Política

Martín Arrau: “Es muy importante que el próximo gobierno tenga un piso alto de apoyo, que es lo que queremos construir en esta campaña”

El jefe de la campaña de segunda vuelta de José Antonio Kast marca cuáles son las prioridades: terreno, cercanía e integrar a las derechas. Dice que ello “sin duda tiene proyección”. Además, dice que los republicanos no han resignado la batalla cultural, pero que requiere “un trabajo de mucho más largo plazo” que un solo gobierno.

“Nuestra premisa era no parar”, cuenta Martín Arrau, jefe de campaña de la segunda vuelta presidencial de José Antonio Kast. Su nombre se conoció el domingo, tras los resultados de la primera vuelta que dejaron a la carta republicana en un segundo lugar con un 23,9% de los votos, detrás de la oficialista Jeannette Jara. Pero en realidad fue nombrado varias semanas antes, buscando que no se perdiera energía tras el 16 de noviembre (ver nota).

Arrau -que fue jefe de campaña de los republicanos para la elección de consejeros constituyentes y para la de alcaldes y concejales- plantea que los ejes de esta nueva etapa de Kast son el terreno y la integración con las otras fuerzas de derecha.

Aunque advierte: “En la confianza está el peligro y, efectivamente, esto no está para nada ganado... hay mucho trabajo por hacer en estas tres semanas”.

¿Cuál fue el encargo específico que se le hizo para esta segunda vuelta?

Que la campaña no podía parar y que tenía que tener mucho terreno, que es lo que nos caracteriza. Hay que recuperar eso, la cercanía con los problemas de la gente y con las soluciones, por supuesto. Pero además, evidentemente, esta es una campaña que se proyecta más allá y que tiene repercusiones en el mediano y largo plazo. Por tanto, si uno aspira a gobernar, tiene que llamar a todas las personas que se puedan sumar a este proyecto. Nuestra decisión es integrar genuinamente. Uno está acostumbrado a la foto, pero nosotros mostramos un iceberg, una puntita de lo que es el nivel de integración y trabajo en equipo con Chile Vamos y libertarios: es brutal.

¿Qué expectativas tiene para el 14 de diciembre? ¿La de una victoria holgada, un resultado apretado?

En la confianza está el peligro y efectivamente esto no está para nada ganado... hay mucho trabajo por hacer en estas tres semanas. Hay que dejar el exitismo de lado. Yo sé que las encuestas dicen una cosa, pero no podemos bajar los brazos porque necesitamos mantener la energía. Es muy diferente llegar a un gobierno con un X nivel de votación o algo mayor. La energía que da para los primeros meses, que son fundamentales, cambia. Por eso no podemos relajarnos. Es muy importante que el próximo gobierno tenga un piso alto de apoyo, que es lo que queremos construir en estas semanas de campaña.

¿Un piso de cuánto?

No voy a dar un número... pero en el fondo es muy importante maximizar ese resultado.

¿Y ve riesgo de que ante este buen escenario para Kast la gente se relaje?

Lo que hemos visto, efectivamente, es que hay cierto grado de confianza y que hay que llevarlo a la realidad. La responsabilidad política exige que todos vayan a votar, todos los que sientan esa preocupación por el Estado de Chile y la necesidad de un gobierno que se haga cargo de la seguridad y la generación de empleo, como un primer paso, la necesidad de este gobierno de emergencia o lo que dure ese periodo de emergencia para proyectar un Chile donde tengamos tranquilidad, y que cosas de mayor largo plazo sean posibles. Por eso cada punto porcentual más que se pueda tener es importante; te da un piso político fundamental.

¿Hasta qué punto va a llegar este acople entre las derechas? ¿Tendrá expresión en el gabinete o en el gobierno?

