo”, dice Álvaro Soto, director del CENIA, ubicado en el Centro de Innovación de la UC, en Campus San Joaquín. “Una de las cosas que pareciera estar escondida es que con este título uno asume cierta responsabilidad y hay que responder a eso, siendo inclusivo y aglutinando toda la investigación local y no solo la de cuatro instituciones”, plantea el también docente.
Comenzaron cuatro organizaciones, pero ahora ya son 13, de todo el país. Ese, asegura, es uno de sus más grandes logros, porque significa que la necesidad del sector está latente, pero como no todos tienen los mismos recursos, se fomenta el trabajo colaborativo.
En el caso de las fundadoras, ya tienen montada cierta actividad en torno a la inteligencia artificial, pero hay otras universidades en las que solo hay cursos de formación, con profesores que imparten clases mas no tienen investigación. Justamente esas son las instituciones a las que se les puede transmitir experiencia, pero también ver sus necesidades. De hecho, dice Soto -también CTO de la startup Zippedi- se reunió hace unos días con el rector de la Universidad de Tarapacá, hablaron de sus necesidades y el motivo para creer que la IA podría ayudarles.
“Quizá no tengan grupos especializados en IA, pero sí en energía sustentable, que es muy importante... quizá ahora, a través del centro, puedan ahora tener el apoyo tecnológico y hacer proyectos en conjunto”, plantea.
Hoy día, dice, a diferencia de lo histórico en el sector, el conocimiento está disponible y al alcance de los usuarios. “Tenemos que tomar una decisión para generar los medios para la comunidad y generar una masa crítica que pueda responder a eso, porque cuando desarrollas un área habrá formación en las universidades, conocimiento en las empresas y una serie de actores que necesitan a gente formada en el área, y eso requiere que tengas las competencias”, desarrolla.
Un año de construcción
Una de las tareas, precisa Álvaro Soto, fue montar el centro. “El primer día fue solo un documento escrito, pero terminamos 2022 con más de 150 personas trabajando al interior”, asegura. También se centraron en los tres ejes que cruzan al CENIA: academia, transferencia tecnológica y vinculación con el medio.
En el primer eje, dice, fueron exitosos y quedaron conformes con lo logrado, con más de 100 publicaciones científicas. En la segunda sección están actualmente trabajando con unas siete empresas y tienen proyectos junto al gobierno. “Hay dos o tres que están comenzando, pero las semillas están ya sembradas”, plantea Soto en su oficina en el Campus San Joaquín de la UC.
Los trabajos junto al Gobierno tocan distintas áreas de interés público. Uno de ellos es la seguridad. Actualmente, trabajan con las municipalidades de Quilicura y La Pintana, donde tienen centros de monitoreo de cámaras, para trabajar en un proyecto que, con un modelo de IA, les permita saber cuándo y qué está pasando y se pueda tomar una acción a tiempo.
A este proyecto, se suma uno que tienen con ChileAtiende, con el que aplicarán tecnologías de análisis de texto de manera que cuando un ciudadano ingrese con su usuario, un sistema de IA lo ayude a solucionar sus consultas de una manera más eficiente.
En la línea de startups, firmaron un acuerdo con un venture capital chileno, con el que harán ahora un levantamiento de fondos para apoyar a empresas que tengan base tecnológica de Inteligencia Artificial.
En el tercer eje, están trabajando en un índice de estado del arte de la IA en América Latina, el primero de este tipo a nivel continental. “Nos ha ido bastante bien y pudimos hacer levantamiento de fondos; nos llegaron extras para apoyar esta iniciativa que es nuestra principal bandera para 2023, para publicarla en junio o julio, con una fotografía de lo que pasa con la IA en Chile y Latinoamérica”, asegura.
Durante 2022 trabajaron con una fundación en proyectos orientados a los más pequeños, buscando acercarlos al mundo de la inteligencia artificial. “Una cosa es que los niños tengan una actividad, pero otra es motivarlos y generar vocaciones en el área de las ciencias de la computación e inteligencia artificial, darles una continuidad: es una iniciativa que tenemos”, asegura.
Esto también es uno de los puntos más relevantes en el contexto actual, ya que las empresas buscan más profesionales en el área. “No es que exista un déficit de profesionales, sino que ahora hay una sobredemanda. “Antes los necesitábamos, pero ahora es mucho más”, dice el experto.
El primero en América Latina
El Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial es parte del trabajo que han ido construyendo en su primer año de vida. Uno de los puntos era conseguir financiamiento que los pudiera ayudar. El otro, reunir a colaboradores que pudiesen contribuir al levantamiento de información en otros países. Eso también lo han logrado. En el caso de México, dice Soto, incluso han obtenido apoyo de personeros a nivel político en el Congreso, pero también de centros universitarios. Lo mismo con otros once países, entre ellos Colombia y Argentina.
“Es difícil decir quién era más adelantado en Latinoamérica, y es justamente lo que buscamos saber”, asegura el docente. Y el índice también tendrá un rol. Será una “fotografía” del estado de la cuestión, con la intención de realizarlo anualmente y también así poder tener claridad sobre cómo evoluciona. “Ahí será cuando se comiencen a generar aprendizajes, porque, por un lado, sabremos qué es lo que hay, pero, al menos para mí, permitirá hacer la medición sobre cómo avanzamos y cómo lo hacemos con respecto de otros países del mundo”, añade.
Así se podrá ir trabajando sobre ciertas brechas, pero también nuevas oportunidades. “Me gusta pensar que la inteligencia artificial tiene la oportunidad de mejorar y hacernos de alguna manera más productivos, pero también ofrece la oportunidad de estar al servicio de todas las personas y que sea más equitativa”, propone Soto.
El director de CENIA advierte que la colaboración con el extranjero y otros países es lo que la industria tiene que hacer hoy y es también lo que pretenden fomentar con el índice. Para realizar este estudio, se están asesorando con personeros de la Universidad de Stanford, que ya trabajaron en una investigación de este tipo. “Uno tiene que subirse a las espaldas de gigantes para andar más rápido, pero hay que hacerlo ahora... Eso es independiente de que estemos en un continente que, uniendo fuerzas, puede lograr un desarrollo más armónico”, asegura.
Así como el mismo CENIA hace, el Índice será también trabajado con base en tres ejes: factores habilitantes, desarrollo y adopción y gobernanza.
Uno de los puntos más relevantes, afirma, es cómo las instituciones y distintas firmas desarrollan IA. “La responsabilidad se aplica a muchas de las tecnologías poderosas, porque se pueden hacer muchas cosas, pero no significa que todas sean buenas... En la IA también hay externalidades y malo usos, y es algo que en CENIA tenemos internalizado”, asegura.
¿A qué se refiere con malos usos? Problemas de privacidad, sesgos, brechas de inclusión e impacto en el mundo del trabajo, afirma. “¿Queremos acaso hacer máquinas que reemplacen a los humanos porque así les sale más barato? No lo creo. Son temas que pensamos y por lo que queremos velar es por el desarrollo de la tecnología, pero de forma responsable”, afirma.
Luego, respecto de la capacitación en las nuevas tecnologías de las distintas fuerzas laborales, dirá: “Es fundamental, y también deben existir políticas públicas... hay que trabajar en inteligencia artificial, pero también ocuparse de la población”.
Este evento, que reunió en el Teatro Municipal de esa ciudad a expositores de distintas soluciones tecnológicas -entre ellos, Kinesix VR, Zeus y Huawei, partners de Claro empresas- fue también el punto de partida para la nueva Corporación de Innovación y Desarrollo Sostenible de la Ciudad Jardín.
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