Cómo estimular la imaginación y la creatividad en los niños

Foto de Sharon McCutcheon en Pexels

Poco contacto con otros niños de su edad, meses de encierro, padres sobrepasados con esta realidad pandémica... los más chicos también se han visto muy perjudicados este año. Acá, una guía para los papás sobre cómo ayudarlos a seguir creando e imaginando en un mundo con coronavirus.




No alcanzaron a estar dos semanas en clases cuando los coletazos del coronavirus los golpearon fuertemente: adiós colegios presenciales, compañeros y amigos, juegos en los recreos… y, bienvenido encierro, juegos entre cuatro paredes y clases online. Una realidad un tanto aburrida, sobre todo para los más chicos que tienen menos capacidad de comprender en profundidad lo que está ocurriendo.

Y la cosa fue empeorando. El teletrabajo de los papás muchas veces los vio obligados a sentar a sus hijos frente a un televisor, pasarles una tablet o transar los horarios de acceso a la tecnología. Han sido meses complejos sin duda, para los grandes pero también para los chicos. ¿Qué se puede hacer?

Para los que son padres de niños pequeños una excelente idea es buscar fórmulas que estimulen e incentiven el juego imaginativo y la creatividad. ¿Por qué? Porque después de tantos meses encerrados, obligados a tener clases frente a una pantalla y con menos contacto con niños de su edad, la posibilidades de jugar libremente se han reducido bastante. Además, en esta “modalidad de vida pandémica” hay padres que no tienen el tiempo necesario para jugar con sus hijos y ayudarlos a potenciar estas tan importantes cualidades, y es comprensible.

Veamos paso a paso las razones de por qué debiese importarnos tanto estimular sus procesos imaginativos y creativos:

1. Importancia sustancial

María José Jiménez es profesora de kínder del Colegio Verbo Divino y tiene un magíster en neurociencias. Ella explica, que desde que el niño nace usa formas remotas de juego para conocer el mundo, y ese conocimiento les entrega información y esa es la información que ellos guardan en el cerebro y la usan después para sus procesos creativos.

“Un niño que no juega, que está pegado a la televisión o al celular, un niño que no tiene momentos de ocio es un niño que no aprende cosas del mundo y que no puede ser creativo, no puede ser imaginativo”. Esto es importante, detalla esta profesora, porque esta es la forma que tiene un niño de poder, en el futuro, formular hipótesis, encontrar respuestas a problemas personales, sociales, a su diario vivir o también contratiempos importantes que se le puedan plantear en el colegio. Finalmente, cualquier tipo de problema en la vida necesita de la creatividad para encontrar una solución.

2. El tiempo de ocio, fundamental

“Es necesario que el niño tenga el tiempo y espacio para crear e imaginar, que se le den las instancias para explorar materiales, sensaciones, destrezas, objetos, relaciones, etc... Si a un niño lo llenas de exigencias, clases, deberes o lo sientas frente a un mismo estímulo absorbente, su capacidad de creación se irá limitando. O si no lo dejas usar tal o cual cosa porque es peligrosa o mancha, vas a limitarlo en vez de ayudarlo a desarrollarla”, dice Paula Balbontín, psicóloga infantil.

María José Jiménez concuerda por completo con Paula. También cree que entregarles tiempo de ocio es fundamental, espacios donde ellos puedan estar solos y deban entretenerse con lo que encuentren a mano. Y así como entretenerlos todo el día frente a una pantalla de televisión, computador, tablet o celular, es perjudicial para el desarrollo de la imaginación y la creatividad, también lo es llenarlo de actividades y de talleres, dice María José, “puesto que no darle espacios de soledad donde tenga que resolver cosas es entorpecer estos procesos”.

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3. Para estimular es necesario no sobreproteger

La imaginación y la creatividad van desarrollándose en conjunto con otras habilidades como la atención, el pensamiento y el desarrollo afectivo, entre otras, y de manera sinérgica. Así, van tomando distintas formas a lo largo del desarrollo. En ese sentido, es importante ir presentando estímulos adecuados a la edad, que no signifiquen una sobrexigencia, ni que no los desafíen, explica Paula Balbontín.

Y en este punto, esta psicóloga infantil es muy específica, “una forma de estimular es no sobreproteger, por ejemplo, no resolver los problemas por los niños, dejarlos enfrentarse a los desafíos y a la tensión que generan, porque ello motiva el desarrollo de la creatividad y estimula la imaginación”.

