Un líder ausente en un grupo de perfectos extraños: las razones del fracaso de la primera bancada de Parisi
La experiencia del último período, en que el PDG logró seis diputados -hoy todos fuera de la colectividad-, es lo que siembra más dudas respecto del futuro de la nueva bancada del Partido de la Gente, que eligió 14 diputados, entre ellos a Pamela Jiles. Los otros trece son debutantes.
Luego de que un grupo de diputados de la bancada del PDG, en octubre de 2022, decidiera apoyar a Vlado Mirosevic (liberal) como presidente de la Cámara, la otra facción mayoritaria del comité pidió los videos de seguridad del 5° piso, donde están las oficinas de los legisladores, para pesquisar con quiénes se habían reunido los disidentes.
La grabación mostró que la entonces ministra secretaria general de la Presidencia, Ana Lya Uriarte (PS), subió a reunirse con la diputada Karen Medina, quien era una de las seis militantes que fue elegida en 2021 por la tienda de Franco Parisi y que decidió apoyar al legislador liberal.
Aquella votación en la que Mirosevic ganó la testera de la Cámara -en reemplazo de Karol Cariola (PC)- expuso las desconfianzas entre ellos, marcó el quiebre de la bancada e inició el declive de la representación del PDG en el Congreso, que terminó, incluso, con denuncias ante la PDI y ante tribunales.
Algunos lazos nunca se recompusieron. Sin embargo, casi todos terminaron molestos con Parisi, a quien apuntan como el principal culpable del fracaso del primer proyecto parlamentario del PDG.
Precisamente aquella experiencia es lo que siembra más dudas respecto del futuro de la nueva bancada del Partido de la Gente, que eligió 14 diputados; entre ellos Pamela Jiles, quien nuevamente salió elegida entre las primeras mayorías nacionales. Los otros trece son debutantes.
“Parisi no tuvo liderazgo para manejar la crisis, y al final ayudó a dividir la bancada”, comentó la diputada Yovana Ahumada (hoy socialcristiana), quien fue la primera jefa del grupo parlamentario que tuvo el PDG, que recién pudo reactivar su comité en julio de este año con el fichaje de Jiles.
“Creo que nos equivocamos bastante. Nos faltó mucho diálogo. Nos faltó totalmente la directriz del partido, nunca la hubo. Nunca hubo capacitaciones de Franco Parisi, él es experto en economía. El partido estuvo ausente”, señaló la diputada Medina (hoy asociada a la DC), quien era parte de la facción disidente más proclive a negociar con el oficialismo.
“Franco es muy inteligente, es una persona muy capaz. Sin embargo, no supo liderar. Entonces, los diputados electos no éramos amigos, no éramos conocidos, no habíamos compartido nada. Y es lo mismo que les va a pasar ahora. Mezclar a Pamela Jiles con Javier Olivares, no sé si es buena idea”, manifestó el diputado Rubén Oyarzo (hoy radical), quien también culpó al excoordinador de la bancada, al economista Jorge Rojas, también profesional cercano a Parisi, quien, a su juicio, “desordenaba más que ordenaba” al comité.
El diputado Roberto Arroyo (hoy socialcristiano) tiene una discrepancia, pero coincide en el fondo. “No comparto las críticas a Parisi. Sí culpo al equipo detrás de la directiva nacional del PDG. Esto les va a volver a pasar si no actúan en bloque”.
Por Facebook
Cuando fueron electos como diputados en noviembre de 2021, los seis exmilitantes del PDG (Yovana Ahumada, Karen Medina, Gaspar Rivas, Roberto Arroyo, Víctor Pino y Rubén Oyarzo) no se conocían. Además, eran tiempos de pandemia y de reuniones telemáticas.
La mayoría llegó por Facebook. Todos con inquietudes sociales e intrigados por el “Movimiento de la Gente”, que invitaba a participar en política a personas “comunes y corrientes, algunos humildes, otros con buena situación económica”, como define Ahumada.
Varios de los exmilitantes señalan que tampoco conocían personalmente a Parisi, quien hizo toda la campaña presidencial de 2021 desde el exterior. Incluso, un par de ellos dicen que nunca llegaron a ver presencialmente al excandidato. Solo interactuaron con él por Zoom, algunos mensajes de WhatsApp y un par de llamadas telefónicas.
La diputada Medina es una de las pocas que sí lo conoció en 2012, cuando el economista daba charlas y comenzaba a preparar el terreno para su primera aventura presidencial. “Conocía a Franco por la televisión y cuando empezó con sus clases de economía. Lo pude conocer personalmente, él dictaba charlas motivacionales. Luego de eso no lo vi nunca más personalmente. Ya no lo volví a ver desde que salimos electos”, señaló.
De la primera camada del PDG, el único que tenía carrera política previa era Rivas (quien había llegado al Congreso años atrás como militante RN). Su alianza con Parisi, que se selló en una conversación de solo 15 minutos, fue leída como un pacto instrumental. “Analicé sus planteamientos… se aleja de los ejes binarios tradicionales de la política tradicional chilena”, dijo Rivas al explicar su desembarco en el PDG en 2021.
Una vez electos, los seis diputados del PDG recién se vieron las caras en diciembre de 2021, en un encuentro presencial con la directiva en el que Parisi tampoco estaba presente. Salvo Rivas, cuya historia política era “googleable”, cada uno de ellos no tenían muy claro el pensamiento político de los otros.
