Armonización territorial ambiental: la gran tarea pendiente

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"¿Cómo podremos evitar la improvisación para coordinar y canalizar adecuadamente las importantes iniciativas desde los territorios para que sean sostenibles y logren armonizar el bien común?"


Existe una crisis de desconfianza en las instituciones y desde diversos territorios se busca potenciar un modelo de desarrollo que dé respuesta a una serie de desafíos que es importante priorizar. Ahora bien, si estamos en medio de un proceso constituyente que sienta las Bases de una nueva institucionalidad en donde recientemente se eligieron nuevos gobernadores que dentro de sus facultades está establecer los Planes Regionales de Ordenamiento Territorial (PROTs), ¿Cómo podremos evitar la improvisación para coordinar y canalizar adecuadamente las importantes iniciativas desde los territorios para que sean sostenibles y logren armonizar el bien común?

Primero, tener un delineamiento general integrado que sirva como guía en donde el ejecutivo ha avanzado a través de la definición de una PNOT (Política Nacional de Ordenamiento Territorial) que busca inspirar un cuadro general de ordenamiento, lo cual es necesario, pero al ser general, queda incompleto.

Segundo, al avanzar con los PROTs es recomendable cambiar la dinámica de “Planes de Recuperación” (que se basan en un daño histórico o contingencia del pasado) a alinear a comunidades, autoridades y empresas con una estrategia de desarrollo regional futuro basada en los planes territoriales existentes. En este sentido, la clave es anteponer la sostenibilidad territorial anclada en los pilares medioambientales, sociales y económicos que permita a las personas desarrollarse intergeneracionalmente en el territorio. De esta forma, si con el prisma de sostenibilidad generamos los incentivos a la colaboración y priorizamos los problemas o desafíos territoriales comunes para ser abordados en conjunto, podremos construir buenos ejemplos para ir rompiendo la desconfianza imperante.

Tercero, contar con un “lock-in” a través de una gobernanza que esté avalada territorialmente. Uno de los mayores problemas es la manera de atacar las diferencias escalándolos vía prensa o tribunales sin tener una explicación avalada técnicamente por una entidad reconocida en una etapa preliminar. Si se valida una entidad científica avalada ex ante por autoridades, comunidades y empresas del territorio, se pavimentará un sólido camino avalado por la ciencia pensando en los actuales y futuros problemas o desafíos que el territorio enfrente.

Todo lo planteado está inmerso en un contexto de la COP 26 en donde enfrentamos un cambio climático que nos obliga a actuar en forma rápida, colaborativa y efectiva. La verdadera mejora en la calidad de vida de las personas va a venir por la proactiva construcción de institucionalidad en aquellos territorios con desafíos y armonizaciones ambientales a nivel de aire, agua y suelo que requieren de una urgente acción público privada, la cual sólo florecerá si está creado el marco que la sostenga.

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