La misión de Sebastián Somerville

Desde fines de agosto, el ingeniero comercial preside la controvertida corredora de bolsa, cuyo cierre ordenó la CMF. Su labor será liquidar los activos para empezar a devolver los recursos confiados por sus clientes y cerrar para siempre el negocio en medio de las investigaciones judiciales sobre la operatoria de la firma que inventó una mecánica de transacciones ficticias para burlar los controles. Somerville (50 años), es hijo del ex presidente de la Asociación de Bancos, tiene varias inversiones y es director de STF desde 2016.


Seis meses después de que la Comisión del Mercado Financiero (CMF) suspendiera a la corredora de bolsa SFT, la firma que nació en 2021 comienza a prepararse para su cierre definitivo. Sebastián Pablo Andrés Somerville Barbosa (50), uno de sus socios fundadores y recientemente nombrado como nuevo presidente de la entidad, tiene como misión poner el cerrojo a un negocio que nació como una innovadora plataforma y acabó convertido en uno de los mayores escándalos financieros de los últimos años en Chile.

“Vender los activos de STF, pagar los compromisos y salir ordenadamente del mercado es su misión”, resumieron a Pulso fuentes conocedoras del proceso, luego de que la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) cancelara el mes pasado el registro de la firma, sacándola definitivamente del mercado. El regulador, además inhabilitó por cinco años a los principales socios, los hermanos Ariel y Daniel Sauer.

Según la CMF, la corredora STF Capital entregó información falsa al mercado con transacciones ficticias y operó, pese a estar suspendida. La justicia también investiga una serie de operaciones realizadas entre esa entidad y Factop, el factoring de los hermanos Sauer que fue el origen del grupo financiero y desde el cual se habrían triangulado operaciones.

Aunque hasta ahora la totalidad de los recursos involucrados en el caso sigue en cómputo -se habla de unos $ 50 mil millones-, en los tribunales se tramitan varias querellas de clientes y socios de la firma, que terminaron afectados. Muchos, eran amigos de toda la vida.

En el mercado se calcula que serían unas 200 las personas y sociedades afectadas, la mayoría de la colectividad judía, que confió en los Sauer, una conocida familia de empresarios textiles e inmobiliarios. Según se puede leer en los registros judiciales, el grupo se valió de su influencia en esa red para realizar sus cuestionadas operaciones. Abogados consultados dijeron a Pulso que es difícil que pueda aclararse dónde terminó el dinero volatilizado y confirmaron que ya hay varios acreedores organizándose para tratar de recuperar su plata. También se comenta de clientes que ni siquiera han querido comparecer para evitar que se conozca el origen de esos fondos.

Acorde con los registros de la CMF, la corredora de bolsa SFT es controlada por los hermanos Ariel y Daniel Sauer, junto a Rodrigo Topelberg a través de Inversiones DAS Ltda. (77%). Los otros dueños son una segunda rama de los Sauer (Inversiones Ganeden 7,43%), Rodrigo Sarria (7,43%) y con el mismo porcentaje, Somerville a través de Asesorías e Inversiones Shafahaaa Ltda., una firma creada en 2003 por él y su señora, la ingeniero comercial Andrea Lagos.

A su entorno, Sebastián Somerville ha dicho que el caso ha sido uno de los momentos más complejos que le ha tocado vivir en lo profesional, pero que confía en que la firma podrá cumplir con sus compromisos para terminar su calamitosa experiencia en el mercado de valores.

La complicación deriva de otro hecho: además de accionista, Somerville era director de la corredora STF desde enero de 2016, según reporta en su cuenta de LinkedIn. Los últimos estados financieros de la entidad antes del escándalo, al cierre de 2022, fueron revisados por el directorio de la entidad el 28 de febrero de este año y llevan tres firmas: Ariel Sauer, Sergio Godoy y Sebastián Somerville. Sin embargo, en la resolución de 84 páginas de la CMF que multó y canceló el registro de la corredora, no hay mención a Somerville. Tampoco figura entre las 13 personas a las que el organismo tomó declaración, según enumera en el extenso documento del pasado 8 de agosto.

Fuera de los gremios

Ingeniero comercial de la Universidad Adolfo Ibañez, Somerville nació en Lima cuando su padre, Hernán Somerville, ex presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) y la Asociación de Bancos trabajaba en la capital peruana.

