Criptomonedas e inversión

"La mayoría de quienes invierten, incluidos los menores de 25 años, que son los más cautivados por las criptomonedas, consideran volátiles a las acciones de mercados emergentes, por lo que hay que tener un especial cuidado con ellas".


Durante los últimos 10 años, las criptomonedas se han lucido por sus ganancias llamativas. Un ejemplo es el bitcoin, que desde 2010 ha tenido un rendimiento anual promedio de 150%. Su correlación con los distintos activos también ha sido muy convincente: frente a las acciones estadounidenses ha sido de un 15%; frente a los bonos del gobierno de EEUU, de mediano vencimiento, de un 4%; y frente al oro, de -1%.

Pero ¿dónde estarán las criptomonedas en 12 meses? Esta pregunta representa una incógnita debido a las poderosas fuerzas contrarias que actualmente están en juego. Por un lado, el endurecimiento de las políticas monetarias de la Reserva Federal de EEUU y, a partir de finales de 2022, del Banco Central Europeo, como respuesta a la alta inflación, debilitaría a las criptomonedas, pero el drástico cambio en las relaciones internacionales, en el comercio y en el sistema financiero como consecuencia del conflicto Rusia-Ucrania podría dar a este tipo de activos un nuevo rol en el futuro.

Independiente del desenlace de los actuales acontecimientos económicos y geopolíticos, y del rumbo que tomen las criptomonedas, lo que realmente importa para los inversionistas es cuánto retorno y descorrelación se obtiene por cada unidad de riesgo de una cartera. Como ya mencioné en un comienzo, el rendimiento y la correlación de las criptomonedas las convierten en activos muy llamativos. Sin embargo, el gran, pero es la volatilidad que presentan, lo que justamente hace que sean desafiantes para los inversionistas.

La mayoría de quienes invierten, incluidos los menores de 25 años, que son los más cautivados por las criptomonedas, consideran volátiles a las acciones de mercados emergentes, por lo que hay que tener un especial cuidado con ellas. Pero lo cierto es que la volatilidad de las criptomonedas es un múltiplo mayor que la de mercados emergentes, 200% en promedio en el caso de bitcoin. Lo que significa que, en una cartera diversificada en bonos, acciones e inversiones alternativas de riesgo medio, tan solo un 2% asignado a criptomonedas representaría un 25% de la volatilidad general de la cartera.

En relación con los drawdowns, si miramos hacia atrás, desde 2010, en tres ocasiones el bitcoin ha tenido pérdidas que ascendieron al 80% del máximo anterior. Eso significa que, para mantener al bi en una cartera diversificada y asumir ese riesgo, su rendimiento promedio anual debería ser de 350%, no de 150%.

Todo esto no significa que la tecnología detrás de las criptomonedas no sea valiosa. De hecho, la tecnología de contabilidad distribuida, o DLT por sus siglas en inglés, puede tener un gran futuro, ya que posee diversas aplicaciones, por ejemplo, en el comercio, para realizar pagos, generar contratos inteligentes, entre otros. Sus atributos han llevado a los bancos centrales a acelerar sus proyectos de moneda digital. Por lo tanto, DLT tiene el potencial de convertirse en la tecnología base de los futuros sistemas financieros y, por ese motivo, esperamos que las compañías que tienen DLT en sus tecnologías generen rendimientos interesantes para sus inversionistas en el futuro.

Pero debemos tener en cuenta que, cuando se trata de criptomonedas, los inversionistas pagan un alto precio en volatilidad para la posibilidad de obtener grandes rendimientos, y es la razón por la cual los administradores profesionales de patrimonio y activos tienen el reto constante de comprender el escenario de inversión y evaluar las oportunidades para ofrecer soluciones que satisfagan las expectativas y demandas de los clientes.

*El autor de la columna es CEO y country manager de Credit Suisse Chile

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