Ossandón vs. Kast: el riesgo reglamentario que podría dejar a la derecha sin pan ni pedazo en la presidencia del Senado

OSSANDON - FELIPE KAST

A diferencia de la Cámara, que puede elegir a sus autoridades directivas en una segunda vuelta, los senadores dirimen a su presidente en una sola votación. Por lo tanto, gana el que tenga más votos, independiente de que no logre la mayoría absoluta. Para censurar a la mesa, en tanto, sí se requiere la venía de 26 senadores.


La próxima semana es el plazo que se impusieron los senadores de oposición, que sostuvieron una tensa reunión el miércoles a la hora del almuerzo para tratar de buscar una fórmula de salida al creciente conflicto respecto de quién debiera ser el nombre del sector para presidir el Senado en el último año de actual período parlamentario (2022-2026).

La actual mesa directiva, integrada por el presidente José García (RN) y el vicepresidente Matías Walker (Demócratas) presentarán su renuncia el 20 de marzo para que en las sesiones siguientes se inicie el ritual de renovación de autoridades. Primero debe votarse la renuncia y luego, en una sesión posterior, se procede a la elección.

El problema es que hay dos senadores de oposición que tienen aspiraciones por el cargo, cada uno con su propio argumento: Felipe Kast (Evópoli) y Manuel José Ossandón (RN).

Si esa división en la derecha se prolonga hasta el día de la elección, que se realizará probablemente la última semana de marzo, podrían presentarse al menos tres candidaturas, lo que abre una posibilidad política para que el oficialismo, junto al comité DC-independientes, pueda recuperar la presidencia de la corporación.

A diferencia de la Cámara de Diputados, que elige a sus autoridades directivas en una segunda vuelta, si es necesario, los senadores dirimen a su presidente en una sola votación. Por lo tanto, gana el que tenga más votos, independiente de que no logre la mayoría absoluta.

En el escenario hipotético de que Kast y Ossandón no resuelvan su disputa y se presenten como candidatos para dirigir a la Cámara Alta, las fuerzas de izquierda y centroizquierda, afines al gobierno, sumarían 23 votos y podrían imponerse con una carta alternativa, que podría ser el senador Pedro Araya (PPD).

Obviamente, la mesa ganadora asumiría con un respaldo frágil y la oposición podría censurarla en cualquier momento. No obstante, destituir al presidente y al vicepresidente de la Senado no es tan fácil. En ese caso, sí o sí se requiere la venía de 26 senadores (mayoría absoluta en ejercicio), además del espectáculo público que daría el Senado al enfrascarse en una mera lucha de poder.

Hasta el momento, Kast cuenta con un piso hipotético de 22 respaldos, que podrían ser menos si el senador de RN, que además es jefe de bancada de su partido, logra persuadir a sus pares de colectividad para que lo apoyen.

Por ahora Ossandón contaría con cerca de 5 apoyos, que son suficientes para poner en jaque las aspiraciones de Kast. Además de su propio voto, el exalcalde de Puente Alto tendría el respaldo de los senadores Rojo Edwards (socialcristiano), Juan Castro (socialcristiano), Carmen Gloria Aravena (republicana) y eventualmente Alejandro Kusanovic (independiente-RN), quien está molesto y tiene pensado de todos modos hacer un voto de protesta, incluso presentándose como carta para la presidencia.

Si bien la reunión del miércoles fue tensa, la mayoría tomó conciencia del riesgo y de que hay que evitar a toda costa que “la sangre llegue al río”, ya que al ir divididos podrían perder la mesa.

Ello se traduciría en “un autogol” inexplicable que repercutiría en las candidaturas presidenciales del sector, especialmente en la de Evelyn Matthei (UDI), quien tiene el apoyo de al menos 22 senadores.

En momentos en que Chile Vamos (UDI, RN y Evópoli), socialcristianos, republicanos y demócratas coinciden en que hay que hacer gestos de unidad en un año electoral -lo que les permita confluir en una alternativa presidencial al menos en segunda vuelta-, una derrota en el Senado sería una pésima señal.

De hecho, esa fue una de las conclusiones mayoritarias del encuentro. Sin embargo, hay algunos senadores detrás de Ossandón que no están convencidos y están dispuestos a ir hasta las últimas consecuencias.

El ruido que hay en el Senado ya llegó a oídos de Matthei, quien está preocupada y habría pedido a los legisladores que actuaran en unidad.

En el almuerzo de este miércoles, que duró alrededor de una hora y media, “se dijeron las cosas a la cara”, afirman testigos. Incluso se repasaron todas las diferencias políticas y personales que han cruzado a Ossandón y Kast durante estos años.

En las tratativas, además, el representante de RN reiteró sus intenciones de seguir en carrera por presidir el Senado, pero que estaba dispuesto “a conversar”.

Sin embargo, sus detractores señalan que, dado el historial errático de Ossandón -que suele moverse con independencia en algunas decisiones-, hay un alto riesgo de que el tema no se resuelva la próxima semana.

En ese caso, hay algunas alternativas para evitar un revés. Una de ellas es que García y Walker no renuncien y continúen en la testera. La otra posibilidad es que se bajen Ossandón y Kast y se levante un nuevo nombre de consenso. Y la última es un telefonazo de la propia Matthei.

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