Cecilia Morel: “La candidatura de Evelyn es la que mejor encarna las ideas de la democracia”
La exprimera dama está preocupada por la polarización, pero sobre todo por la debilidad institucional y la democracia. Por eso dice que su candidata es Evelyn Matthei. Cree que es ella la que tiene la fuerza y la experiencia para gobernar. Sin embargo, asegura que frente a la amenaza del comunismo, no dudaría en votar por José Antonio Kast si es que, finalmente, es él quien pasa a segunda vuelta.

Cae la tarde en Santiago y Cecilia Morel, la viuda del expresidente Sebastián Piñera, está sentada en un sillón del amplio living de su casa. Tiene una carpeta con apuntes y su celular a mano. Ahí recibe -varias veces al día- videollamadas de sus nietos e hijos. Lo de tener carpetas, aunque a pequeña escala, recuerda una de las particularidades del exmandatario, que llenaba la mesa de su escritorio y las aledañas con cientos de documentos subrayados y anotaciones.
Hace frío en Santiago y Cecilia Morel recuerda que el primer año de duelo lo vivió rodeada de cariño, cobijada por sus cuatro hijos, sus 14 nietos y por grandes amigos. Confiesa tener una sensación interna de que “Sebastián” sigue a su lado en cada minuto del día. “Es como omnipresente”, dirá en esta entrevista.
Lo recuerda con un amor inconmensurable. Se ríe al rememorar sus “piñericosas”. Se emociona al hablar del abuelo Piñera que jugaba con sus nietos. Lo admira. Se sabe de memoria cada reforma que impulsó en sus dos gobiernos.

También lo recuerda intrépido, con un impulso por el riesgo y los deportes extremos. En su vida, se lanzó en kayak, en paracaídas, en Benji, subió cerros. “Siempre digo que es increíble que murió entre el agua, donde buceo tantas veces, y su helicóptero. Es muy paradójico. Eran las cosas que él amaba hacer”, dice aquí.
Y aunque la política nunca fue su hábitat natural, la exprimera dama reconoce que, al final, ese fue un factor que los unió mucho como pareja, que fue una causa común.
Actualmente es directora ejecutiva de la Fundación Futuro y, junto a sus hijos, está muy activa en darles curso a iniciativas que lleguen a la gente, como el premio nacional Profesor (a) Bicentenario, un reconocimiento que entrega una beca para estudiar un diplomado y también un financiamiento para realizar iniciativas pedagógicas.
La familia quiere mantener vivo el legado del expresidente.
Después de su partida, la figura de Sebastián Piñera parece haber crecido ante los ojos de distintos sectores políticos y de la gente. ¿Lo habría imaginado?
Ha sido muy impresionante, realmente. El cariño que hemos recibido, los mensajes, ha sido muy lindo y reconfortante...
Hicieron una vida juntos. Usted lo acompañó a pesar de que nunca le gustó mucho la política…
No, pero me importa. Obviamente, tuve que meterme en el tema por Sebastián y hoy veo que el haber tenido un proyecto político juntos fue un factor de unidad muy fuerte entre los dos.
¿Como una causa común?
Claro, como que al comienzo de su carrera política veníamos de mundos distintos. Ya en la elección senatorial fue como entrar en un espacio desconocido, pero en las elecciones presidenciales teníamos un horizonte común que nos unió mucho. Nos hizo aliados.
¿Y de ahí en más la política fue parte esencial de la familia?
Totalmente, y de mis hijos y nietos.

¿Y cómo viven hoy sin esa figura tan central? ¿Cómo ha sido este tiempo…?
Es que hay como dos lados. Primero, el afectivo, lo esencialmente humano, que ha sido muy intenso. El año pasado fue de muchísimo cariño. Partiendo por el Presidente Gabriel Boric. Eso lo quiero reconocer. A mí me conmovió. El día del accidente, fue todo tan rápido, tan de shock, que nunca imaginé que él iba a estar esperándonos… Fue emotivo. Siento que, además de ese gesto humano, él tuvo estatura de hombre de Estado. Para mí, creció también en ese aspecto. Y a pesar de las diferencias políticas, humanamente yo siento cercanía afectiva con él. Que no se entienda mal, pero le tengo cariño. Siempre he podido separar los afectos de la razón. O sea, he tenido amigas de izquierda, de derecha. Es la amistad cívica, que es tan importante. De hecho, a esta casa venían a comer personas de todos los sectores políticos. Nunca ha sido tema.