Y acá, es muy importante la flexibilidad de los padres, nos cuenta, es decir, aceptar distintas formas y puntos de vista para evaluar un desafío y enfrentarlo, validando formas poco tradicionales de hacerlo aunque no sean las mejores o no se parezcan a nuestras formas de resolver las cosas.

Dejar a los niños jugar y a veces jugar con ellos, sigue detallando esta psicóloga, es la vía de desarrollo de la imaginación y la creatividad. El juego contenido (protegido) y con límites permite explorar sintiéndose seguro y esa es la mejor manera de apoyar el desarrollo de la imaginación y la creatividad.

Claro, dice Paula, no se trata que los dejemos jugar al límite del peligro, no se trata de eso. Es importante que los desafíos sean apropiados a la edad, que si pueden implicar un riesgo sean cautelados y se los ayude, pero, y acá está la clave para ella, sin transmitirles angustia o desconfianza en sus destrezas.

Pongamos un ejemplo, dice. Los niños en algún momento deberán aprender a usar tijeras, pero por supuesto las primeras veces no lo pueden hacer solos. Deben aprender a usarlas con ayuda, luego cuando son más diestros pueden hacerlo solos, pero supervisados, y luego ya podrán usarlas de manera independiente.

Ella recomienda dejar que los niños aprovechen lo que tengan, pero darles espacios determinados para explorar con toda libertad. “No sirve que le pases las mejores témperas con chispas o lo que sea, si vas a estar gritando porque te puede manchar el sillón o la ropa”.

4. Nunca dejar de estimular la imaginación y la creatividad

Catalina Mongillo, profesora de segundo básico del Colegio Manquehue, explica que la primera infancia es fundamental para fomentar estos procesos, porque los niños son mucho más receptivos a los estímulos. La creatividad, aclara, está sumamente ligada con el desarrollo de sus cerebros y las múltiples conexiones que se van formando en los primeros años de vida. Todas estas conexiones dependen en parte de la genética, pero también de las experiencias que le demos a los niños en la primera infancia.

Catalina recalca también, una característica fundamental del cerebro durante los primeros años de vida, que es su plasticidad. Si lo estimulamos al máximo, dice ella, sacaremos el mejor provecho del cerebro de ese niño. Pero, hay un detalle, si bien sabemos que los 6 primeros años son cruciales para fomentar la imaginación y la creatividad, porque es el tiempo en el que se realizan la mayor cantidad de conexiones cerebrales, éstas debiesen incentivarse toda la vida.

María José también es enfática en afirmar que, si bien hasta los 6 años los estímulos para fomentar estas cualidades son muy importantes, dada la permeabilidad del cerebro, la creatividad debe ser un proceso continuo que debe desarrollarse a lo largo de toda la vida, ya que siempre necesitaremos la creatividad para resolver problemas.

5. Habilidades que se fortalecen

Una imaginación y creatividad activa ayuda a los niños en muchos aspectos, incluso más allá de los que podemos llegar a pensar. A continuación, algunas de las habilidades y hábitos que se fortalecen durante el desarrollo de estos procesos:

- Resolver desafíos: Paula Balboltín explica que además de desarrollar la creatividad, esto genera sensación de dominio y les entrega seguridad en sí mismos. Porque claro, tal como aclara María José Jiménez, muchas veces los niños no encuentran todas las herramientas para crear lo que imaginaron y en ese momento tienen que solucionar su problema.

- Concentración: Cuando se desarrolla la creatividad y la imaginación, se fortalecen la atención, la concentración, el pensamiento, la capacidad de adaptación, la mentalización y el mundo interno, explica la psicóloga.

- Autoestima: Cuando imaginan y después crean lo que imaginaron, explica María José, la percepción de éxito aumenta y también su autoimagen.

- Tolerancia a la frustración: Y un gran problema se presenta cuando el resultado es al revés. Así como elevan su autoestima cuando las cosas salen como ellos esperan, cuando no logran lo que imaginaron en su cabezas, llega el momento en superar esa frustración.

- Perseverancia: Y cuando no resultó como ellos querían, hay que volver a intentarlo, cultivando su perseverancia.

- Resiliencia: Catalina Mongillo destaca la resiliencia. Las frustraciones también nos ayudan a desarrollar la capacidad de sobreponernos a momentos críticos y adaptarnos, para luego ser capaces de volver a la normalidad.

- Funciones ejecutivas: Fomenta aquellas actividades mentales complejas, necesarias para planificar, organizar, guiar, revisar, regularizar y evaluar el comportamiento necesario para adaptarse eficazmente al entorno y para alcanzar metas.