Es el mayor de tres hermanos y en su entorno hay quienes aseguran que siempre ha estado dedicado a negocios, que lo han llevado a conocer múltiples industrias y empresas de distintos rubros. Un ex compañero de colegio en el Nido de Águilas, de donde egresó en 1990, recuerda que ya en esos años Somerville Barbosa tenía claro sus rumbos.

Descrito como estudioso, divertido y carismático por diferentes personas consultadas, su vida al igual que la de toda su familia cambió de golpe a principios de este año, tras la muerte repentina de su hermana Pamela de 45 años, con quien fue socio en sus aventuras gastronómicas.

Bien conocido entre las élites, lo describen como alguien que no se detiene hasta obtener lo que quiere, que le gusta la historia, la competencia y hacer concordar a las partes, algo que le viene de su padre, un reconocido negociador que entre otras cosas, repactó la deuda externa chilena a fines de los años 70.

“Yo no tengo paciencia para un gremio, soy apasionado, pensamos muy distinto políticamente. Él tiene una habilidad natural que yo no tengo”, dijo a El Mercurio en 2008, cuando le preguntaron por la relación con su padre, quien en esa época era un dirigente gremial muy activo.

Mirar las empresas, poner los énfasis en cumplimiento y rentabilidad, profesionalizando los procesos es uno de sus fuertes, según un ex director que compartió con él.

Por lo mismo, ha sido asesor formal en directorios y participado en la creación de algunos family offices. De hecho, el manejo de fortunas es hoy una de sus principales actividades en Miami, donde reside hace ya más de tres años por sus condiciones para atraer la inversión y hacer negocios. Viaja regularmente a Chile y habla a diario con su padre, quien reside ahora en Zapallar.

Además de recursos familiares y de otros dos grupos tiene bajo gestión una cifra muy respetable de activos: más de US$ 100 millones, comentaron en el mercado.

Restaurantes y tecnología

Amante de la tecnología, Somerville ha estado siempre encima de este sector con algunos proyectos, participaciones en fondos de ese tipo y algunas operaciones de riesgo. Fue socio de MZZO, una firma de tecnología móvil en la que participaban también Mauricio Banchieri y Felipe Huete. Además participó en TMovil con Andrés González, con quien se asoció en los 90 en Transportes Buen Destino S.A..

Quienes han estado con él últimamente comentan que en sus oficinas tiene colgados varios trabajos de artistas latinoamericanos y además participa como asesor del consejo consultivo de Welwaze Medical, una empresa de tecnología en medicina que opera en Estados Unidos.

Esta figura es clave en su vida profesional. También ha sido asesor en los directorios de las cadenas de pizzas Melt y Papa John´s, dada su experiencia en el negocio de la comida como accionista de dos restaurantes.

Junto a su padre y su hermana Pamela, más el chef Juan Pablo Valdivia y Juan Enrique Riveros fueron socios en Tierra Noble (Vitacura y Las Condes) y Bellavista Grill (Providencia). La meta era posicionar las marcas, crear diferentes unidades de negocio bajo la figura de un centro culinario y crecer en Chile. Ninguno está operando hoy en día. Cercanos aseguran que la experiencia fue uno de sus fracasos más amargos.

Como buen inversionista de alto patrimonio chileno, el rubro inmobiliario forma parte importante de sus inversiones e intereses. Con su familia ha participado en el financiamiento de varios proyectos en el país y en el extranjero con los grupos Correa, Abalos y Senerman, entre otros, además de participar en fondos de inversión.

En la Región de Atacama mantiene un proyecto para producir aceite de oliva y en el cual estuvieron vendiendo algunas parcelas para loteos, en los últimos tres años.

También ha estado en el negocio de los fondos de inversión, donde junto a Jaime Vargas, Sergio Benavente, Hernán Somerville, Juan Enrique Riveros, Álvaro Clarke y Julio Bustamante invirtieron en diferentes empresas nuevas y startups. El fondo ha vendido ya algunas participaciones.

Un ex socio suyo dice que Somerville nunca ha temido a la confrontación. En el mercado aseguran que ha calificado de un desastre la operación de SFT y que sigue dolido y distanciado de su ex socios. Fuentes cercanas comentaron que la relación es netamente formal. Atrás quedó esa mañana del martes 10 de agosto de 2021, cuando STF Capital Corredores de Bolsa iniciaba sus operaciones.

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