Guía para comprar tu primera batería acústica

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Redoble de tambores: comenzar a tocar este instrumento no es fácil, menos aún elegir el primer modelo. Las posibilidades de tamaños, sonidos y piezas son infinitas. ¿Y los platillos? ¿Y las baquetas? Dos bateristas profesionales y un vendedor nos orientan para encontrar la mejor batería inicial.




¡Patam Dudum Dudum Dudum Dum Dum! “I can feel it coming in the air tonight, oh Lord”. La pregunta es, ¿puedes sentir también tú esa fuerza que llega como con el viento y se apodera de tus brazos, agitándolos al ritmo de uno de los arreglos de batería más icónicos de todos los tiempos?

No importa lo que haya al frente: una mesa, almohadas, cuadernos, la pared; cualquier cosa sirve para satisfacer esa necesidad primitiva de percutir o seguir el beat de una buena canción, como lo es esa de Phil Collins. Incluso el aire puede servir para el aterrizaje de esos golpes. Podrá no tener sonido para terceras personas —que seguramente te mirarán como a un loco—, pero sí para tu cabeza.

Tal vez tú eres ese tercer sujeto y a quien miras como a un loco es a tu hijo o hija, que se pasa el día moviendo las manos. Cualquiera sea el caso, quizá ya es hora de pasar a algo más concreto, como una batería acústica. Una de verdad; una que le dé sentido a esas ganas de tocar. Puede que eso no mejore esta condición de golpear todo lo que hay enfrente, pero al menos habrá más ritmo involucrado.

El proceso de comprar el primer instrumento puede estar lleno de dudas, en especial cuando se es principiante en la materia. Por eso es bueno contar con consejeros de confianza, y qué mejor que bateristas profesionales como Cote Foncea (Lucybell, Alain Johannes, entre otros) y Felipe Salas (Cómo Asesinar a Felipes, La Brígida Orquesta).

Primeros pasos

Felipe fue alguna vez ese niño al que hicieron feliz con una batería de regalo. Fue su padre el que se la obsequió para una Navidad, cuando tenía 14 años. “Era una Tama blanca, japonesa, de segunda mano”, recuerda el baterista. Eso sí, para ganarse el regalo, Felipe debía primero cumplir con una exigencia: “Tenía que estudiar el instrumento con un profesor, para ver si me gustaba realmente. Estuve un año en clases y practicando sobre los cojines”.

Varios años han pasado desde eso. En la actualidad, a Felipe los cojines sólo le sirven para dormir o echarse a ver Netflix. Cuando se trata de baterías, se sienta detrás de su kit Gretsch USA Custom, color Champagne Sparkle. Eso mientras espera la llegada de su nueva joya: misma marca, mismo modelo, pero en la versión Vintage Marine Pearl. “La encargué gracias a Drumdealer, una tienda de baterías increíble, el sueño de cualquier amante del mundo del ritmo”, asegura.

Cote Foncea tuvo un camino algo más expedito hacia el instrumento. Aunque no era suya, pudo disfrutar de sus primeras experiencias en la batería siendo muy pequeño y sin necesidad de moverse de la casa para ello. “Mi hermano Pedro (cantante y fundador de De Kiruza) tenía un kit de cinco piezas (una caja, dos toms, timbal y bombo) de color madera. Después tuvo una Tama Swingstar amarilla”, recuerda. Con el tiempo llegaría la suya propia. Y otras nueve más. Hoy toca con una DW Drums, marca que lo apoya desde 1996.

En ambos casos, los resultados de la práctica están a la vista. Tanto Felipe como Cote forman parte de dos de las bandas más relevantes del rock nacional. Y para eso la experiencia de los primeros años fue fundamental. “Aprendí que no es importante el instrumento en sí: ni la marca ni cuánto cuesta, menos aún el color. Lo importante es probar y sentirse cómodo con lo que uno está expresando musicalmente”, aconseja el baterista de Lucybell.


Lo primero: apegarse al presupuesto y determinar el uso

Si ya estás convencido de que la batería es lo tuyo (o lo de tu hijo o hija), es hora de materializar el sueño. Pero para eso tendrás que considerar dos aspectos que, por un lado, definirán cuáles son tus alternativas, y por otro, te ayudará a elegir la adecuada. Uno es el presupuesto. Obviamente, mientras más amplia sea tu billetera, más alternativas y de mejor calidad habrá.

El product manager de percusión de Audiomusica, Gabriel Gutiérrez, dice que el rango de precio de una batería de inicio o intermedia va entre los $450 mil a y los $800 mil. Los modelos de entrada suelen incluir dos toms, un tom de piso o timbal, una caja, un bombo y atriles: uno para la caja, otro para el hi hat. El número de “fierros” que incluya para poner los platillos dependerá de la oferta.