Por un lado, está todo ese cariño externo, ¿cómo lo han vivido puertas adentro?
Se extraña demasiado. Hay como una omnipresencia de Sebastián. Siempre está presente en nuestros diálogos, en el día a día. En lo personal, siento que este año ha sido más de introspección, de recogimiento. Es como empezar a enfrentar la vida sin él. Como te decía, el año pasado estuve muy acompañada. Veo que ahora me viene un período distinto. Por suerte, somos muy achoclonados. Pero, claro, Sebastián era energía pura. Tengo el ruido de su voz cuando llegaba a la casa diciendo: ¡¿Dónde está la Cecilia?! Y subía la escalera preguntando insistente. O me llamaba por teléfono a cada rato, aunque fuera por dos segundos. Era una cosa permanente. Creo que él tenía una dependencia de mí. Me doy cuenta de eso, aunque no se viera.
¿Y alguna vez lo dudó?
No, pero uno sentía que Sebastián era muy independiente, como que se rascaba con sus propias uñas en todos los aspectos de la vida. Ahora, su familia siempre fue su centro, y con los nietos ya era definitivamente increíble.

Piñera-Matthei
También es cierto que así como era de querido, Sebastián Piñera también era resistido por algunos sectores en la derecha…
Es que él tenía un liderazgo muy fuerte. Quizá, cuando él llegó, lo sentían como un cuerpo extraño que les disputó un lugar. En ese sentido, debo reconocer que en nuestro sector algunos se portaron mal. Por ejemplo, cuando algunos votaron a favor de los retiros de las AFP.
¿Hoy falta un liderazgo así de fuerte en la derecha?
Yo siento que el liderazgo de Evelyn Matthei es muy fuerte. Es una líder neta. Lo veo en su claridad, en la valentía con que ha enfrentado los distintos desafíos que ha tenido. Siempre sabe qué hacer, tiene experiencia, conoce el Estado.
¿Tiene un liderazgo parecido al de Piñera?
Son liderazgos distintos, pero se parecen en la convicción de sus ideas, en que son personas de acción, que van de frente y solucionan los problemas.
¿Y cómo la ve en relación a los otros liderazgos presidenciales?
El liderazgo de Evelyn lo siento más fuerte que el de Kast, por ejemplo. Y el de Jeannette Jara es más carismático. Pero no quiero ser injusta. Cada uno tendrá sus atributos. Mi apoyo personal es con Evelyn. Siento que ella es la que mejor representa lo que yo espero para este país. Y lo más importante: tiene la experiencia para gobernar y los equipos. La historia nos ha demostrado que eso cuenta. Y lo otro es que ya se ha demostrado que más que una ideología, la ciudadanía está buscando respuestas concretas a sus necesidades. Evelyn tiene las ideas correctas y el liderazgo para concretarlas.
¿Por qué cree que ha bajado en las encuestas?
Creo que ella está resurgiendo. La verdad, yo estoy absolutamente confiada en que va a subir. La candidatura de Evelyn es la que mejor encarna las ideas de la democracia, de lo que es gobernar. Lo digo así porque observo que hay un fenómeno político-social de polarización que me preocupa, que me parece muy malo para el país. Los extremos conllevan odiosidad. Siempre ven al otro como un enemigo. Y para gobernar tienes que llegar a acuerdos. Yo espero que la gente se empiece a dar cuenta de eso.
¿Cuándo se empezó a polarizar?
Mi impresión es que cuando se empezó a ver que Jeannette crecía, en ese momento comenzó a crecer Kast. Pero todavía la candidatura de Evelyn tiene muchas posibilidades.
¿Por qué está tan confiada?
Porque las personas están buscando certezas. Veo a la gente muy decepcionada de la política, como desesperanzada. No sé si es hastío, angustia, pero a eso se suma el temor por la delincuencia, el debilitamiento de las instituciones. Eso sí que me preocupa mucho.
¿En qué sentido?
