El intento de Pfizer por comprar el fabricante de medicamentos británico, AstraZeneca, por £69.400 millones (US$117.000 millones) habría llegado a su fin de manera definitiva, ya que la ley británica prohíbe a Pfizer mejorar su oferta después de haberla declarado. Y la oferta “final” fue rechazada ayer por la empresa británica, generando una ola de recriminaciones entre los accionistas y farmacéuticas rivales.

Leif Johansson, presidente de AstraZeneca, acusó a Pfizer de haber “fracasado en elaborar una estrategia y un negocio convincente” para un acuerdo que habría sido la mayor adquisición extranjera de un grupo británico y una de las más grandes en la historia de la industria farmacológica.

Pfizer descartó antes hacer una oferta agresiva y dijo que se retiraría si AstraZeneca se negaba a negociar su oferta de £55 por acción. Su única esperanza de revivir el acuerdo es si los accionistas elevan la presión sobre AstraZeneca para cambiar de parecer. Pfizer aún tendría esperanzas de reavivar el acuerdo antes de la fecha límite del 26 de mayo para hacer una oferta formal, pero las opciones son limitadas.

Las acciones de AstraZeneca cayeron 11,1% a £42,87 en Londres.

Desde que Pfizer hiciera público su interés por AstraZeneca en abril, el acuerdo ha originado movimientos políticos en EEUU, donde congresistas advirtieron sobre los planes de Pfizer de mover su base tributaria a Reino Unido para huir de las tasas más altas en EEUU, en caso de que cierren el acuerdo.

Los accionistas de AstraZeneca estuvieron divididos, entre los que pensaron que la gerencia traicionó a los inversionistas al rechazar una oferta con 45% de premio a su precio de cierre, antes de conocerse el interés de Pfizer. Mientras, otros respaldaron la fe del directorio en las perspectivas a largo plazo.