Ya en las primeras conversaciones, paulatinamente, comenzaron a notarse sus inclinaciones progresistas (Oyarzo, Medina y Rivas) o más conservadoras (Ahumada, Pino y Arroyo). Sin embargo, aun así “éramos muy pollos”, admite uno de los legisladores, que en esa época “no entendían lo que significaba suscribir un acuerdo de gobernabilidad de la Cámara”, por lo que las negociaciones fueron delegadas a la directiva del PDG, que entonces presidía Luis Moreno, y a quien todos mencionan como el brazo derecho de Parisi, José Mansilla.
Entonces, el actual oficialismo, con la DC, ya tenían la mayoría, por lo que la decisión de la directiva fue sellar el pacto con la izquierda para acceder a algunos espacios de poder de la Cámara.
El problema surgió cuando el acuerdo implicaba votar en octubre de 2022 por Cariola (PC) como presidenta de la corporación. En esa época la bancada del PDG había crecido con la incorporación de independientes descolgados, como Gloria Naveillán (exrepublicana), Enrique Lee (elegido en cupo del disuelto PRI) y Francisco Pulgar.
El pacto roto
La mayoría se declaraba distante del PC y resolvió no apoyar a Cariola. Además, ese grupo no se sentía comprometido con un acuerdo que había firmado Mansilla, quien ejercía como jefe de gabinete de la diputada Ahumada y de Oyarzo.
En reemplazo, la mayoría acordó proponer al diputado Pino (hoy Demócratas) para la presidencia de la Cámara, luego de que la derecha, a través de negociaciones conducidas por José Miguel Castro (RN) -hoy titular de esta rama del Congreso-, le ofreciera al PDG tomar el control de la testera.
Dos integrantes de la bancada de nueve legisladores decidieron no ser parte de esa decisión. Pino sacó cinco votos gracias a la facción mayoritaria más cercana a posturas conservadoras. Medina obtuvo dos respaldos (el de ella y el de Oyarzo).
No obstante, esa decisión de salirse del pacto administrativo suscrito con el oficialismo no tuvo unanimidad.
Al constatar que el PDG estaba quebrado y que el oficialismo optó por reemplazar a Cariola por Mirosevic, el mismo Pino le propuso al entonces diputado DC Miguel Ángel Calisto cederle la posta para ser el candidato de la oposición. La jugada, que buscaba quebrar a la DC, fue seguida por la derecha.
Sin embargo, Medina, Oyarzo y Pulgar votaron por Mirosevic, mientras que Rivas se restó de la votación. Lee, en primera instancia, decidió marcar, a modo testimonial, el único voto de Pino, que a esas alturas ya se había bajado.
La derrota molestó a la mayoría y Naveillán propuso tomar represalias contra los disidentes. Con la firma de Ahumada fueron sacados de los espacios legislativos más vistosos. Algunos de los castigados fueron derivados a la Comisión de Bomberos, instancia que es la menos codiciada del Congreso por su escasa influencia. Pulgar, por su parte, como era independiente, fue derechamente expulsado del comité.
Estos cambios permitieron que la oposición -con los diputados del PDG del ala conservadora- tomara el control de algunas comisiones de segundo orden estratégico, pero igualmente cotizadas, como Seguridad, Gobierno Interior, Minería, Adultos Mayores, Economía y Agricultura.
En respuesta, los castigados presentaron una denuncia en la Brigada de Delitos Económicos de la PDI, por una supuesta adulteración de documento público, ya que las sanciones, a juicio de ellos, habrían sido ejecutadas sin apego a su reglamento interno y presuntamente con firmas falsas. La acción derivó en que detectives llegaran al comité del PDG a hacer diligencias.
A pesar de que la facción conservadora tenía el control de la bancada, la relación con la directiva del PDG se hizo insostenible.
A juicio de la diputada Ahumada, las señales de la directiva y de Parisi fueron contradictorias en todo el proceso que llevó a Mirosevic a ser elegido presidente de la Cámara. Para algunos, el economista apoyó la candidatura de Pino; a juicio de otros, por debajo, alentó a Oyarzo y a Medina a no romper el pacto con el oficialismo.
“Primero nos apoyaron que hicimos las cosas correctas (al negarse a respaldar a Cariola), pero luego apoyaron a los que votaron por Vlado y terminamos siendo los malos”, relató Ahumada.
El quiebre definitivo con Parisi vino días después. Pino y Ahumada desoyeron la petición del excandidato presidencial de no ceder el control de las comisiones a la oposición. En esos días de noviembre de 2022, Rivas -en medio de la sesión- los trató de “conchesumadres” por removerlo de la Comisión de Adultos Mayores para favorecer la destitución de la presidenta de la instancia, Carolina Marzán (PPD).
La falta de respaldo ante los insultos de Rivas y la decisión del PDG de restarse de las conversaciones del segundo proceso constituyente, motivaron a Pino, Ahumada y Arroyo a renunciar a la colectividad. Naveillán y Lee, al ser independientes, también se salieron de la bancada.
Entonces solo quedaron Oyarzo, Medina y Rivas, que solo duraron dos años más por desavenencias propias con la directiva. El punto de quiebre fue nuevamente la candidatura de Cariola, que finalmente logró un piso para presidir la Cámara en abril de 2024. Rivas accedió a votar por la diputada comunista a cambio de una vicepresidencia, lo que llevó a Parisi a expulsarlo del partido. “Lo que hizo Gaspar Rivas fue venderse”, dijo el economista.
Luego de ello abandonó el partido Oyarzo. Medina quedó sola, y para evitar quedar aislada en el Congreso también renunció al partido, con que el que ya no tenía relación. De hecho, ella y Oyarzo habían apoyado sin éxito una candidatura alternativa en las elecciones internas del PDG para enfrentar a la lista oficialista avalada por Parisi. Esa elección también terminó en tribunales.
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