- Motricidad gruesa y fina: No importa el juego que estén realizando, dice María José, mientras estén creando moviéndose en su zona de confort, estarán desarrollando o la motricidad fina o la gruesa. En los juegos de roles, pintando, construyendo o saltando... es en todo momento.

- Formular hipótesis: Un niño debe adelantarse, planificar y después ejecutar. Se pregunta, ¿esto me quedó bien por qué razón? o ¿por qué no me resultó? La imaginación y la creatividad los ayuda a organizarse a través del pensamiento científico a todo nivel, dice María José.

Foto de Sharon McCutcheon en Pexels

6. Lo que deben hacer y no hacer los padres

- No limitar sus espacios creativos: Para Paula Balbontín, una buena clave, más allá de estimular la imaginación y la creatividad en los niños, que son un tanto intrínsecas en ellos, es importante resguardar que las imposiciones sociales no lo limiten de buscar sus propios espacios creativos. ¿A qué se refiere con esto la psicóloga? A no decirles, por ejemplo, que hay “cosas que son de hombres” o que solo puede ver “esos monitos” y no otros, “porque la imaginación y creatividad son un espacio también de creación del sí mismo y de buscar la propia identidad, entonces se debe resguardar la libertad de explorar”.

- Dar espacio al ocio: Todas son enfáticas en este punto. Darles espacio y libertad para jugar es fundamental. Y no importa si ese espacio físico es pequeño o es amplio, lo importante es que tengan el tiempo para imaginar y crear solos y con lo que tengan a mano.

- Tolerar el desorden: La imaginación es un asunto desordenado, no hay duda. Pretender ser un chef significa ensuciar; jugar a brujas y magos significa sacar escobas, camisas como capas; y armar un mundo jurásico es sentir que uno está jugando yincana en su propia casa.

- Juego simbólico: Los papás pueden estimular y potenciar la creatividad a través del juego simbólico, usar un tubo de confort como un micrófono, hacer casas con legos o usar un cintillo como una corona.

- Limitar acceso a pantallas: Televisión no más de dos horas al día, y lo ideal, dice María José, casi nada de pantallas.

7. Juegos y juguetes

Estamos en plena pandemia, aburridos y medios encerrados y la pregunta es ¿con qué puedo ayudarlos a potenciar ambas habilidades?

Las expertas nos recomiendan elementos sencillos que siempre están en la casa, desde confort, rollos de toalla Nova, crema, papel alusa, etc... Catalina Mongillo entrega grandes ideas, por ejemplo, jugar a las manitos resbalosas con crema, o inventar una lluvia de estrellas en la noche con papel alusa foil.

También recomiendan los lápices de cera, los scriptos o plumones, mucho más que los lápices de colores de madera, porque con ellos se demoran más en pintar y eso a veces los aburre un poco, cuenta María José.

Los disfraces, los juegos de roles con cosas simples, una nariz, una capa, un sombrero o una olla de la cocina con una cuchara de palo, son ideales para fomentar la imaginación y la creatividad.

Para aquellos que no tienen tanta paciencia con la suciedad, todas estas expertas recomiendan un gran invento de este último tiempo, que son las témperas sólidas. Los niños pueden pintar en vidrios y espejos y se borra fácilmente con limpiavidrios.

Si hay que comprar juguetes, ideal que sean abiertos, es decir, que den muchas posibilidades de juego, como los juguetes de construcción magnéticos, arena mágica, entre otros.

María José Jiménez recuerda no olvidar los libros, que abren la creatividad, y recomienda algunos: la colección de Cuentos de Buenas Noches, también la colección de Cuentos de Olivia y Willy el Mago.

“En general los materiales menos estructurados, más neutros permiten más la creación”, dice Paula Balbontín. Pero un niño puede crear e imaginar a partir de cualquier cosa. Lo más importante es ayudarlo a no cerrarse excesivamente en una sola cosa y guiarlo y acompañarlo en la exploración de distintos juegos y juguetes, enfatiza.

Pero la psicóloga se detiene en un punto muy relevante con el que hay que tener sumo cuidado. A veces los niños se pegan por fases con determinados juegos o juguetes y eso es parte del desarrollo normal y contribuye al mismo, dice ella. “Lo importante es que tenga una vivencia lúdica y tranquila y no ansiosa. Si un niño se pega en algo excesivamente y no se ve el disfrute en el juego, es necesario ponerle más ojo y ver qué puede pasar detrás de eso”.

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