Si hay algo en que hemos sido muy claros es que todo este tema de los cargos es para el día después. Sería irresponsable hacerlo hoy. Pero tampoco se puede negar lo evidente. En un potencial gobierno de José Antonio Kast tiene que haber espacio para todos los que tengan en su convicción la necesidad de un gobierno que ponga orden y crecimiento, pero también espacio para los que creen que hay que ir más allá, en cuanto a hacer esos cambios sociales y culturales profundos, donde recuperemos el respeto y el mérito, y donde las familias tengan certeza de que sus hijos van a estudiar a los colegios. Y si son estudiosos y se esfuerzan, les va a ir bien. No vamos a quitar las oportunidades. Entonces, donde esas personas que creen en esto, que es mucho más largo, tengan espacio.

¿Esta campaña es un primer paso o un test para la integración entre las derechas?

Sin duda, lo que va pasando en una campaña tiene proyección. Lo que va pasando en campaña, las relaciones que se van formando, las confianzas que se van adquiriendo, eso va quedando. Esta primera semana desde el punto de vista de integración de equipo y de las confianzas, ha sido súper trascendente. Y estoy convencido de que si seguimos con este ritmo de generación de espacios de conversación e integración, vamos a tener un futuro gobierno de Kast con los apoyos y las confianzas necesarias para hacer los cambios que hemos propuesto.

Los candidatos de derecha se enfrentaron duramente en la campaña. ¿Eso se puede arreglar?

Sí, se vieron enfrentadas, pero en términos de contenido, en términos de urgencias, todos hablábamos de seguridad, con diferentes matices y profundidades. Donde efectivamente hay que hacer ese trabajo, y donde hubo mayor roce, fue en otro tipo de cosas accesorias o ideas que no les parecían, pero se les sacaba bastante punta. El mayor desafío lo veo en recomponer confianzas, en volver a encontrarnos y, sobre todo, en darnos cuenta de que lo que se vota el 14 es un plebiscito entre dos modelos de sociedad: la continuidad de este gobierno, que poco a poco va normalizando la mediocridad, normalizando la corrupción —que no digo que sea exclusivo de ciertos sectores políticos, pero la forma en que se actúa en este último gobierno ha sido muy triste— un gobierno y sector político, representado por Jeannette Jara, que aprobó la constitución refundacional de la Convención. Eso es lo que tenemos al frente.

Entonces, cuando estás enfrentando una amenaza tal, hay que ser generosos, mantener la cordialidad democrática y tratar de sacar las cosas importantes y urgentes unidos.

El Partido Republicano marcó desde sus inicios las diferencias con el resto de la derecha, sobre todo con Chile Vamos. ¿Cómo se entiende que ahora pidan unidad?

Cuando tienes un adversario como Jeannette Jara, del PC, la continuidad, el daño que se le puede hacer al país ya es irreversible, por supuesto que tienes que unirte con todos los que estén en contra de ellos.

Pero, además, yo veo que en amplios sectores de Chile Vamos, de libertarios, del Partido Socialcristiano y desde otros sectores, el nivel de coincidencia en lo importante y urgente que hay que hacer ahora es altísimo en materia de seguridad y economía.

Y cuando hablamos de avanzar en ciertos cambios más culturales, del esfuerzo, del mérito, de poner a la familia en el centro de atención del Estado, de poner también en el centro de atención la dignidad humana, efectivamente también los niveles de coincidencia son bastante altos.

El candidato ha dicho que no se va a meter en la agenda valórica porque las prioridades son otras. ¿Eso va a continuar así, aún cuando la composición del futuro Congreso sea más favorable para Kast que la actual?

Pasan dos cosas con eso. Uno, nosotros estamos totalmente alineados, convencidos y orgullosos de lo que defendemos en cuanto a lo que se llama agenda valórica. Pero cuando tienes que proponer qué hay que hacer en Chile hoy, cuando hay urgencia en materia de seguridad, de desempleo, ahí están los temas que queremos plantear.