En el debilitamiento de las instituciones y de la democracia hay una cosa peligrosa. Desde hace un rato, las encuestas vienen mostrando que un número importante de chilenos está dispuesto a ceder libertades a cambio de mayor seguridad. Esa es una forma de decir que estarían dispuestos a tener un gobierno autoritario a cambio de más tranquilidad. El año pasado fui invitada al BID y planteé justamente este punto: que hay un peligro para la democracia que nos debiera llamar la atención a todos. Y esto va ligado al tema de la seguridad. Evelyn lo tiene muy claro. El tema central de su candidatura es poner el foco en la seguridad.
Todos los candidatos están poniendo la seguridad como eje de campaña…
Sí, pero he visto cómo Evelyn y sus equipos han trabajado en propuestas serias para hacer frente a este problema. Porque, para abordarlo bien, se va a requerir de muchas medidas complejas.

¿Medidas extremas que podrían debilitar la democracia?
Sí, pero también es importante ver cómo se cuidan las instituciones. La posibilidad de que el narcotráfico pueda infiltrar a nuestras Fuerzas Armadas es lo más grave que nos podría pasar. Sumemos todas las nuevas figuras que antes no existían en nuestro país: la violencia, homicidios casi todos los días, secuestros, el sicariato. Entonces, cuidar las instituciones es cuidar la democracia. Veo que Evelyn es la que tiene el liderazgo para poder hacerlo bien.
¿Habla con ella?
No mucho. Por supuesto, nos tenemos cariño, pero no soy parte de su comando. Soy poco política, pero me doy cuenta de que el gran tema para la gente es la seguridad. Sin embargo, y esto siempre lo hablábamos con Sebastián, hay otros problemas que parecen invisibilizados y que me preocupan.
¿Por ejemplo?
La pobreza. Hoy día ya no sólo hay un problema en la clase media, sino que -según muestran las nuevas cifras- hay un 22% de los chilenos que viven en pobreza. Ese es un dato nuevo. Para qué decir la situación de los campamentos, del hacinamiento.
¿Ve un retroceso en el país?
No tengo cifras como para aseverarlo, pero siento que socialmente hay temas urgentes que se deben resolver. Se mantiene el problema de la vivienda, de la salud. Ahora están la pobreza y la seguridad. La gente está viviendo con temor. Ha cambiado sus hábitos, ya no salen de noche. O sea, en la práctica se han limitado libertades. Pienso en la cantidad de lugares que viven entre balas, en que el narcotráfico está corrompiendo a los jóvenes. Parte del daño que provoca el crimen organizado es que estamos perdiendo a nuestros jóvenes. Las cifras de deserción escolar son altísimas. Para qué hablar de la violencia en los colegios.
Frente a esos temas sociales pendientes, ¿cree que hay rabia en la gente?
Siento que hay desafección, decepción, como que no se sienten representados. Muchas veces se sienten abandonados, poco acompañados. Me refiero, por ejemplo, a los adultos mayores. Entonces, es verdad que los temas políticos son fundamentales, pero hay muchos otros problemas que se deben enfrentar. Evelyn ha marcado mucho el tema del cáncer en las mujeres. Es un tema central y es bueno comprometer fechas y explicitar los compromisos, como lo hacía Sebastián.
¿Chile está en un punto de inflexión?
Todavía tengo esperanzas de que lo vamos a recuperar. Fundamentalmente, porque los chilenos son muy sensatos y resilientes. Hemos pasado muchas crisis. Por de pronto el mismo estallido social del 2019…
¿Para usted el estallido marcó un antes y un después?
Absolutamente. Fue ver la cara del comunismo y del extremismo. Por eso, insisto, tenemos que cuidar nuestra democracia. En el estallido, yo sentí que era como un asalto a la democracia que yo pensaba que, después del Golpe, era indestructible. Pensaba que la violencia como la habíamos vivido antes estaba superada. Por eso mi llamado es a cuidar nuestro sistema democrático por sobre todo. Nuestras instituciones todavía son firmes, pero hay como una gotera en el techo, como una filtración, que nos debe tener atentos.

Dialogar. No imponer
Habla de la polarización, de cuidar la democracia. Sebastián Piñera siempre se ancló en el centro. ¿Cómo ve el momento político?
La democracia es dialogar, es llegar a acuerdos. De otro modo, es imposible gobernar. Eso lo sé por experiencia. Sebastián siempre estuvo en la política de los acuerdos. Era un hombre que buscó tender puentes. Es esencial para gobernar. No puedes llegar a imponer.
Hoy existe una nueva derecha, distinta a la que dejó Piñera. ¿La centroderecha no ha quedado un poco anulada?