Batería Tama Rhythm Mate (5 piezas)

Esta batería básica de Tama incluye bombo (con pedal HP10), 2 toms (uno de 10“ x 7″ y otro de 16“ x 15″), un tom de piso (de 30 x 20cm) y una caja, además de sus respectivos soportes y uno para hi-hat y otro para platillo recto.

Si la billetera no aguanta tanto, una buena opción es revisar la oferta de baterías de segunda mano, que abundan en sitios como Mercado Libre, Yapo.cl, o el Market Place de Facebook, donde también existen grupos específicos de compra y venta de baterías en el país. Además de un precio más accesible, la potencial gracia de una batería usada, según Felipe Salas, es que “muchas veces van agarrando un sonido súper rico con el uso y con los años, así que podría ser una opción súper positiva”.

Eso sí, el baterista de CAF advierte que “hay que fijarse de que funcionen bien los herrajes y que la madera no tenga grandes golpes”. Eso y otros detalles que revisaremos más adelante.

El segundo aspecto que ayudará a hacer una elección adecuada es tener claro para qué se usará. Una cosa es tocar con los amigos en casa y otra es buscar una aventura presentándote en tocatas o tener pretensiones de grabar música. “En mi experiencia, al estar en un estudio de grabación es donde realmente se notan los detalles de la calidad de la batería y los platillos”, dice Felipe. Si ese es tu objetivo, entonces lo recomendable es abultar el presupuesto o tener paciencia en la búsqueda de una buena oferta de segunda mano.

Menos exigente se puede ser en cuanto a la calidad cuando el objetivo solo es tocar en casa o incluso hacer algunas presentaciones en vivo. En ese sentido, Salas apunta a un detalle: “creo que los parches son súper importantes; tal vez tu batería no es el mejor modelo, pero si le pones parches buenos puede llegar a sonar muy bien”.

Remo y Evans son las principales marcas de parches en el mercado, también las más populares. Por ejemplo, Ringo Starr (The Beatles), Neil Peart (Rush) o John Bonham (Led Zeppelin) son algunos de los tantos artistas que utilizaron a lo largo de su carrera parches Remo.

Parche para caja Remo Controlled Sound 14 pulgadas


En el otro bando, nombres como Dave Lombardo (Slayer), Danny Carey (Tool) y Jay Weinberg (Slipknot), entre muchos otros, figuran entre los artistas auspiciados por Evans. Todo pasa por una cosa de gustos. Aunque si se busca durabilidad —pues estos tarde o temprano terminan por romperse—, también te podrían interesar los parches Aquarian, reconocidos por su resistencia a los golpes. Es cosa de ver a Dave Grohl machacando su caja en la época de Nirvana.


Materiales nobles

Es importante tener en cuenta que las baterías suelen fabricarse en base a madera, aunque hay algunos modelos específicos hechos con materiales alternativos, como el acrílico o el bronce. El tipo de madera con el que esté fabricada la batería incidirá directamente en el sonido de ésta.

Así lo explica Cote Foncea. “La madera es primordial, porque es la que le da el carácter al sonido. Existen varios tipos de maderas que se usan para fabricar baterías: roble, arce o abedul, hasta maderas aglomeradas. Pero la principal es el arce (maple, en inglés), una madera que produce mucha resonancia. Una batería de buena calidad tendrá cualquiera de estas maderas en su configuración”.

En general, se utilizan varias capas de madera en la fabricación de cada pieza de la batería. Dependiendo cómo se dispongan (cruzadas o en forma de X o en línea) la sonoridad del tambor tendrá distintas características, según explica Cote.

Platillos por separado

Otro detalle que no se puede pasar por alto es que una batería, cuando es nueva (y en muchas ocasiones también cuando está usada), no suele incluir un set de platillos. Y si lo hace, dice Gabriel Gutiérrez, se trata de modelos básicos. Lo recomendable es “cambiarlos cuanto antes, ya que es una parte importante del instrumento”.

“Para mí, los platillos son importantísimos. Creo que si hay que invertir en algo, es en eso”, sostiene Felipe Salas. En especial cuando se quiere grabar música, pues “se nota mucho cuando no son muy buenos”.

Elegir platillos también tiene su ciencia. Como dice Cote Foncea, “hay un universo de posibilidades”, que tienen que ver con el “color” sonoro que ofrece. “En lo personal, me gustan opacos, por eso uso una serie de Istambul que se llama Nostalgia”, confiesa Felipe.