No le hacemos el quite a los temas. No, cada vez que nos preguntan respondemos. Pero en estos temas más específicos, que se engloban en este concepto de agenda valórica, uno no puede poner la carreta delante de los bueyes. Si uno quisiera hacer alguna propuesta o cambio en ese sentido, tiene que haber un clima de opinión favorable… las cosas por la fuerza no funcionan en política. Y eso es una vuelta bastante más larga; requiere efectivamente una discusión cultural y un trabajo de muy largo plazo.

¿Para entrar a la agenda valórica no hay piso político?

El compromiso que tenemos es hacer todos los cambios y empujar las reformas legislativas en materia de seguridad, economía y empleo. Para lo otro es un camino bastante más largo, que requiere un trabajo mucho más profundo en materia cultural. Sería un error iniciar ese debate cuando tenemos cosas que resolver, que son los compromisos adoptados en campaña.

No tener como objetivo dar la batalla cultural fue una de las críticas que planteó Johannes Kaiser en la primera vuelta. ¿Es algo que resignaron por un tiempo?

Efectivamente, nuestras propuestas y nuestro foco están puestos en este Gobierno de emergencia, para hablar de seguridad y empleo. Pero por supuesto que el Partido Republicano y los que estamos metidos en esto creemos que hay que dar la batalla cultural, pero eso es diferente a impulsar un cambio legislativo el día uno del Gobierno.

Las transformaciones, cambios y mejoras que se quieren hacer en la sociedad para que a Chile le vaya bien, para que la gente se pueda desarrollar mejor, toman tiempo y requieren avanzar en diferentes planos. Esa batalla cultural hay que darla y estamos ahí para eso. Pero cuando hablamos de una candidatura presidencial para liderar el Poder Ejecutivo, hay que ver las prioridades del país y los espacios de posibilidades.

Porque si no, puedes tener un gobierno que no cumpla sus objetivos, porque entras en cosas que no van a poder fructificar y no cumplirá sus promesas ni compromisos.

¿Qué señales de cambio dará Kast en esta segunda vuelta, buscando la mayoría?

Si hay algo que caracteriza a José Antonio Kast es su consistencia, es uno de sus atributos principales. Lo que decía hace años, es lo mismo que dice hoy, y la gente sabe que va a hacer todo lo posible por cumplir eso, que no se va a dar vuelta la chaqueta en ningún tema. Yo creo que esos “travestis políticos” son un error y, en este caso, es incompatible con José Antonio Kast.

En la campaña de Jara han acusado a José Antonio Kast de que con él viene la ultraderecha a instalarse en La Moneda...

Son caricaturas. Porque cuando planteamos mejorar la seguridad, reforzando a las policías, reforzando nuestra frontera, eso es sentido común. No sé qué tiene de extremo eso. Cuando planteamos que para generar empleo hay que facilitar la vida a quienes se arriesgan -pymes, empresarios, personas creativas- y no tener mayor rigidez, sino un mercado laboral profundo para generar más empleo. Eso es sentido común.

La verdad es que ellos viven en un extremo. Quieren combatir la delincuencia con amor. Quieren meterle inestabilidad al sistema. Esa candidata a presidenta es la que andaba con la polera del perrito mata carabinero. Yo creo que viven en una disociación con la realidad, que ven el sentido común como algo muy lejano.

Claro, pero también uno podría aplicar con ustedes el tema de “dime con quién andas y te diré quién eres”. Cuando Kast muestra sus amistades internacionales como Santiago Abascal, Orbán, etc., ¿no muestra también una apertura a una derecha más ultra?

Y Meloni, y habló con Milei hace unos días, y fue a ver el modelo de las cárceles de Bukele, cómo funcionan. Y fue a Italia también a ver el modelo carcelario. Cada uno de esos ejemplos tiene un aspecto muy positivo y, en los sentidos muy cercanos, tendremos diferencias, sobre todo en las formas, porque en Chile somos diferentes a Meloni por razones obvias, pero también a Abascal, a Milei o a Bukele. Tendremos coincidencia y también diferencias, pero hay mucho que aprender de ellos.

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