No. Yo veo la enorme valoración que hay de Sebastián. Todas las encuestas dicen que él hizo el mejor gobierno. Entonces, no puede ser tan contradictorio que si es lo que más valoran, que no vayan a desear ese rumbo. Mira, yo siempre digo: ¿Cómo estaría este país si se hubiese hecho caso a ese llamado de reprimir con más fuerza durante el estallido? Creo que esa decisión de Sebastián ha sido ampliamente valorada en la perspectiva de cuidar la democracia siempre.
La falta de unidad en las derechas, ¿no complica la promesa de dar gobernabilidad? Al frente hay una candidata que tiene una alianza unida detrás de ella…
Sí, pero nuestro sector siempre se logra poner de acuerdo y van todos juntos. Ahora, lo que me importa -y que todo el mundo de la centroderecha lo ha pedido- es lo de la lista única parlamentaria. Honestamente, creo que ganemos o perdamos la elección presidencial, no podemos perder el Congreso. Eso sería una irresponsabilidad. Tanto Evelyn como Chile Vamos han pedido incansablemente ir en una sola lista. Yo me sumo a ese llamado a que realmente todos cedan.
Pero Chile Vamos ha insistido hasta el cansancio y la respuesta del Partido Republicano ha sido categóricamente no…
Pero al mismo tiempo aquí hay un compromiso: quien sea el que pase a la segunda vuelta, el otro lo va a apoyar.
¿Y usted votaría por José Antonio Kast?
En lo que estamos hoy día, con una candidatura del Partido Comunista, yo votaría por él. No tengo dudas. Pero no me pongo en ese escenario, porque creo que será Evelyn la que va a pasar a segunda vuelta.
Pero si así no fuera, ¿estaría dispuesta a votar por Kast?
Sí, porque para mí el comunismo es un camino sin retorno. Miremos las experiencias en otros países. Parten gobernando y cuántos años lleva Nicolás Maduro, cuántos años llevan en Cuba, entre otros.
Sin embargo, la candidata Jeannette Jara se mantiene en una buena posición en las encuestas. ¿Qué opina?
Honestamente, yo no puedo votar por una candidata comunista. En el estallido social, yo vi en mis narices lo que es el comunismo. Pidieron la renuncia del Presidente, justificaron la violencia, llamaron al pueblo a emanciparse. O sea, no sólo participaron activamente, sino que azuzaron. Después apelaron a la soberanía popular por el acuerdo del 15 de noviembre. Además, no comparto su ideología. Basta oír las palabras de Daniel Jadue en estos últimos días. La lucha de clase, que ahora llaman pueblo-élite, son términos que llevan a la odiosidad y al enfrentamiento. Yo creo en la democracia, en el encuentro, en el diálogo.
¿Y eso lo representa José Antonio Kast?
Lo va a tener, obviamente.
Con todas esas amenazas que usted dice, la gente igual ve algo en Jeannette Jara. ¿Cuál cree que es la razón?
Yo creo que surgió una polarización. Esto habría sido muy distinto si la elección hubiera sido entre Carolina Tohá y Evelyn Matthei. No sólo porque eran las que tenían las mejores condiciones, sino porque ninguna está en los extremos.
Usted destaca los atributos de Matthei, que es su candidata. ¿Qué es lo que ve en Jeannette Jara?
Obviamente no sólo es carismática, también es simpática, liviana de sangre, y la gente se identifica mucho con ella. Su historia de vida es potente, pero ojalá que eso no sea como la cortina que impida ver que su identidad esencial es ser comunista. Y ella es una comunista disciplinada.
La comparan con Michelle Bachelet. Joaquín Lavín fue más allá. Dijo que Jara era mejor candidata, porque no necesitó un tanque para crecer en apreciación ciudadana…
Indudablemente es una muy buena candidata. Pero Michelle Bachelet, no sé por qué, daba más la sensación de mamá, de protección. Jeannette es más de igualdad por el tipo de vida que le ha tocado vivir. Pero es una buena candidata, sin duda. Y qué pena, porque a veces las candidaturas no están directamente relacionadas con las capacidades. Yo veía en Carolina Tohá una mujer excepcional. Siempre la he encontrado muy inteligente, muy capaz. Bueno, sin ir más lejos, fue la que le dio ancla a este gobierno.
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