Este color depende, en parte, del grosor y del tamaño de cada platillo. “Generalmente, los grandes (sobre 16 pulgadas) tienen un decay (una prolongación del sonido) muy largo. Y en los más pequeños (de 6″ a 14″), es más corto y explosivo”, explica Cote. “Lo importante es identificar los sonidos que te permitan expresarte musicalmente”, añade a modo de consejo.

De todas maneras, una buena alternativa cuando se está comenzando es comprar un set de platillos de alguna gama básica-intermedia, de marcas reconocidas y populares como Zildjian, Sabian, Paiste o Istambul. Según Gabriel, es posible encontrar estos sets —que incluyen hi hat, crash y ride— desde los $250 mil.

Set Paiste PST 5 (hi-hat, crash y ride)


No te olvides de las baquetas

Y así como en cada aspecto de la batería hay un universo de posibilidades, con las baquetas no puede ser distinto. Los modelos varían principalmente por su materialidad, tamaño, grosor y peso. “Hay que fijarse en el número y la letra”, dice Gabriel Gutiérrez. “Mientras menor es el número, más pesada es la baqueta”, añade.

Cote Foncea sostiene que las baquetas deben tener buena resistencia. En eso, la madera es importante, “ojalá fabricadas con nogal (hickory)”. Pero también deben adecuarse apropiadamente en cuanto a peso y al grosor de tu mano.

“El peso y el largo es súper importante, porque eso genera fatiga en las manos”, apunta el profesional. Felipe Salas, por ejemplo, cuenta que hace un tiempo probó unas baquetas más cortas que las que acostumbraba y ya no se puede despegar de ellas. “Son unas Pro Mark, modelo Phil Collins”, detalle riendo.

La forma más certera de descubrir cuál es tu modelo es probándolas. Y, quizá desde la aproximación más básica: “dependiendo de la música que quieras tocar, puedes necesitar golpes más livianos, de baquetas 7B. Pero si quieres tocar heavy metal o rock, probablemente necesitarás un número menor, como las 2A”, dice Gabriel. En tanto, las 5A y 5B son modelos estándar que se adaptan bien a todos los estilos.

La punta de las baquetas también puede variar en su material, lo que también afecta el sonido. Las de punta de nylon, por ejemplo, generan un tono más brillante y suelen durar más que las de punta de madera. Estas últimas, sin embargo, suelen ser las más preferidas.

Baquetas Vic Firth 5B


Otras consideraciones: espacio y ruido

Aparte de analizar los detalles propios del instrumento, no está demás revisar otros que también tendrán impacto en la práctica sobre éste. Uno de esos es definir el espacio en el que instalarías la batería. “Idealmente, el lugar debería ser lo suficientemente grande como para que tú, la batería y un equipo de sonido quepan cómodamente. Con un metro de distancia entre la batería y los cuatro muros estás bien”, afirma Cote, que solía ensayar en su casa, en una pieza apretada, junto a un tocadiscos en el que reproducía a bandas como Earth Wind & Fire, Queen, Santana, o Stevie Wonder.

El material de la habitación será relevante, porque impactará en el sonido que tengas dentro de ella y en el ruido que generarás hacia el exterior. “Hay que ser consciente de que cansa estar escuchando a alguien tocar batería durante 3 o 4 horas seguidas”, dice Felipe al respecto. “Si la sala es de concreto, el sonido se ‘reflejará’ en todas direcciones y los platillos serán una pesadilla”, agrega Cote. Por eso, tener un espacio controlado o acustizado es importante para ahorrarse los problemas con los convivientes, los vecinos, y las fuerzas de la ley —y no estamos hablando de Beto Cuevas, precisamente.

“Levantar levemente la batería del suelo con una placa de madera y espuma, y cerrar las posibles fugas de sonido, es la única solución para bajar el volumen”, aconseja Cote. El uso de aislantes en ventanas y puertas ayuda, como también instalar alfombras pesadas, tanto en el piso, como colgadas en paralelo a los muros. Las cajas de huevo siguen siendo objeto de debate, pero hay quienes las defienden. De todas maneras, existe la opción de contratar a un profesional que se encargue de evaluar y acustizar tu sala.

Por otro lado, en el mercado puedes encontrar silenciadores de parches y platillos, que ayudan a controlar el volumen. O puedes aprender el arte de tocar despacio. “Eso es un tremendo desafío”, dice Cote, que suele pegarle fuerte a su batería. Quién sabe si por esa vía llegas a transformarte en un buen heredero de Buddy Rich o Elvin Jones.


*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 25 de mayo de 2022. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.

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